Por qué, entonces, escribir sobre la temática del nuevo mundo del trabajo? Básicamente, porque lo que está sucediendo es fascinante y porque lo que estamos haciendo es escribir una página que está en blanco. Cada día observamos fenómenos que rápidamente se naturalizan, pero que eran inimaginables poco tiempo atrás, y es preciso registrarlos y prepararnos para todo lo que va a venir. Lo que sea, va a requerir de cada uno un enfoque absolutamente diferente, innovador, disruptivo.
Cuando en El trabajo del futuro y el futuro del trabajo afirmábamos, en 2017, que lo que se venía era sorpresivo, apasionante y altamente impactante, lo decíamos en función de ciertas variables de las cuales teníamos conocimiento en ese momento. Tenemos que comprender que nosotros hoy estamos diseñando nuestro futuro a partir de los paradigmas con los que contamos, a partir de nuestros propios marcos de referencia. Sin embargo, lo que nos han demostrado los últimos tiempos es que todo lo que consideramos que pueda ser el futuro siempre es acotado a aquello que sabemos hoy, y el desafío central es empezar a vislumbrar lo que puede venir en función de ciertas tendencias emergentes que empiezan a visualizarse.
De ahí nace esta propuesta, porque el futuro ya llegó, y lo que en algún momento parecía revolucionario se convierte en natural con rapidez.
Nosotros seremos parte de la llamada “generación C”, la generación del coronavirus. Integraremos la generación que transitó la cuarentena, y es por eso que cada uno de nosotros empezará a desarrollar un rol trascendental, crítico. Y tal vez lo que nos sorprenderá es que las respuestas a las preguntas que vayamos planteando no las encontraremos en los lugares tradicionales. Tal vez, así como hoy hablamos de la gran experiencia que nos deparó el covid-19, muy posiblemente tengamos que empezar a pensar en cuáles son las próximas sorpresas que van a aparecer y cómo capitalizamos esta experiencia para poder responder rápidamente.
Si hubo algo que se vislumbró a lo largo de todo el proceso del covid-19 fue la cantidad de personas cuyos saberes quedaron obsoletos en muy poco tiempo. La razón fue que pensaban que las recetas del pasado iban a dar la solución a los problemas del presente. Parte de lo que queremos plantear en estas páginas es esta necesidad de tener sentido de urgencia y capacidad de apertura, comprensión, reacción y anticipación. Y no porque podamos adivinar lo que va a venir en el futuro, sino porque tenemos que tener esa habilidad de repentización, de cambio en velocidad.
Muy posiblemente a este concepto que estamos viviendo le vamos a responder con nuevas normalidades. Es decir que cada vez van a ir planteándose nuevos elementos que nos permitirán abordar nuevos enfoques y capacidades trascendentales. Tenemos que ir pensando en un modelo de “estado beta” permanente; esto implica que intentaremos vislumbrar la mejor versión sin certezas, pero sí con la convicción de que ese desarrollo constante, dinámico y creativo nos permitirá encontrar la versión que mejor se adapte a ese momento, sabiendo que con nuevos elementos y nuevos descubrimientos podremos diseñar las siguientes etapas.
Lo que viene, sin duda, es apasionante. Todos somos partícipes de un momento crítico de la historia. La propuesta es que seamos actores protagónicos de lo que vendrá.
El camino es conmovedor. El final es incierto, pero el proceso también será el resultado, porque es un proceso de descubrimiento permanente en el que cada uno tiene un rol fundamental para cumplir.
No sabemos cuál va a ser el futuro. Tratar de hacer previsiones certeras sería simplemente jugar con la futurología. Lo que podemos hacer es generar un camino en el cual cada uno contribuya para, en conjunto, ir descubriendo cuáles son esas respuestas a las preguntas que nos planteamos. Lo más importante no serán las respuestas, sino las preguntas que nos ayuden a orientar las búsquedas, porque seguramente las respuestas irán cambiando. Por eso, el libro está escrito de forma tal que cada capítulo constituya un texto en sí mismo. Se inicia con tres interrogantes y se cierra con un registro visual a modo de síntesis. También hemos intercalado a lo largo del texto diez casos de empresas paradigmáticas de este futuro que ya llegó, a cuyos líderes les formulamos las mismas preguntas. Deel, FuckUp Nights, Future for Work Institute, Henry, Kavak, Kleros, Minerva University, Prójimo, Seeds y Trascend-Network, todos casos ilustrativos de auténticas disrupciones en sus respectivas categorías.
La propuesta, como al iniciar cada viaje, es que nos ajustemos bien los cinturones ‒o lo que sintamos que nos da seguridad‒ y que tengamos la certeza de que las mesitas que tenemos frente a nosotros ‒o todo lo que pueda convertirse en un obstáculo‒ estén en la posición adecuada, porque el nuevo recorrido está por comenzar. ¡Bienvenidos! Que tengamos un excelente viaje y, sobre todo, ¡disfrutemos de cada una de las etapas!
*Autor de El futuro del trabajo ya llegó, editorial Paidós (Fragmento).