Para el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) el proyecto de aumentar el impuesto a las ganancias de las empresas no es la forma de bajar la alta presión impositiva. De acuerdo con el informe publicado, "comparando con otros países, la alta presión impositiva no se da con el impuesto a las ganancias de las empresas sino con las contribuciones patronales".
En ese sentido, el escrito señala que hasta el año 2020, en la Argentina el impuesto a las ganancias de las empresas era de 30% al que se acumulaba 5% de imposición sobre los dividendos de los accionistas. Esto significa que la presión tributaria total sobre el capital era de 35%. A partir del 2021, la parte del impuesto que pagan las empresas bajó a 25%, mientras que la parte de los accionistas subió a 10%. Esta reforma, impulsada por el anterior gobierno, buscaba aumentar los incentivos a invertir las utilidades manteniendo la presión impositiva sobre el capital en 35%. "Ahora se propone subir el impuesto a las ganancias de las empresas a 35% y reducir el impuesto a los dividendos al 5%. Esto hace que la presión impositiva total sobre el capital aumente al 40%.", agrega.
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Según IDESA, este cambio reduce los incentivos a la reinversión de utilidades ya que aumenta la presión impositiva sobre las empresas. Por lo tanto, se cree que este aumento del impuesto al capital espantará aún más las ya pocas intenciones de las empresas de invertir en la Argentina.
Según datos de la OECD se observa que:
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La alícuota promedio del impuesto a las ganancias de las empresas en países desarrollados es el 23%, mientras que en Argentina será del 35%.
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La alícuota promedio del impuesto a los dividendos en países desarrollados es de 18%, mientras que en Argentina será del 5%.
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En los países avanzados la alícuota promedio de contribuciones patronales es de 16%, mientras que en Argentina es del 28%.
De esta forma se evidencia que el nivel de presión impositiva total sobre el capital que aplicará la Argentina, luego que se apruebe la reforma, no es muy diferente al que registran los países avanzados. Además, en los países avanzados se estila gravar con más énfasis a los dividendos que a las ganancias de las empresas para incentivar la reinversión de utilidades.
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Por último, se observa que la principal distorsión no se da con el impuesto sobre el capital sino sobre el trabajo. Las contribuciones patronales en la Argentina son sustancialmente más altas que en los países desarrollados.
Por otro lado, el informe indica que el anuncio del presidente de la Nación de reducir las contribuciones patronales para las provincias del norte argentino es consistente con la evidencia. De todas formas, es una muy buena intención que se reduce a mera cosmética, ya que dada la complejidad y lo limitado del esquema propuesto, su intrascendencia está garantizada.
El escrito finaliza estableciendo que para revertir el proceso de decadencia se necesitan medidas más estructurales. "El programa de reducción de contribuciones patronales debería ser mucho más audaz aplicando mínimos no imponibles a la masa salarial de todas las empresas", aseguran.
RM