DOMINGO
LIBRO / Radiografa de Scioli, Macri y Massa

El nuevo presidente

El candidato, de Mariano Confalonieri; Mundo PRO, de Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti; y Massa, de Diego Genoud se convirtieron en un material necesario para entender quién será el sucesor de Cristina. Cómo fueron sus orígenes, cómo se iniciaron en la política y cómo piensan y actúan los hombres que pueden asumir el poder en pocos meses.

Comienzos. Scioli inició su carrera política en los 90.
| Cedoc Perfil

Daniel, el disperso e introvertido*
En la casa de Daniel Scioli había televisor, algo a lo que pocos tenían acceso en esa época. Por eso, sus nueve primos que vivían en Capital Federal iban a su casa para ver El llanero solitario, un clásico de esos años. En esos encuentros, Daniel siempre parecía algo disperso: podía estar con la mirada puesta en la pantalla, al mismo tiempo pateando una pelota y prestando atención a lo que charlaban sus padres. Esa aparente distracción lo acompañaría el resto de su vida. Sus amigos y sus funcionarios se preguntan, cuando charlan con el gobernador, si les está prestando atención o no. Para sus familiares, Daniel tiene la capacidad de atender varias cosas a la vez. Su madre tenía predilección por él y ese afecto era mutuo. Le preparaba todos los días pastafrola, scons, y merenguitos caseros, que guardaba en frascos de vidrio. Tantos años después, Daniel conserva la manía a modo de tradición. (...)
A medida que el negocio de los electrodomésticos crecía, Scioli padre tejió buenas relaciones con el mundo empresarial. En diciembre de 1963, Alejandro Romay se convirtió en director y accionista principal de Canal 9, una de las cuatro señales de aire de la Argentina. Los otros dos socios eran el padre de Scioli y el comerciante Héctor Pérez Pícaro. Mientras otros chicos de su edad se maravillaban con los personajes televisivos, los dos hijos de José empezaron a escuchar historias durante las cenas familiares sobre las estrellas del espectáculo. Y cuando crecieron un poco más, su padre los empezó a llevar a los estudios de televisión. No iba a ser su último contacto con el mundo de la TV.
En 1968 el canal comenzó a transmitir Almorzando con las estrellas, un programa conducido por Mirtha Legrand, una actriz que se convertiría años más tarde en uno de los personajes más reconocidos de la televisión argentina. Daniel, que todavía no había terminado la primaria, la conoció en persona en una de sus visitas a los estudios. Hoy, después de tantos años de amistad, cada vez que le preguntan por ella, se refiere a Legrand como a una tía. (…)
En 1969, Daniel inició el secundario en el Carlos Pellegrini, de Capital Federal, uno de los colegios más prestigiosos, junto con el Nacional Buenos Aires. Corrían tiempos violentos (…)
Daniel iba al turno mañana y era uno de los mejores alumnos de la división. Siempre de uniforme, prolijo y peinado a la gomina. Era introvertido y sin embargo tenía un grupo de amigos con el que se escapaba de las clases para ir a tomar café a la confitería Carlos V, en la esquina de Callao y Santa Fe, el mismo local que un tiempo después sería una de las sucursales de Casa Scioli. (…)
La división estaba muy politizada. Había un grupo que participaba activamente y otro que no. Los que no intervenían eran tildados de “bobos”, que no entendían nada. Daniel era uno de ellos, nunca se metía en las discusiones ni opinaba de política. (…)
Le tocó vivir en carne propia la ola de secuestros extorsivos. A las 7 y 20 de la mañana, un día frío de julio de 1975, una organización armada se llevó a su hermano, Pepe, que tenía 15 años y estaba cursando el secundario en el Ward. Los planes originales de la organización –aún no se sabe si fue Montoneros o el ERP– contemplaban secuestrarlo a Daniel, pero justo ese día el actual gobernador cambió la rutina y la víctima terminó siendo su hermano. (...) Lo tuvieron cautivo 25 días. (…)

