El ministro de Economía, Martín Guzmán, anticipó que los Estados van a tener un "rol muy fuerte" en todo el mundo en la recuperación económica tras la crisis provocada por el coronavirus. En Argentina, advirtió que el "desafío" será evitar que la inyección de liquidez presione sobre el dólar y genere una nueva devaluación.
"Los Estados van a jugar un rol muy fuerte en la recuperación económica y los Bancos Centrales tendrán un protagonismo para la generación y expansión de liquidez", dijo el funcionario este miércoles 25 de noviembre, al participar de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2020 que organiza el Banco Central de la República Argentina, que se desarrollaron de manera virtual bajo el título "Desafíos, objetivos e instrumentos de los Bancos Centrales en un nuevo contexto global".
Martín Guzmán consideró que los Bancos Centrales deberán buscar herramientas para que las políticas expansivas implementadas tengan el mayor multiplicador macroeconómico posible, tratando de que la inyección de liquidez que se le da a la economía tenga varias vueltas de impacto sobre la demanda agregada.
Esto genera "desafíos" para las economías, dijo el titular del palacio de Hacienda, dado que esa liquidez expandida "da vueltas", pero "eventualmente llega a activos financieros". En países como la Argentina, por su parte, "hay que tener mucho cuidado sobre a qué tipo de activos va, sobre todo a la demanda de moneda extranjera".
"En economías más avanzadas, lo que va a ocurrir —y de hecho ocurrió en 2020— es que esa inyección fuerte de liquidez en la economía empieza a poner presión sobre los precios de los activos financieros y eso tiene consecuencias distributivas que son regresivas", evaluó el funcionario.
"En un contexto donde la actividad empieza a recuperarse, después de un 2020 donde la economía mundial se retrajo, que al mismo tiempo haya un impacto positivo sobre los precios de los activos financieros, significa que quienes tienen esa riqueza financiera se benefician, mientras buena parte de la población sufre las consecuencias de la caída de la actividad económica", analizó.
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Guzmán sostuvo que en economías como la de Argentina —en las que aún no se ha construido una "suficiente robustez de la moneda"— la expansión de la liquidez se canaliza a través de la demanda de moneda extranjera, "generando presiones cambiarias y con problemas sobre los precios de los bienes y los servicios, de la inflación en general".
Para el ministro, en la Argentina hay un "desafío" para restablecer "todas las funciones del dinero", porque el Gobierno ve "valor" en la soberanía monetaria entendida como un "razonamiento macroeconómico" y no como un "argumento sentimental".
"El hecho de poder tener una moneda que se vuelva una referencia y que permita poder contar con instrumentos de ahorro y financiamiento, y que de esa manera podamos ir en la dirección de resolver los problemas estructurales de la Argentina con este patrón de bimonetarismo que contribuye a la mayor inestabilidad macroeconómica y en la balanza de pagos", completó.
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