Carta al Lector del editor ejecutivo de FORTUNA, Ceferino Reato, sobre la sorpresiva aparición del candidato presidencial oficialista Daniel Scioli en la entrega de los premios.
Estábamos en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, como todos los años para entregar los Premios Fortuna a las Mejores y Mayores Empresas, y apareció el Scioli “bueno”, es decir, la versión del gobernador de Buenos Aires y precandidato a la Presidencia que más satisface —o menos asusta— al llamado electorado independiente y a la gran mayoría de los empresarios.
Sería el Scioli que transmite una cierta racionalidad en sus prácticas políticas y económicas. Por ejemplo, el que habla a través de uno de sus principales asesores, el economista Miguel Bein. O por intermedio del Banco Provincia, Gustavo Marangoni. No precisamente el que se expresa por el ministro de Economía, Axel Kicillof, al menos cuando promete que Daniel Scioli seguirá con la política económica actual, se supone que con su secuela de estancamiento, inflación, nula creación de empleo y pobreza evidente.
Eso si gana las elecciones de octubre y la eventual doble vuelta de noviembre. Una circunstancia que el sciolismo considera, a esta altura de la campaña, un mero trámite. Es, claro, una táctica electoral: crear el clima de que el perseverante gobernador bonaerense ya ganó. Pero, eso está por verse y las PASO del 9 de agosto nos permitirán comprender cuáles son las reales posibilidades de cada uno de los candidatos.
De todos modos, es el mejor momento de Scioli en esta larga campaña. Se aseguró ya la candidatura del Frente para la Victoria aunque al precio de aceptar como número dos a Carlos Zannini, un funcionario ultracristinista, y a legiones de La Cámpora en las listas de legisladores nacionales. Sus asesores piensan que —si llegan a la Casa Rosada— tanto Zannini como La Cámpora (Es decir, Cristina Kirchner) serán neutralizados con la alianza entre Scioli y los gobernadores peronistas, además de los intendentes claves del Gran Buenos Aires.
En todo caso, eso está por verse, y anuncia un evidente conflicto entre Scioli y Cristina que afecta, a priori, un atributo peronista: la gobernabilidad del país.
Esta edición está dedicada a los Premios Fortuna 2015, que este año contaron con una concurrencia aún más relevante y heterogénea. Seguramente, se debe a la alegría de votar y de que la voluntad ciudadana unja a un nuevo gobierno.