Roces con Cristina
El 23 de diciembre de 2005, cuando CFK había renovado su banca, esta vez por la provincia de Buenos Aires, tuvieron dos roces. Uno fue cuando Scioli la llamó “senadora por Santa Cruz”. El otro, cuando la designó por decreto en la Comisión de Asuntos Penales, supuestamente a pedido de ella, desplazando al socialista Rubén Giustiniani, según reflejaron los artículos en los diarios. La senadora montó en cólera. “No me extraña de la Presidencia (en alusión a Scioli). Ya hubo otras actitudes vinculadas con estas cuestiones que aparecen en la prensa y nadie sabe de dónde surgen, sobre situaciones que no suceden”, le endilgó durante la sesión de presupuesto desde su banca. Y, acto seguido, pronunció un discurso de 40 minutos cargado de acusaciones contra el vicepresidente. Insistía con que la había “operado” en la prensa para perjudicarla. Se la veía alterada. “Hay que cuidar que no se propalen hechos falsos que tengan que ver con intervenciones, actitudes o actos de ésta Presidencia”, le recomendó. Scioli no contestó. La acusación de Cristina lo dejó en el freezer del mundo K.
(…) Resuelta la sucesión (con Cristina) el entonces presidente tenía que pensar quién sería el candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires para reemplazar a Felipe Solá. En el ínterin, Alberto Fernández había trabajado para reconciliar a Scioli con Kirchner. Y el presidente había aceptado delegarle algunas actividades, algo que no había hecho nunca. Así fue como se dio cuenta de que, cada vez que iban a un acto, su compañero de fórmula era ovacionado. Una vez, estando en La Matanza, esa ovación lo sorprendió. “Che, cómo te aplauden a vos”, lo chicaneó Kirchner. Daniel le respondió: “Es que son mis vecinos”. “¿Cómo?”, le preguntó el presidente. “Pasé toda mi infancia en Ramos Mejía”, le contestó Scioli.

