El fallo de la justicia estadounidense que condenó al Estado nacional por la estatización de YPF en 2012, pero que dejó indemne a la petrolera, tendrá consecuencias económicas a futuro, si es que las apelaciones que interponga la Argentina resultan desfavorables y respalden la decisión de la jueza Loretta Preska. No así el impacto político. En un sector del Gobierno están “convencidos” de que el tiempo y los “destinatarios elegidos” para culpar de los “errores” de la estatización respondieron a una intencionalidad política más que comercial.
Distintas fuentes consultadas por PERFIL dejaron claro que la sentencia esquivó un conflicto con la principal empresa que opera en el área de negocios más floreciente del país, en materia energética, como es Vaca Muerta. “Si fallaba en contra de los intereses comerciales de YPF podría afectarla, en un momento en donde no sólo lidera el rango de la extracción de gas no convencional, sino también porque encabeza con Petronas la exploración para la planta de licuefacción de GNL”, analizó un funcionario vinculado con el sector energético.
¿Por qué YPF fue excluida de los perjuicios, que sí deberá enfrentar el Estado nacional? Según distintas fuentes del entorno kirchnerista, la decisión judicial tiene un “trasfondo político, más que comercial”. Sucede que los principales cuestionados por el accionar del gobierno durante 2012 fueron la entonces presidenta Cristina Kirchner, y quien era su ministro de Economía, Axel Kicillof. Ambos hoy son potenciales candidatos en el Frente de Todos. De hecho, la oposición se encargó de señalar a ambos dirigentes de responsables.
El kirchnerismo denuncia connivencia entre la oposición y la jueza Preska
“No es casual que haya salido este fallo en este momento”, cuestionó una fuente cercana al actual gobernador bonaerense, quien, en sus fueron internos, cree que “hay claramente una connivencia entre la oposición local y cierto sector poderoso de la justicia de Estados Unidos”. No se trata de un análisis que deambula por la casa de Gobierno de La Plata, sino que es transversal al kirchnerismo, que luego de conocerse el veredicto decidió apagar teléfonos, pero que dejó mensajes de fastidio.
La justicia estadounidense falló en contra de Argentina por la estatización de YPF
Para el entorno del Instituto Patria, en donde opera la usina política del kirchnerismo, la decisión de Preska es “tan apresurada, como fuera de tiempo”. “Se tomó ocho años para definir una causa y lo hace justo en este momento, en medio de un año electoral, con definiciones de candidaturas y con problemas del entorno económico que mantienen la tensión de manera constante”, alegaron algunos dirigentes cercanos a Cristina Kirchner.
Desde el punto de vista técnico, la estatización del 51% de las acciones de YPF se trató “básicamente de un tema de soberanía”. “No puede estar por encima el estatuto de una empresa privada que el derecho público”, reiteraron las fuentes consultadas, en torno a los cuestionamientos que la justicia estadounidense tomó para argumentar el fallo. Ese mismo planteo llevó la Argentina a los estrados norteamericanos hace poco menos de un año, pero no bastó para convencer de los perjuicios a los accionistas.
La Casa Rosada buscó desdramatizar el fallo
En Casa Rosada, sin embargo, buscaron restarle interés al tema, a pesar de que ganó la escena mediática y de que generó un duro golpe a las acciones de YPF, al derrumbarse 3,4% en el S&P Merval luego de conocerse el fallo de la justicia estadounidense. “Son procesos muy largos, quedan muchas apelaciones”, buscó atemperar los ánimos uno de los asesores muy cercanos al presidente Alberto Fernández. Consultado por el impacto político que denunció el kirchnerismo, esa misma fuente aclaró: “Hoy tenemos cosas más urgentes”.
Esa maniobra de desmarque pareció ser una respuesta al kirchnerismo, que días atrás volvió a la carga contra el jefe de Estado por los resultados de la gestión, con pobreza en alza, inflación incontenible y pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores. Las críticas llegaron de la mano del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, quien dijo que los resultados en esa área “no fueron óptimos”. Tampoco pasa por el mejor momento la relación entre Alberto Fernández y Sergio Massa, luego de los reproches de la esposa del ministro y titular de Aysa, Malena Galmarini, que dijo que el off the record con “operaciones políticas” en contra del jefe del Palacio de Hacienda surgieron de Casa Rosada.
La embestida judicial oscureció la “buena noticia” que Massa trajo al país luego de reunirse con el Fondo Monetario Internacional y lograr que desembolsara el pago de US$5.400 millones, luego de la aprobación de las metas trimestrales. Esos dólares permitieron saldar los vencimientos que el FMI debería haber cobrado una semana antes y, principalmente, fortalecer las escuálidas reservas del Banco Central, que en el último día de marzo vendió US$ 99 millones, acumuló pérdidas por más de US$ 1.900 en ese mes y que concluyó con el peor primer trimestre en 20 años, con una sangría apenas por debajo a los US$ 3.000 millones.
La gira de Massa en la gira de Alberto Fernández
La relación Massa-Alberto Fernández no está en el mejor momento, pero se mantiene en pie. Los esfuerzos por mantener a flote la economía, en medio de los golpes de la sequía y la inflación, aún dejaron con vida la esperanza presidencialista del ministro, quien, si bien niega en público sus aspiraciones electorales, en el quinto piso del Palacio de Hacienda ya diseña la forma de ejercer un eventual doble comando de gestión y de campaña, si le toca estar al frente de la lista de candidatos del Frente de Todos.
Massa fue a Estados Unidos a mostrar su propio poder político. “Tuvo una comitiva paralela”, admitieron fuentes cercanas al ministro. Sucede que, a último momento, subió al avión a gran parte de su equipo económico para demostrar su poder de fuego en la gestión. Algo similar había sucedido cuando, apenas asumido, fue a visitar a la titular del FMI, Kristalina Geeorgieva, a Washington. Esta vez la reunión fue con la subdirectora del Fondo, Gita Gopinath, a quien convenció del efecto sequía, no sólo para el desembolso de los dólares, sino especialmente para permitirle poner en marcha el “dólar agro”, con beneficios cambiarios para la exportación del campo, a pesar del costo de emisión que tendrá para el fisco.
Lo cierto es que, en el fallo de YPF, las reacciones en la coalición gobernante fueron dispares. Mientras que el kirchnerismo apuntó a una connivencia entre la oposición y un sector de la justicia estadounidense; el entorno presidencial buscó desdramatizar la sentencia; y el massismo optó por el silencio, para entronar los resultados exitosos de la gira personal que realizó Massa, dentro de la gira de Alberto Fernández por Estados Unidos.
