Hace poco más de un año, la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (Amcham) organizaba un seminario para darle marco a anuncios de inversiones americanas en el país con la pompa de la visita del entonces presidente Barack Obama a la Argentina. Donald Trump era un exéntrico candidato al que nadie tomaba en serio. Esta semana, la misma entidad tuvo un rol central en la visita del presidente Mauricio Macri al Estados Unidos que gobierna el magnate republicano. PERFIL dialogó con Alejandro Díaz, su director ejecutivo, quien participó de reuniones reservadas con el jefe de Estado tras el encuentro en la Casa Blanca. “La cara era de misión cumplida, satisfacción y conformidad”, describe en diálogo telefónico desde Washington.
—¿Qué dejó el viaje en términos de negocios?
—Vemos la visita como altamente positiva, por encima de las expectativas, porque quedó en evidencia la colaboracion del gobierno americano en los temas bilaterales que preocupan y con los que había incertidumbre por la reacción del gobierno para los próximos meses. Quedó claro que de alguna manera el gobierno americano va a dar el soporte con los temas que estaban pendientes en la relación bilateral y ayudar en temas geopolíticos como la incorporación a la OCDE, y el rol en el G20 y la OMC.
—¿Se mantiene la sintonía que había con Obama?
—Son modalidades absolutamente diferentes a las del presidente Obama, no diría que hay sintonía, pero todos los elementos de juicio demuestran que habrá una continuidad en los trabajos.
—¿Se puede decir que fue superado el affaire de los limones?
—Imagino que en las próximas semanas el gobierno americano comunicará una resolución por los limones.
—¿Y sobre la denuncia por competencia desleal en ventas de biodiésel argentino?
—Dio la sensación por la charla con (el secretario de Comercio) Wilbur Ross que él interpretaba que era un problema de subsidios que hacía que la expo fuera no competitiva para Estados Unidos. Macri fue claro al decir que Estados Unidos necesita importar biodiésel. EE.UU. importa porque tiene un déficit de utilización de combustible y utiliza el precio que la Argentina le ofrece. Después del 8 de mayo se va a trabajar para que EE.UU. entienda que un impuesto a la exportación de la soja no es un subsidio indirecto al biodiésel argentino.
—¿Pasamos de la diplomacia de las energías renovables a la vieja diplomacia petrolera de Texas?
—No hay un cambio. Es un trabajo paralelo. Una cosa no obstaculiza la otra. Pero hay un tema de magnitud. Vaca Muerta en términos proyectados es diez veces las renovables en los próximos cinco años.
—¿La baja de aranceles en equipos es un guiño a las empresas de servicios petroleros estadounidenses?
—No sólo para los Halliburton de este mundo, sino para todos. La Argentina tiene que acelerar inversión en el área de infraestructura y telecomunicaciones. Es una decisión acertada.
—La US Chamber, entidad madre empresaria estadounidense firmó un convenio con el Foro de Convergencia por la Argentina. ¿Tiene representatividad en el empresariado ese organismo?
—Estamos convencidos de que el Foro tiene una estructura de setenta cámaras de distintos sectores que es el intento en setenta años más coherente de armar una representación.
—Ese acuerdo existe con Brasil. ¿Allí quién lo firmó?
—La Fiesp. n