La dolarización preelectoral promete poner en jaque al plan del ministro y precandidato presidencial del oficialismo, Sergio Massa, de esquivar una devaluación del peso. Sucede que la escasez de reservas internacionales del Banco Central, golpeadas por la sequía histórica que afectó a las liquidaciones del campo, y la inestabilidad macroeconómica podrían exacerbar la predilección de los ahorristas por la cobertura en moneda extranjera antes de las elecciones, que suele estar en torno a los USD1.100 millones durante las PASO.
A este escenario se le sumó el revés de la única ancla que podía tener el Gobierno para atemperar la sed dolarizadora: el Fondo Monetario Internacional volvió a dilatar las negociaciones por un nuevo acuerdo del repago de la deuda y demoró los desembolsos que podrían darle aire al Palacio de Hacienda, lo que provocó un clima previo similar a una suerte de tormenta perfecta contra el peso. A un mes de las elecciones primarias, la aceleración del dólar paralelo, que superó los $500 en las últimas jornadas, encendió las alarmas en el Ministerio de Economía.
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Es que Massa deberá hacer frente a las semanas previas a los comicios con las reservas netas del Banco Central en rojo y las tensiones cambiarias propias de los períodos electorales. Las estadísticas señalan que en las últimas tres PASO presidenciales (2011, 2015 y 2019), el BCRA vendió un promedio de USD1.099 millones durante agosto. Si se toma en cuenta el período comprendido entre el octavo mes del año y noviembre, la cifra asciende a USD4.500 millones. Así surge de un análisis realizado por el economista Amílcar Collante.
Sin los dólares del Fondo, hay alerta por la dolarización
En 2023, la entidad monetaria lleva vendidos USD3.521 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), según cálculos del analista económico Salvador Vitelli. La cifra se posiciona muy por debajo de los márgenes históricos, que dan cuenta de una racha compradora de USD2.549 millones promedio entre 2011, 2015 y 2019. "Para el segundo semestre, por estacionalidad el Banco Central tiende a estar del lado vendedor así que el panorama en términos cambiarios no es para nada alentador", alertó Vitelli.
En caso de que se repita la serie histórica, Massa enfrentará un escenario complejo con alta demanda de moneda extranjera en un contexto de escasez de dólares y un margen de maniobra limitado por el vacío de las arcas del Central. A la estadística de Collante, se suma que el segundo semestre del año suele presentar un menor nivel de liquidaciones del agro, factor que se verá profundizado por la sequía que registró pérdidas por más de USD20.000 millones.
“El condimento político que típicamente induce una mayor dolarización de carteras va a estar presente. También la estacionalidad de la liquidación de divisas por el agro juega en contra. En términos históricos, el BCRA pierde cerca de USD2.200 millones en los segundos semestres”, apuntó el economista Santiago Manoukian en diálogo con PERFIL.
Dolarización, FMI y sangría de reservas
En efecto, los precios del blue, el MEP y el contado con liquidación empezaron a moverse en los últimos días, luego de permanecer relativamente estables durante varias semanas. En una coyuntura de drenaje de reservas netas, en torno a los USD6.500 millones negativas, según estimaciones privadas, el panorama luce cuanto menos desafiante para el ministro y precandidato presidencial, al tener que encarar las típicas tensiones cambiarias de los períodos electorales con poca artillería.
Sin acuerdo con el FMI, se complejiza el escenario de pago de deuda. Massa y su equipo lograron dilatar los vencimientos por algo más de USD2.600 millones al último día de julio, pero el Tesoro carece de las divisas para pagar con fondos propios. En ese marco, el titular del Palacio de Hacienda busca cerrar pronto un entendimiento que le permita recibir dólares frescos del propio Fondo para cumplir con el cronograma establecido, que también incluye una cuota de USD751 en agosto.
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Por otra parte, parece difícil que el Gobierno acceda a devaluar el dólar oficial, tal como pide el FMI. El traslado a precios de una suba repentina de la divisa horadaría los sueños presidenciales del ministro. Eso lo deja en una situación de extrema fragilidad en términos de capacidad de contener la cotización paralela vía intervención en el mercado de dólar MEP y contado con liquidación. Con un nivel exiguo de reservas y sin certezas sobre la implementación de un Dólar Soja 4 a corto plazo, Economía apela al uso de yuanes del swap con China para cubrir importaciones y quitarle presión a los tipos de cambio.
Según Manoukian, el Gobierno recurrirá a dos estrategias básicas y de urgencia para paliar la situación crítica: maximizar la autorización del intercambio de monedas con el país oriental e incrementar el crédito comercial.
El antecedente de 2019: devaluación, pérdida de reservas y cepo
La historia reciente demuestra que los procesos electorales agregan una cuota de tensión extra sobre los mercados cambiarios. El caso más próximo es 2019. Entre el 12 de julio y el 14 de agosto de ese año, cuando Mauricio Macri perdió por 15 puntos contra Alberto Fernández, el dólar oficial registró una suba de 43,35% al saltar de $43,25 a $62.
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Por aquel entonces, el gobierno de Cambiemos se resistía a restablecer el cepo que había operado entre 2012 y 2015, y las reservas del Banco Central acusaron el golpe: bajaron USD13.799 millones a lo largo de agosto entre venta de divisas, pago de deuda y retiro de depósitos bancarios.
El préstamo de USD44.000 millones del FMI permitió capear la tormenta, pero el primero de septiembre el BCRA, presidido por Guido Sandleris, instauró la primera restricción a la adquisición de moneda extranjera con un tope de USD10.000 mensuales. El 27 de octubre, cuando Alberto Fernández fue elegido presidente, se achicó a USD200 por mes.
Si bien en la actualidad continúa vigente el torniquete cambiario que facilita la administración del oficial, la falta de dólares, la incertidumbre respecto de las negociaciones con Kristalina Georgieva, los vencimientos de deuda que se avecinan y la sangría de las tenencias del Central conspiran contra los sueños electorales de Massa.
MF