La feria de arte contemporáneo ArteBA tiene una parte pública, por decirlo de algún modo, y otra que sucede cuando cierra pero que acompaña el desarrollo de esta propuesta anual. Y son estos eventos o reuniones que organizan desde titulares de galerías hasta coleccionistas que, al calor de la feria, buscan conectar aún más a unos y otros mundos –vendedores, potenciales compradores y artistas plásticos– y, a su vez, ser anfitriones de galeristas que vienen a Buenos Aires para participar de dicho “mercado” que, esta vez, se desarrolló en un predio de la Costanera, algo que en un punto afectó la efervescencia de público de otros años, cuando la accesibilidad era más amplia y fácil. Una de esas acciones paralelas a ArteBA 2022 se realizó en Recoleta con Marlize y Aníbal Jozami de anfitriones. Para varios de los invitados, un espacio conocido desde antes que los Jozami habitaran ese piso en un edificio que también tuvo en su momento otros vecinos de cierta visibilidad pública. Para quienes llegaban allí por primera vez, como suele suceder, en un momento de la noche se recuerda la historia de quien vivió antes allí. Y en esta oportunidad, incluso, estaba Orly Benzacar, la hija de la dueña original, quien a un grupo de invitados “categoría debutantes” les contó, por ejemplo, que su cuarto hoy es un vestidor y que, para su madre, Ruth –ya fallecida–, y para ella había cierta satisfacción en que ese ambiente, donde el arte es tan preponderante, continuara con los Jozami. En ese piso, Ruth vivió con su familia y fue allí donde primero funcionó su galería de arte hasta que luego mudó su negocio “Florida abajo”, a metros del ex Plaza Hotel. Con los nuevos dueños, ya no se vende arte pero sí se exhibe. Y en las paredes de todos los espacios se renuevan las obras que Aníbal y Marlize se encargan de que tengan un hilo conductor o que dialoguen entre sí. Por eso, aun los invitados “categoría habitué” no se pierden una reunión para ver qué y cómo este matrimonio de coleccionistas articula los objetos reunidos desde hace unas cuatro décadas y alguna que otra nueva adquisición que además, si el ambiente lo permite, se completa con la historia de la obra y porque dispusieron “exponerla” de tal o cual forma. En esta reunión hubo artistas como Yuyo Noé y Marta Minujín –quienes hasta bailaron un poco al final de la noche– y también, entre otros, Eduardo Mallea –vicepresidente de ArteBa–, José Lorenzo, Amparo Díscoli, Florencia Giordana Braum, Nicolás Domínguez Nacif, Enzo Luciano, Eugenio Viola –italiano, quien estuvo a cargo del pabellón de su país en la Bienal de Venecia–, los curadores españoles Tania Pardo y Manuel Madrid, Carla Acevedo –curadora del MAC de Chicago–, Arístides González Virgil, de la galería del Cuzco; los embajadores de Francia, de Alemania –quien hace unos días hizo una fiesta por el festejo por la unificación de su país, que con su música alteró un poco a los vecinos de la embajada– y de Marruecos, y el cónsul de España.
Festejo debut
María Jesús Alonso tuvo su debut como anfitriona de su primer gran evento en la Embajada de España en Argentina. Llegada al país cuando los protocolos sanitarios por el coronavirus, la diplomática abrió con una alta convocatoria el espacio del que es titular para la celebración del 12 de octubre. Alonso es la primera mujer de España en hacerse cargo de este destino. Pero vino con un plus de información que por ahora nunca reveló: su anterior destino fue Países Bajos y en su despedida de ese país como embajadora tuvo alguna semblanza de lo que sería Argentina por boca de los reyes de Holanda. En la misión de la que forma parte, hay varios integrantes que también son nuevos en el país, como el cónsul general Fernando García Casas, quien es profesor, filósofo, filólogo, político y abogado, y quien hasta abril último fue embajador en Brasil.