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Mauricio, un empresario en busca del voto**
Pasaron casi 15 años desde que Mauricio Macri y su entorno imaginaron la reconstrucción de la Argentina. En el camino se creó un partido que hoy gobierna dos municipios y es la segunda fuerza en algunas provincias. Su líder, además, es uno de los candidatos mejor posicionados para las elecciones presidenciales de 2015: algunas encuestas publicadas a fines de 2014 (con los reparos que se debe poner a este tipo de estudios cuando faltan aún varios meses para los comicios), lo ubican entre el segundo y el tercer lugar en la intención de voto, con buenas perspectivas de crecimiento. (...)
¿Puede ganar Macri en 2015? A pesar de que las encuestas auguran un buen desempeño de Macri en las elecciones de 2015, las posibilidades de un triunfo no parecen estar tan cerca. En primer lugar, porque no parece que sea sencillo repetir la estrategia de crecimiento que resultó exitosa en Buenos Aires en el terreno nacional, en el que no hay el desmembramiento del sistema de partidos porteño de 2001 y 2002, ni la misma disponibilidad de personal político de entonces.
La expansión de un partido local es una tarea harto difícil.
En la Argentina, un país extenso con un federalismo desequilibrado, la labor parece aún más ardua, sobre todo para quien no maneja los resortes del Estado nacional. Al socialismo, por ejemplo, le ha costado muchos años llegar al centro del escenario político y aún hoy le resulta trabajoso mantenerse cerca de él. Para muchos, a Macri le pasará lo mismo que a Hermes Binner: continuará ganando de local, pero seguirá perdiendo de visitante.
Para peor, el PRO tiene dificultades adicionales, herencia de su propia y breve historia.
Nacido de las entrañas de las clases medias de la ciudad de Buenos Aires –similares a sus pares de otras grandes ciudades del país–, al PRO no le ha resultado simple afincarse en otros terrenos sociales. Al menos hasta ahora, los sectores populares de las periferias urbanas, de los centros industriales y de las regiones agrícola-ganaderas, parecen poco receptivos a la propuesta macrista.
Para conquistar nuevos territorios, el PRO ensayó distintas estrategias. En algunos lugares se lanzó a la formación de alianzas: encontró algunos retazos del radicalismo y del peronismo, pero se apoyó en especial en los partidos provinciales de tradición de centroderecha; en otros, optó por candidatear a figuras conocidas para que el partido germinase a partir de ellas, o por reclutar “gente común” pero con los valores morales que PRO quiere resaltar: emprendedores sociales, empresarios exitosos.
A pesar de que estos caminos, hasta ahora, rindieron importantes frutos (posicionando al macrismo como la segunda fuerza en varias provincias), lo cierto es que en 2014 el PRO sólo gobierna la Ciudad de Buenos Aires y el adyacente municipio de Vicente López, uno de los más ricos del país. En ambos distritos, no por casualidad, el jefe de Gobierno se apellida Macri.
Mauricio y su primo Jorge no piensan igual, aunque compartan el nombre de familia y el partido político. Jorge Macri está seguro de que el PRO debe crecer desde el peronismo. Fue él quien se encargó de volver a generar un acercamiento con el peronista De Narváez en 2007. Y aunque luego se enemistó con el colombiano, el Gordo Macri siguió convencido de que el PRO debía mantener bien a la vista su perfil popular. Al fin y al cabo, como contó en una entrevista, “todos saben que el país sólo puede ser gobernado con el peronismo”.
Quizás en parte por eso, en 2013, el intendente de Vicente López presionó para que el PRO insertara a sus candidatos en el Frente Renovador (FR) recientemente creado por Sergio Massa. La alianza proclamada a los cuatro vientos por Mauricio Macri fue escondida y desmentida por el ex jefe de Gabinete de ministros de Cristina Fernández de Kirchner, devenido líder opositor. Los cuadros del FR se encargaron de dejar en claro que la victoria en la provincia de Buenos Aires era exclusivamente de Massa. Así, lo que Mauricio había imaginado como su entrada triunfal en el territorio bonaerense terminó con gusto a derrota.
Pese al final amargo de la alianza Macri-Massa, aún hay sectores (dentro y fuera del PRO) que continúan proclamando que el único camino que el macrismo puede recorrer es el de aliado del peronismo no kirchnerista. (...)
De hecho, si hay algo que el ex empresario parece tener claro es su férrea determinación de no dejar que lo degluta el peronismo.(...)
Ahora, aquellas decisiones parecen premonitorias. La aparición del FR y la forma en que Massa se desentendió del PRO muestran que las expectativas de atraer electorado peronista de centroderecha (sin pagar el costo de asociarse a una estructura especializada en renovarse a costa de figuras nuevas, que permiten que lo viejo se reproduzca) no tenían bases tan sólidas como algunos creían.
Y sin embargo, lo cierto es que, sin parte del voto peronista, es complicado ganar elecciones en la Argentina. Macri lo sabe, y por eso siempre trató de mantener cierta picardía popular que lo acercara al electorado bajo, una pátina de conservadurismo popular lograda en base a un menemismo póstumo, si es que puede decirse de ese modo, y a la celebración de su costado futbolero, boquense.


