La crisis de abastecimiento de diésel en Bolivia llevó este lunes al borde del colapso al sector del transporte pesado, según advirtió la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex). El problema, que se arrastra desde 2024 por la falta de dólares para importar combustibles, mantiene a miles de camiones varados en distintas regiones, afectando las exportaciones bolivianas, la producción agrícola y la economía nacional.
De acuerdo con el presidente de Cadex, Oswaldo Barriga, 8 de cada 10 camiones permanecen detenidos en filas de hasta seis días para cargar combustible, lo que genera pérdidas estimadas en dos millones de dólares diarios. En total, más de 11.000 vehículos de carga están inmovilizados en Bolivia, una situación que golpea al comercio exterior y a la cadena productiva.
El déficit de combustible está vinculado con la imposibilidad del Ministerio de Economía de entregar dólares a la petrolera estatal YPFB para importar hidrocarburos. Solo en Santa Cruz se requieren 3,5 millones de litros diarios de diésel y 3 millones de litros de gasolina, siendo el sector agroindustrial el principal demandante en esta época del año. Mientras el precio oficial es de 3,74 bolivianos por litro, en el mercado negro el diésel se llega a pagar hasta 15 bolivianos, multiplicando los costos de operación.

Barriga recordó que hasta julio las exportaciones de Bolivia cayeron en 500 millones de dólares respecto al mismo periodo de 2024, tendencia que podría agudizarse si no se garantiza el suministro de diésel. A su vez, el presidente de la Cámara de Transporte Pesado de Bolivia, Héctor Mercado, ya había alertado a inicios de septiembre que el 90% de la flota nacional e internacional estaba paralizada.
Las causas estructurales de la crisis energética
En diálogo con Perfil, el exministro de Hidrocarburos Álvaro Ríos explicó que el origen de la crisis está en la caída sostenida de la producción de gas y petróleo desde 2015, lo que "obligó al país a importar el 90% del diésel, casi el 60% de la gasolina y, más recientemente, gas licuado de petróleo (GLP)". Esa dependencia, señaló, "ha provocado un drenaje de las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia, que se han ido agotando".
“Desde hace dos años comenzaron los desabastecimientos esporádicos, pero hoy se volvieron habituales. Las colas en las estaciones de servicio son muy largas todos los días, y hay camioneros que se pasan jornadas enteras buscando dónde conseguir combustible. Incluso el transporte público enfrenta el mismo problema”, remarcó Ríos, quien además advirtió que el Banco Central está quebrado tras vender todas sus reservas de oro.
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Según Ríos, el partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) es el responsable directo de la crisis energética: “El próximo gobierno, que asumirá el 8 de noviembre, tendrá que importar de urgencia combustibles, comenzar a levantar los subsidios y conseguir divisas frescas para estabilizar el tipo de cambio”. También criticó la falta de seguridad jurídica, recordando que Bolivia rompió contratos y nacionalizó empresas con presencia militar, lo que ahuyentó inversiones.
El exministro agregó a Perfil que existen 250 industrias financiadas con dinero del Estado que hoy están inactivas. “En 2014 exportábamos 6.100 millones de dólares en gas, y en 2030, con un barril a 75 dólares, la proyección es exportar apenas 6.000 millones de dólares en combustibles. La gestión actual fue muy deficiente y corrupta en los últimos 20 años, y en particular en los cinco años con el presidente Arce”, sentenció. Mientras el precio oficial del combustible se mantiene en 3,70 bolivianos el litro, en el mercado paralelo ya se paga entre 8 y 9 bolivianos, reflejando la magnitud del desabastecimiento.
GZ / EM