La economía 2024 comienza con las mismas incógnitas con las que arrancó el 2023. Los vectores que más preocupan en el futuro inmediato con la inflación y el valor del dólar. Se espera que el último mes de este año cierre con un piso inflacionario de al menos 28% y el dólar blue cerró la última jornada hábil en la zona de los mil pesos. Hace 365 días atrás esos números eran: 5,1% y 342 pesos, respectivamente.
Es un contraste brutal, pero real. La suerte de los desafíos económicos del próximo año se concentran en los primeros tres meses de gestión del nuevo gobierno; enero y febrero serán dos meses sin respiro para los bolsillos, de acuerdo a las estimaciones del propio gabinete y de las consultoras privadas esos sesenta días acumularán al menos un 60% de suba en los precios. El primero en señalar esa situación de precios que no dan respiro fue el banco estadounidense JP Morgan, que proyectó ese valor para ese período tras conocerse las primeras medidas de emergencia del ministro de Economía, Luis Caputo.
En este sentido en la primera quincena del año, el presidente Javier Milei “debutará” con la primera medición oficial de Indec, que mide de punta a punta todo diciembre y, aunque él asumió el 10 de diciembre en el indicador pegará fuerte la devaluación de más del 100% que anunció el titular del Palacio de Hacienda al llevar la cotización del tipo de cambio oficial de 360 pesos a 800 pesos y eso, en consecuencia, impactó fuertemente en la suba de los precios, en especial de los alimentos.
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Hay opiniones diversas en torno a este tema. Por ejemplo el economista Eugenio Marí de la Fundación Libertad y Progreso consideró que “dada la velocidad de la normalización de los precios, es probable que el IPC de enero sea más bajo que el de diciembre, y lo mismo el de febrero”, proyectó el especialista de LyP que le otorgo una inflación en torno cercana al 29% para el último mes del año.
Para el equipo económico, la clave estaría entre abril y mayo cuando espera una oxigenación económica y que la inflación mensual, aunque elevada, se oriente hacia un dígito. Esto cambiaría las expectativas y se acompañaría, siempre desde la mirada del oficialismo, de una recuperación en el nivel de actividad.
“Pensar en una tasa de inflación de un dígito aunque alto en abril o mayo a lo mejor es prematuro, porque se esperan a los reacomodamientos de enero y febrero, otros que vendrán en marzo como una nueva suba probablemente en combustibles más el impacto por los incremento en las tarifas”, considero, cauteloso, el economista Enrique Szewach en declaraciones radiales.
En cuanto a las señales sobre la recuperación económica existe amplio consenso en el mercado de que es posible de la mano del sector agropecuario que ingresará la cosecha sin la sequía del 2023 y por las inversiones mineras y energéticas.
Pero la calma cambiaria, en todo caso, parece más delicada y depender aún más de detalles en la ley Ómnibus y el megapaquete de DNU de Milei que se desconocen y que apuntan a medidas tributarias. El mercado espera la letra chica del paquete fiscal y de la eventual reversión del Impuesto a las Ganancias para dar señales concretas en torno a que se irá hacia el prometido déficit cero por parte de la actual gestión presidencial.
Y en este sentido será crucial el rumbo que tomará la discusión parlamentaria de la ley Ómnibus que envió el Presidente y que generó diversas repercusiones, entre ellas, la marcha y paro nacional que realizará la CGT justo el 24 de enero cuando se espera que los diputados discutan en el recinto los alcances de la “desregulación Milei”.
