ECONOMIA
Regreso al trabajo

10 desafíos para la vuelta a la oficina en la nueva normalidad

EL regreso al lugar de trabajo trae nuevos desafíos que deberán afrontar tanto las organizaciones como los empleados.

Oficina laboral
Oficina laboral | Pablo Temes

La crisis sanitaria ha transformado por completo la manera en la que trabajamos y ha impactado en la dinámica del mercado laboral a nivel mundial. Algunos cambios incorporados durante los períodos más críticos de cuarentena y aislamiento han llegado para quedarse, especialmente en lo que refiere a formatos y modelos de trabajo y a la salud y bienestar de los colaboradores.

Con el avance del proceso de vacunación y adaptados a esta nueva normalidad, las organizaciones comienzan a transitar el camino de regreso a las oficinas, buscando establecer esquemas híbridos de trabajo que permitan rescatar lo bueno del viejo modo de producción y organización del trabajo para combinarlos con los beneficios y factores positivos que se establecieron durante la experiencia de la crisis sanitaria.

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El equipo de especialistas en recursos humanos de la consultora de recursos humanos Randstad identificó 10 principales desafíos que deberán sortear las organizaciones y sus colaboradores para el regreso a los ámbitos laborales, entre ellos:

 

Desafíos para las organizaciones

 

1. Protocolos de higiene y salud

Las empresas deberán generar ambientes de trabajo seguros para la vuelta de los colaboradores a plantas y oficinas, adecuando las instalaciones e incorporando protocolos de higiene y seguridad que incluyan aforos que aseguren en todo momento el distanciamiento físico, mamparas, estaciones de sanitización en todos los espacios comunes y rutinas de ventilación, limpieza y desinfección rigurosas.

2. Turnos flexibles y burbujas

Los aforos máximos de los espacios de trabajo y la necesidad de evitar la movilización en horas pico y el transporte público empujan la necesidad de reestructurar creativamente los esquemas horarios para garantizar la operación por grupos o burbujas. Las aplicaciones y herramientas de gestión de turnos serán muy útiles para lograr la flexibilidad que necesitan los colaboradores, pero dentro de un marco de estructura que requiere la planificación y organización del trabajo por parte de las empresas.

3. Provisión de elementos de seguridad

De acuerdo al tipo de trabajo que realicen los colaboradores y sus requerimientos de seguridad ocupacional, las compañías deberán asegurar la provisión y correcto uso de equipos y elementos de protección personal durante la jornada laboral, así como capacitar, concientizar y controlar el cumplimiento del distanciamiento físico y otras pautas de cuidado dentro de los ámbitos laborales.

 4. Garantizar el transporte

En aquellos lugares donde el transporte público aún se encuentre restringido, con prioridad para trabajadores esenciales o se opte por evitar los ámbitos de alta circulación del virus, las empresas deberán garantizar el transporte de sus colaboradores o acordar beneficios como los vales de parking y combustible para aquellos que se desplacen con sus propios vehículos, brindar facilidades para la adquisición de bicicletas, favorecer el carpooling y otras opciones de movilidad.

5. Esquemas de regreso graduales

Más allá de los esquemas de trabajo que se planifiquen para el futuro, ya sean full presenciales, totalmente remotos o en alguna de las múltiples variantes híbridas, la instancia del regreso luego del largo año y medio de home office requiere un abordaje flexible y gradual que permita a los colaboradores prepararse, ajustar sus rutinas y sus responsabilidades familiares y también mentalizarse para poder salir de la inercia y adaptarse a esquemas de mayor presencialidad y vinculación con colegas.

 

Desafíos para los colaboradores

 

1. Toma de conciencia y responsabilidad individual 
Resulta primordial que los colaboradores asuman a conciencia la responsabilidad individual del mantenimiento de las pautas de cuidado y distanciamiento en todos los espacios de trabajo aunque no haya separaciones acrílicas o mamparas, para una vuelta segura a plantas y oficinas. Esta es una conducta de autocuidado y cuidado del prójimo que formará parte de nuestra vida hasta que la amenaza del virus desaparezca por completo, algo que se estima llevará bastante tiempo.

2. La pérdida del escritorio fijo

La pandemia obligó a las organizaciones a reconfigurar sus espacios y adaptarlos a las nuevas pautas que establecen el aforo y la dinámica laboral post pandemia. En este contexto retroceden las posiciones de trabajo y escritorios fijos y se imponen formatos de tipo coworking, puestos móviles o hot desk y lockers, haciendo que los colaboradores deban adaptarse a no tener más un escritorio personal considerado como un espacio propio.

3. El retorno a los desplazamientos

Más allá de que la organización opte con un esquema híbrido y gradual para la vuelta a las oficinas, los trabajadores deberán asimilar una rutina de mayores desplazamientos, debiendo generar nuevas pautas al interior del hogar los días que toque el trabajo en la oficina, resolviendo de qué manera desplazarse, teniendo en cuenta que cada miembro del hogar tendrá diferentes rutinas de horarios, trabajo, estudio, y diferentes esquemas de presencialidad y virtualidad en sus obligaciones.

4. Nuevas rutinas laborales

La llegada de los nuevos formatos híbridos trae consigo la necesidad de establecer una nueva organización de las tareas que contemple definir qué actividades resulta mejor hacerlas en la oficina y cuáles los días que toca home office. Es poco útil ir a la oficina si vamos a estar toda la jornada tras la pantalla respondiendo emails, desaprovechando la oportunidad para el encuentro y la interacción cara a cara con jefes y colegas.

5. Miedos y el “síndrome de la cabaña”

Si bien muchos colaboradores extrañan su lugar de trabajo y el vínculo con colegas, muchos otros también tienen reparos para volver a la oficina, por miedo o por el agobio que les genera volver a una rutina en el “afuera”, afección conocida como el “síndrome de la cabaña”. En muchos casos la principal barrera es la inercia generada por el acostumbramiento a un largo periodo de rutinas de bajo desplazamiento y limitada socialización.

“El distanciamiento y las rutinas de baja movilidad y socialización nos ha marcado a todos, muchos están deseosos y listos para recuperar las charlas de pasillo, los breaks y el café con los colegas, mientras que algunos se han visto más afectados por el aislamiento y deberán prepararse emocionalmente para asimilar la vuelta a los espacios de trabajo y la vinculación social que implica. En estos casos, el acompañamiento de la organización y de los líderes de equipo será fundamental para contener y ayudar a la persona a su vuelta a la presencialidad”, concluyó Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina y Uruguay, .

LR