DOMINGO
Mujer y tecnología

Achicar (en vez de cerrar) la brecha

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

Decir que la tecnología es la puerta de entrada al futuro y fuente inagotable de posibilidades económicas y de innovación parece ser, a esta altura, una verdad de Perogrullo. Según la Cámara de la Industria Argentina del Software (2018), “el sector creció en promedio 9,4%, muy por encima del 3,4% estimado para el sector privado en su conjunto. Según fuentes privadas, en 2019 el sector involucra al 22% del PBI y ocupa casi a 433 mil personas en Argentina”. Lejos de ser una promesa, hoy es uno de los sectores que más dinero generan, empleando a millones de personas en el mundo. Si bien en diferentes ámbitos de nuestra sociedad la brecha de género se ha ido acortando en los últimos años, en el mundo tecnológico sigue siendo muy amplia. Y en una era donde la tecnología está transformando las economías y sociedades, las voces de las mujeres y sus perspectivas necesitan ser incluidas. ¿Por qué pasa esto? ¿Cómo lo cambiamos? Este es el norte de nuestro trabajo, nuestro aprendizaje a lo largo de estos años y lo que queremos compartir con ustedes en estas páginas.

¿Estamos tratando de cerrar la brecha de género? Lo decimos tanto que, inmediatamente, siempre respondimos que sí, que lo que queríamos era que la brecha dejara de existir para que ya no hubiera necesidad de organizaciones como la nuestra que solucionaran el problema porque el problema ya no existiría más. Pero, según el Global Gender Gap Report 2020 del Foro Económico Mundial, podríamos tardar 99 años y medio en alcanzar la paridad en los ámbitos de trabajo a nivel global. En consecuencia, sabemos que probablemente ni nosotras ni la próxima generación veamos la eliminación de la brecha de género y la paridad entre varones y mujeres.

¿Qué hacer ante algo tan inmenso? ¿Cómo convencer a una adolescente de que, aunque vaya a tener algunas dificultades ahora, tal vez en cien años todos estos problemas no existan más? ¿Por qué debería eso importarle a una mujer que comienza ahora una carrera?

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Los datos que fuimos relevando, analizando y creando nos han enseñado que cerrar la brecha no solo es un problema que llevará cientos de años resolver sino que demandará, también, mucho esfuerzo y convicción de parte del conjunto de toda la sociedad: ciudadanos, gobiernos, entidades no gubernamentales, instituciones educativas y empresas. Es un compromiso que debemos dar entre todos y desde nuestro lugar lo comprendemos como un cambio sistémico.

Este libro está basado en datos y en experiencias que funcionaron en otras latitudes, pero también en nuestra experiencia institucional. Trabajamos en esto desde hace años, fuimos pioneras en la Argentina. Y pese a lo que nos decían, pasamos crisis económicas, una pandemia, cambios de políticas, vimos ponerse de moda el tema, fuimos testigos de predicciones que iban y venían, de multitud de programas que prometían el oro y el moro crearse y cerrarse. El aprendizaje que tuvimos a lo largo de estos años fue enorme y creemos que puede servir para otras organizaciones, para que empresas, para que instituciones y para que todos podamos saber cómo actuar. Porque lo que no se conoce no puede transformarse, creemos que, aunque se hable mucho del tema mujer y tecnología, todavía se hace “en muchos casos” sin saber. En nuestrocamino, achicando la brecha, somos conscientes de cada paso, revisamos cuánto falta con mediciones regulares, transparentes y abiertas. Achicar la brecha implica poder ver, generación tras generación, que efectivamente hay un cambio en la sociedad que se está haciendo evidente.

Decir achicar (en vez de cerrar) la brecha no es querer disminuir nuestro alcance ni nuestras expectativas, es querer ser parte de un ecosistema de entidades que, desde sus lugares y con sus responsabilidad, también tienen que hacer lo suyo para llegar al objetivo.

En nuestras charlas, a veces hacemos un juego: cerramos los ojos y pensamos quiénes son los grandes creadores de tecnología que se nos vienen a la mente. Notamos que hay un patrón que se repite: siempre son figuras masculinas, blancos caucásicos y heterosexuales. Casi podemos adivinar que los elegidos van a ser Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Bill Gates o Elon Musk.

Estos hombres inspiraron y les dieron forma o impulsaron muchos de los objetos de consumo y servicios de base tecnológica que hoy utilizamos a diario. Pero no son los únicos, son solamente los más visibles. Hay muchísimas personas que crean tecnología. Las mujeres fuimos pioneras: desde la Argentina y Latinoamérica lideramos avances científicos y técnicos importantes. Pero el modelo que se nos presenta como exitoso es hegemónico y privilegiado, muy lejano a nuestra realidad. Cuando preguntamos específicamente sobre mujeres en tecnología y ciencia, rara vez pensamos en alguien más que Marie Curie. Esta es otra de las realidades que nos gustaría cambiar. Que, en el futuro, cuando repitamos este juego, aparezcan las mujeres, las latinoamericanas, las racializadas (aquellas que reciben un trato discriminatorio basado en la categoría racial que la sociedad les atribuye), las y los que crean ciencia y tecnología para mejorar el mundo y no solo para hacerse millonarios.

Porque la inclusión de las mujeres en este ámbito tecnológico no es solo una cuestión de principios y derechos. Su participación redunda en beneficios concretos para todos los sectores: las empresas con mujeres en las juntas directivas son más rentables, los equipos diversos son más rápidos y se ajustan más eficientemente en su solución a los problemas cotidianos que intentan resolver. Por todo esto, estamos convencidas de que es necesario que más mujeres se interesen en el sector tecnológico desde temprana edad. No solo como usuarias, sino también como creadoras, profesionales y emprendedoras. El objetivo es que las mujeres consideren la tecnología como una aliada para cumplir diferentes propósitos que impacten en sus realidades y comunidades porque creemos que nuestra voz está silenciada y que tenemos mucho que aportar para mejorar nuestro mundo.

*Autoras de Chicas en tecnología. 

Reiniciando el sistema, editorial Conecta (fragmento).