DEPORTES
RACING GOLEO A BOCA

Un paseo por la costa

En menos de treinta minutos la academia ya ganaba 3-1 y tenia dos jugadores mas por las expulsiones de Erbes y Marin. Boca no pudo superar sus problemas defensivos.

Todo al nueve. Los abrazos son para Milito, autor del segundo gol.
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De repente, un manotazo fuera de programa. Y enseguida, una patada criminal de atrás a un rival indefenso, de espalda. Dos escenas aisladas terminaron rompiendo definitivamente el molde de un partido interesante; y las dos, protagonizadas por Erbes y Marín –en ese orden–, le quitaron a Boca la posibilidad de masticar mejor sus primeras ideas del verano. Y le dejaron servido, además, el triunfo a Racing, que cuando empezó el descontrol acababa de dar vuelta el resultado.
No fue una típico amistoso de verano. De esos que los técnicos solo usan para medir algún juvenil o probar un movimiento táctico; el de ayer en Mar del Plata tuvo el guion de 45 minutos volcánicos, repletos de variantes. En orden de aparición: la vivacidad de Cristian Pavón, el chico de 18 años que mostró Boca en ataque; la intención del equipo de Arruabarrena de cortar las líneas de pase del rival desde el principio de la jugada del contrario; el movimiento ancho de Racing en ataque, abriendo canales por derecha e izquierda simultáneamente; la complementariedad de Bou, bueno para ubicar espacios vacíos, y Milito, excelente en eso de dirigir cada jugada incluso sin necesidad de tocar la pelota.
A ese cúmulo hay que agregarle acciones puntuales. El gol de Boca antes del minuto uno, el mano a mano que Orion le ganó al propio Bou, la revancha que se tomó la Pantera definiendo con precisión, el desmadre de la defensa de Boca sin saber si salir o retroceder en la acción del tanto de Milito y las concesiones constantes de Chiqui Pérez, como en el último grito de Racing en el primer tiempo.
En ese momento, Boca ya era lo que podía y no lo que quería. Nadie podía recordar las arrancadas de Pavón, sacrificado por el Vasco para rearmar el equipo tras las dos expulsiones, ni el toqueteo veloz del principio. Lo más difícil para el técnico, al cabo, será entender primero y encauzar después el temperamento de un equipo nervioso ya desde el mojón inicial del año. Como si el anterior, en realidad, nunca hubiese terminado.
Racing tuvo el mérito de saber leer la debilidad en el acople defensivo del rival cuando peor lo pasaba. Después, haber aprovechado que el rival quedara con nueve jugadores fue más bien un gesto de respeto. A ese mismo rival y a los que habían pagado la entrada.