ECONOMIA
BOLSILLOS ESTRESADOS

La inflación, en plena escalada: tendría picos del 30% en diciembre y enero

A una semana de haber asumido, el presidente Javier Milei admitió en un mensaje por redes sociales que la suba de precios es del uno por ciento diario. Las remarcaciones están imparables y los economistas anticipan un piso letal para el último mes de 2023. El banco estadounidense JP Morgan anticipó un 60 por ciento para este mes y enero de 2024. La emisión monetaria y los aumentos en el precio de los combustibles, claves en el arrastre de otros productos.

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Sin control. Los precios de algunos alimentos treparon un 150% en la última semana. | NA

La inflación de diciembre será muy caliente; hasta el propio gobierno de Javier Milei, en su primera semana de gestión, lo reconoció. “Hoy la inflación corre en torno al 3.678% anual, este 1% de inflación diaria nos deja inmersos en una hiperinflación”, señaló el vocero presidencial, Manuel Adorni, el viernes, y el propio Presidente, en su mensaje en redes sociales, el primero desde que se sentó en el sillón de Rivadavia, también remarcó ese punto.

Milei dijo que su gestión “está abocada a terminar con la inflación y evitar la hiperinflación”.

Y explicó: “De ahí que hicimos un programa hiperortodoxo, con un fuerte ajuste fiscal, para llevar el déficit financiero a 0. Todo lo que tiene que ver con el sinceramiento del mercado de cambio y toda la reestructuración del BCRA para terminar con los pasivos remunerando”, planteó.

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Lo que nadie se atreve a proyectar es de cuánto será la inflación de diciembre pero, sin dudas, será el mes más elevado del año y probablemente el mes más letal de los últimos treinta años. El banco estadounidense JP Morgan sí realizó un pronóstico. Proyectó un 60% de inflación para diciembre y enero y una caída del nivel de actividad del 3% para 2024.

En la arena local, el exsecretario de Agricultura Juan José Bahillo ya vaticinó que “el kilo de asado va a costar como mínimo 8 mil pesos” tras el paquete anunciado el martes pasado por el ministro de Economía, Luis Caputo. Más concreto, Fernando Savore, presidente de almaceneros bonaerenses, señaló que “el país se convirtió en una especulación terrible” y denunció remarcaciones de hasta el 35% en los precios de lista. Dio un ejemplo; un puré de papa para preparar, que vendió el martes a 699 pesos al consumidor, el miércoles lo compró en el proveedor a 1.100 pesos.

La dinámica inflacionaria de diciembre no es alentadora pero la que se espera para enero o febrero tampoco mejora el horizonte. Hubo un aumento del 37% en los combustibles, por citar solo algunos ejemplos. Comenzó Shell con ese porcentaje, al dejarse sin efecto el acuerdo de Precios Justos que les ponía un tope mensual a las subas durante la gestión anterior. El viernes, la petrolera estatal, YPF, se sumó a los aumentos en los combustibles de las compañías privadas y sus estaciones de servicio amanecieron este jueves con subas de hasta el 37%. El último incremento se suma a la actualización del 30% que habían hecho las petroleras durante el fin de semana pasado.

Se sabe, cada suba en los combustibles repercute enteramente en el resto de la cadena económica. El ministro Caputo reconoció que seguirán las subas en los surtidores al menos hasta marzo. “Un ajuste de esta magnitud prácticamente se traslada a la totalidad”, aceptó en declaraciones a la prensa y precisó que, si bien las primeros aumentos son voluminosos, según él tomarán un sendero cada vez más bajo hasta marzo”.

Otro de los factores que les agrega combustión a los precios es el impacto de la emisión monetaria que el actual gobierno, anunció, recortará. Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, sostuvo que “vivir en un esquema de atraso cambiario y congelamiento de precios, combinados con la megaemisión monetaria, que multiplicó por cinco los pesos en circulación en los últimos cuatro años, es insostenible. Por lo tanto, reacomodar este desbarajuste tendrá un impacto muy fuerte en el IPC durante los primeros meses, pero es condición necesaria para que la economía vuelva a funcionar correctamente”.

El Gobierno admite que habrá indicadores inflacionarios de dos dígitos en el primer trimestre y, probablemente, hasta junio. En los equipos técnicos calculan que, solo por la emisión monetaria electoral (que recae en la gestión anterior pero que sigue salpicando la economía en materia de inercia inflacionaria), solo entre enero y febrero habrá un 20% de inflación, a lo que debería agregarse el impacto de los reacomodamientos que ya comenzaron a darse desde el 10 de diciembre con el recambio gubernamental.

Pero también se apuesta en materia de inflación a que los índices mensuales se ubiquen en un dígito hacia fines de año; incluso hay algunas proyecciones muy optimistas que auguran un fin de 2024 con entre un 3% y un 4% de inflación mensual. En el equipo económico prefieren no ponerlo de ese modo frente a la opinión pública porque le temen a la remake del “segundo semestre” y los “brotes verdes” prometidos en su momento por el ministro Nicolás Dujovne, que nunca llegaron y, en todo caso, se marchitaron antes de florecer.

El rebote de las primeras medidas fue muy diverso entre los economistas; sin embargo, hay una masiva coincidencia en que el impacto inflacionario será brutal. También coinciden en que los anuncios del martes deberán estar acompañados por una segunda ola de medidas que apunten a sostener el nivel de actividad y por esa vía generar más ingresos, que es otra manera de reducir el gasto fiscal.

El fundador de Abeceb y exministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, le dijo a PERFIL que “las primera medidas tienden a corregir distorsiones de precios relativos y las distorsiones que existen en la economía antes de poder iniciar un programa de estabilización. Y en este sentido, las medidas refieren a dar las primeras señales respecto de un fuerte anclaje fiscal y poder bajar el gasto público en casi 5 puntos para el año 2024, un hecho inédito en los años de democracia argentina”. También alertó que “hay que observar el impacto de estas medidas en los precios y ahí podremos discernir muy claramente cómo estaba trasladado este mayor valor del tipo de cambio a la estructura de precios”.

Para el expresidente del Banco Central Martín Redrado, las medidas del Gobierno “no dan previsibilidad a la Argentina”, y enfatizó que “este ajuste no lo va a pagar la política sino la gente”, y consideró que “un programa económico debe dar previsibilidad en materia de precios y cambiaria pero este se ha quedado solo en una parte, que es buscar el ajuste fiscal”.

También el economista Marco de Giacomo advirtió sobre el impacto en los bolsillos. Aunque calificó el ajuste como “necesario”, alertó, nunca tan severo pero también perdurable en el tiempo, que “con esta dinámica tenemos que acostumbrarnos a convivir con hasta un 10% mensual de inflación durante varios meses más”. Su colega y doctor en Ciencias Sociales, Julio Gambina, fue más duro. “Esto ya es una hiperinflación implantada por Milei” y proyectó un 20% de suba en los precios para diciembre y “un alza muy alta para enero y febrero inclusive”.