Sergio, el carismático y ambicioso***
Sergio Tomás Massa nació en la localidad bonaerense de San Martín el 28 de abril de 1972. Este taurino es rata en el horóscopo chino. A ese animal se le asigna el siguiente perfil: es el primer signo o animal del horóscopo y ha ganado el primer puesto gracias a su astucia e inteligencia. De naturaleza escurridiza, con gran raciocinio e intuición, sabe sacar partido de cualquier situación. Con cualidades de líder, pionero y conquistador, utiliza su embriagador encanto para guiar a los demás según sus objetivos. Nunca muestra sus armas, es carismático y apasionado, y se lleva las palmas en el arte del disimulo. Lo pierde su ambición, siente una irresistible atracción por el dinero y el poder, puede ser terriblemente obstinado y dispuesto a todo por defender su lugar. Es generoso, pero sólo con aquellos a quienes verdaderamente aprecia. Cuenta con una gran capacidad para enfrentar dificultades, y actúa con cordura y madurez. Si logra controlar su ambición y mantenerse en el camino hasta terminar lo comenzado, terminará con éxito y dinero. Su mente analítica lo vuelve silencioso, pero sumamente observador y meticuloso. Escapa de las disputas y actúa con verdadera sangre fría. Pero detrás de la máscara de frialdad, control y aparente tranquilidad se esconde un corazón apasionado. Tiene control total sobre sus emociones, es calculador y a veces actúa con crueldad, como instrumento para manipular y explotar a los demás. En todo momento está pendiente de los detalles, y muestra su intolerancia. Es demasiado crítico y estricto en cuanto al cumplimiento de sus órdenes; exige obediencia y perfección. (…)
Por impulso de las mujeres de la casa, Sergio no asistió a la universidad pública y terminó inscribiéndose en la Universidad de Belgrano. A los tres meses de haberse convertido en alumno de la UB, se organizó una sentada de alumnos en protesta ante el aumento descomunal de la cuota; el pago mensual era de ochenta dólares y las autoridades habían prometido que no habría incrementos. Sin embargo, a los seis meses la cuota se había disparado hasta alcanzar los trescientos dólares. La protesta se realizó y las cámaras fueron a registrar lo que ocurría sobre la avenida Lacroze. Sentada en su casa frente a la televisión, lista para comer, Lucy no daba crédito a sus ojos: su hijo estaba hablando con el cronista de Canal 9 y los inserts lo mostraban con el megáfono en la mano. Sin duda, era el gran protagonista de la jornada. Justamente él, en quien habían fomentado la cursada en una universidad privada para evitar las alteradas aulas de la UBA. La madre apagó el televisor: “No puedo creerlo, no puede ser”. Al rato, llegó la hermana: —No sabés lo que hizo Sergio, llevó a todos los alumnos marchando hasta Libertador. No sabés qué vergüenza… Finalmente, en cuatro años cursó la carrera, con un promedio superior a 8 puntos, y dejó pendientes cuatro finales. De esta manera, la política pudo más y el estudio quedó como un tema tabú con los padres. (…)
Primeros pasos
La extensa trayectoria política de Sergio Massa comenzó en la adolescencia, cuando militaba en el partido conservador Ucedé, creado por el ingeniero Alvaro Alsogaray. Allí también participaba –aunque nunca se cruzaron, por la distancia geográfica– Amado Boudou. El vínculo con el partido liberal fue durante el secundario, cuando los dirigentes políticos iban a dar charlas a los colegios, en momentos en que perduraba el clima primaveral del retorno de la democracia. En ese tiempo, el Colegio Agustiniano –de varones exclusivamente– recibió a todo tipo de dirigentes: desde Carlos “Tata” Brown, luego ministro duhaldista, hasta jóvenes de la Ucedé, con gran influencia en el norte del Conurbano. En la charla que dio esa fuerza en el colegio, los liberales se quedaron impactados por el carisma y la “conversa” de un joven inquieto. Se trataba de Sergio Massa. Brindaron una explicación de su plataforma y sus ideas, y ante la abulia general de los adolescentes, el ímpetu y las preguntas del joven Massa emergieron imprimiendo un gran contraste.
La charla terminó y los militantes se quedaron esperando en la puerta de la escuela. Terminado el horario de clases, se acercaron al inquieto y curioso alumno y lo invitaron a concurrir a sus reuniones. Esa tarde, Sergio fue hasta el trabajo de uno de los militantes liberales. Alejandro Ramazziotti era dueño de un Lave-Rap en San Martín, donde trabaja otro joven que era tan peronista que, al salir de la “colimba”, había ido a afiliarse al Partido Justicialista. Sin embargo, como tantos otros peronistas de ese momento, había terminado sumándose a la movida ucedeísta. Se trataba de Eduardo Cergnul, quien desde ese día no dejó de acompañar a Massa, tanto en la vida política como en la personal. Se convirtió en su amigo y en apoderado y hombre clave en los armados electorales del hombre de Tigre. Cergnul lo recuerda así: “Si ahora no para, imaginate lo que era a los dieciséis o diecisiete años. Era un animal, incontenible. Se peleaba con el jefe de la Juventud local, el de la Provincia. Tenía una personalidad arrolladora” (...)
Carlos Menem esperaba que la llegada del tucumano a la cartera de Acción Social fuera clave para que Ortega se terminara de consolidar como político nacional. Massa trabajó ahí y, de la mano de Palito, conoció a Eduardo Alberto Duhalde, ya que Ortega lo secundaría en la fórmula presidencial en 1999.
El paso posterior fue una diputación provincial por Buenos Aires.