El ministro Sergio Massa buscará que la semana próxima quede cerrada la remodelación del acuerdo de repago de la deuda externa que la Argentina tiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La apuesta es lograr un desembolso rápido que le permita cubrir los vencimientos que operarán a fines de julio, contar con poder de fuego para intervenir en el mercado de cambios para evitar una devaluación inflacionaria y, además, sostener encendida la actividad económica, en momentos en donde comenzó un declive producto de las restricciones a las importaciones ante la falta de dólares.
Fuentes del Ministerio de Economía confirmaron a PERFIL que uno de los puntos que traba la negociación es la exigencia de un mayor ajuste en el país, no solo en materia fiscal, sino también para exprimir al máximo el cepo a las compras al exterior, para cuidar con mayor celo las reservas del Banco Central. Esa es una condición que Massa no aceptó a inicios del año, y “mucho menos lo hará ahora que es candidato”, señalaron desde el entorno del jefe del Palacio de Hacienda.
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El otro punto en discusión es la meta de déficit. Mientras que el equipo económico pretendía estirarla más allá del 2,5% del PBI. La alternativa era sostener el 1,9%, pero habilitar una caja chica para dinamizar la economía en épocas de campaña. La posibilidad de incentivos universales para recuperar la capacidad poder adquisitivo y sostener el consumo estaba en la agenda de alternativas que manejaba Massa, en línea y en respuesta a los pedidos que surgían del kirchnerismo, a través de bonos o doble aguinaldo.
Los números del ajuste, según el FMI
Sin embargo, los técnicos del FMI habían redoblado la apuesta y pretendían que el ajuste de las cuentas, para compensar la caída de ingresos vía exportaciones primarias, por efecto de la sequía, se convirtiera en 1,5%. Esa cifra dejaría al precandidato presidencial las manos atadas para pagar los atrasos en las obras públicas, volcar más dinero a la calle y responder a los pedidos de los gobernadores para afrontar la campaña electoral.
Según dejaron entrever las fuentes del Palacio de Hacienda, el entendimiento alcanzado sería sostener las metas originales del 1,9%. El problema que tienen las finanzas argentinas es la caída de la recaudación ante el derrumbe de las exportaciones agropecuarias. La sequía era la carta que Massa tenía en manos para lograr una flexibilización total de las metas del acuerdo, aunque la idea era evitar que se planteara como un nuevo acuerdo para evitarle al Gobierno volver a ponerlo a discusión en el Congreso de la Nación, en medio de la semiparálisis legislativa.
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Fuentes del entorno de la negociación admitieron, también que, con el retraso de las negociaciones, el Fondo está haciendo pagar la rebeldía de Massa cuando se negó a desfinanciar la obra del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, que implicó un costo fiscal de USD 2.500 millones. La obra, que fue realizada en tiempo récord, se inaugurará el próximo domingo y permitirá un ahorro de USD 1.700 millones este año, y de USD 4.200 para el 2024, por sustitución de importaciones.
Dólares para intervenir y para recalentar la economía
El otro punto que le recuerdan a Massa es la intervención en el mercado cambiario ante la corrida que se había desatado en abril. La movida fue inconsulta y las razones de freno a la inflación no lograron convencer al staff del Fondo para permitirle usar el desembolso que debe llegar este mes, más un adelanto de unos USD2.000 millones que le giraría el FMI, si hay acuerdo.
En todos los casos, el entendimiento está cercano, según señalaron las fuentes consultadas. Solo queda por definir si es que el torniquete al uso de dólares para las importaciones será aceptado por el ministro-candidato. Por lo pronto, las empresas que operan en el país comenzaron a elevar la voz por la parálisis de aprobaciones en el sistema SIRA. Según pudo saber este medio, en junio cayeron a casi un 10% los permisos y, en lo que va de julio, “está todo paralizado”. “Hasta que no haya acuerdo con el Fondo, no habrá un dólar para ninguno”, se lamentó el CEO de una empresa que importa insumos para la cadena de valor energética, una de las privilegiadas por el canal verde.
AM / GI