Si bien según el último informe del Indec la industria manufacturera creció 1,7% con respecto a abril del año pasado, economistas consultados por PERFIL advirtieron sobre un enfriamiento de la actividad y el crecimiento de la inflación en los próximos meses. Por el impacto de la sequía, la caída en los precios internacionales de los alimentos, los desórdenes macroeconómicos y el panorama electoral interno, la baja interanual podría llegar hasta el 5%.
Para Cynthia Moskovits, economista Senior de la Fundación de Investigaciones Latinoamericanas (FIEL), “la situación de desequilibrios macroeconómicos, las políticas inadecuadas y la sequía” en un año electoral “lo que sí dejan en claro es una tendencia a la contracción del nivel de actividad y a la suba de precios”. Según la especialista, el impacto de la sequía, si bien no es el único factor a tener en cuenta, será mayor en el segundo trimestre del año.
“Si uno pone en contexto variables como el cepo importador, las tasas que se encuentran en niveles que ahogan el crédito y la sequía, el segundo semestre va a estar fuertemente marcado por un descenso de la actividad”, agregó a este medio el economista Salvador Vitelli.
Por ahora, las cifras actuales de leve crecimiento “se explican en parte por la pérdida de reservas del BCRA, que ha sostenido la demanda interna”, explicó a PERFIL Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
Según las cifras oficiales, el sector fabril creció 1,7% interanual y 1,2% respecto del mes de marzo. En tanto, aunque la construcción bajó un 4% interanual, subió 3,4% respecto al mes de marzo de este año.
Ese mes la actividad había mostrado una suba del 1,2% interanual. Como en el mes anterior, la venta de materiales tuvo un comportamiento dispar, con subas en algunos productos y bajas en otros.
En cuanto a la industria, las que más crecieron fueron la metálica básica (36,3%); equipos, aparatos e instrumentos (13,1%); refinación del petróleo, coque y combustible nuclear (11,0%); y automotores, carrocerías, remolques y autopartes (4,7%).
El Índice de Producción Industrial (IPI) calculado por FIEL, en tanto, presentó una caída interanual del 1%. El sector automotriz, según este informe, también se mostró muy dinámico, con un crecimiento del 26,9% en los primeros cuatro meses del año en comparación con el mismo periodo de 2022.
Según el estudio de FIEL, “las ramas con mayor retroceso interanual en abril son la metalmecánica y la producción de químicos y plásticos”, algo que explican por la escasez de insumos importados, la falta de acceso a divisas y un menor nivel de demanda.
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En tanto, los rubros que menos crecieron fueron los cigarrillos (5,9%), papel y celulosa (2,7%), insumos textiles (0,5%) y alimentos y bebidas, con un crecimiento de 0,2% en los primeros cuatro meses del año respecto al mismo periodo de 2022. Sin embargo, si se toman a nivel interanual, de abril de 2022 al mismo mes de 2023, este último rubro cayó 1,7%.
Para el economista Orlando Ferreres “la actividad productiva está actuando de manera negativa, en una recesión”, que afecta sobre todo al sector de los alimentos. Si bien esta tendencia “no se confirma del todo”, explicó el especialista a PERFIL, “las tasas de variación anual son mucho más chicas” y rondan el 1,5% anual o son negativas, como en el caso de la agricultura. “Todo el impacto de la agricultura que va a venir de ahora en adelante, con su tasa negativa del producto bruto, va a influir en el promedio de la economía”.
Marí agregó que hacia adelante el panorama es poco optimista. “El país está enfrentando un escenario internacional complejo, con caída en los precios internacionales de nuestras exportaciones y señales de que podría avecinarse una recesión en las principales economías”.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) registró en mayo una caída del 2,6% en las cotizaciones de los precios de los alimentos con respecto a abril, impulsada en su mayoría por los cereales, aceites vegetales y lácteos.
A esto se suma la advertencia del Banco Mundial acerca de la “precariedad” en la que se encuentra la economía mundial. En el caso de Argentina, la proyección es que la producción caerá 2% en 2023.
Sin embargo, los números, aunque difíciles de vaticinar, pueden ser incluso más preocupantes. El momento electoral no acompaña, coinciden los economistas. Según Marí, el objetivo es que el Gobierno consiga financiamiento para evitar una crisis antes de las elecciones. “Si aparece efectivamente financiamiento del FMI, entonces habrá mayor probabilidad de realizar una transición sin crisis y con menor caída en el nivel de actividad”. Pero, incluso así, “en el tercer y cuarto trimestre podremos anotar bajas de hasta el 5% interanual”.
A la preocupación por la inflación, que independientemente de su signo político será uno de los principales desafíos del próximo Gobierno, se le suma el nivel de actividad, que tiene un impacto directo en la generación de empleos y divisas.