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Las 90 velas de Fidel, un viejo líder que conserva sus mañas

En su cumpleaños, Castro reapareció ayer en público junto a Maduro y divulgó un escrito en el que evocó su niñez y le pegó a Barack Obama.

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La Habana

En el día de su 90º cumpleaños, Fidel Castro reapareció ayer en público junto a su hermano Raúl y al presidente venezolano Nicolás Maduro, en imágenes trasmitidas en vivo por la televisión local.
Vestido con ropa deportiva blanca, Fidel se sentó junto a ambos mandatarios en una gala organizada por la compañía de teatro infantil “La Colmenita” en el emblemático teatro Karl Marx, en La Habana.
Pocas horas antes, el líder cubano había divulgado un escrito en el que reveló detalles íntimos sobre su niñez y ahondó sobre algunas de sus clásicas obsesiones: el riesgo nuclear, la preservación de la paz y su histórica enemistad con los Estados Unidos.
Mientras Cuba coronaba varios días de celebraciones por su natalicio, el artículo difundido en el periódico oficial Granma, titulado “El cumpleaños”, demostró que, más allá de los amores y odios que suscita, el longevo líder socialista aún conserva intacta su lucidez intelectual.
Exposiciones artísticas, encuentros juveniles, eventos culturales e intervenciones urbanas homenajearon en las últimas semanas a Fidel, quien ayer recibió los saludos de dirigentes internacionales como Vladimir Putin, Xi Jinping y Evo Morales.
Mientras Cuba atraviesa un momento de profundos cambios, sostenidos en una progresiva apertura económica y en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Washington, el mayor de los hermanos Castro se mantiene, a sus 90 años, como una referencia ineludible en la política cubana, tanto para quienes lo veneran como el prócer vivo de la Revolución de 1959 como para quienes lo defenestran y lo consideran un tirano. Goza de relativa buena salud, pese a que sus apariciones se han hecho cada vez menos frecuentes, sobre todo luego de una enfermedad intestinal que lo obligó a apartarse del poder hace ya diez años.
La última vez que se había mostrado en público había sido el pasado 19 de abril en el congreso del Partido Comunista Cubano, donde llamó a los cubanos a mantener el rumbo socialista y aludió a la proximidad de su muerte: “Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno”.
Como es su costumbre, en el artículo publicado ayer, Castro no dejó pasar la chance de criticar a su eterno rival: el gobierno de los Estados Unidos. “Considero, escribió en su artículo publicado en el diario Granma, que le faltó altura al discurso del presidente de los Estados Unidos cuando visitó Japón, y le faltaron palabras para excusarse por la matanza de cientos de miles de personas en Hiroshima”, escribió, en alusión a la reciente visita de Estado de Barack Obama al país asiático.

Recuerdos. Fidel también se permitió evocar escenas íntimas de su niñez, algo poco frecuente en sus columnas. “A los seis años, una maestra llena de ambiciones, que daba clases en la escuelita pública de Birán, convenció a la familia de que yo debía viajar a Santiago de Cuba para acompañar a mi hermana mayor, que ingresaría en una escuela de monjas con buen prestigio –recordó–. No quiero ser extenso, sólo que fueron muy duros los años de aquella etapa de hambre para la mayoría de la población. Me enviaron, después de tres años, al Colegio La Salle de Santiago. Pasaron casi tres años sin que me llevaran jamás a un cine. Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso”.