La calificadora de riesgo Moody’s Investors Service anticipó hoy que las condiciones del mercado laboral en las economías más grandes de América Latina probablemente se mantendrán débiles en los próximos dos años, con consecuencias a largo plazo para muchos sectores.
Entre estas "economías grandes" Moody's coloca a Argentina en la categoría (Ca estable), Brasil (Ba2 estable), Chile (A1 negativa), Colombia (Baa2 negativa), México (Baa1 negativa) y Perú (A3 estable).
Dentro de los principales puntos del análisis, la calificadora señala que la pandemia de COVID-19 ha empujado a América Latina a una contracción mucho más profunda que la que siguió a la crisis financiera mundial de 2008-2009, o en Brasil durante su recesión de 2014-2016.
Por tal motivo, la agencia interpreta que "resulta poco probable que el empleo en la región vuelva a los niveles anteriores a la crisis durante los próximos dos años, siendo los trabajadores más jóvenes los más afectados", anticipó.
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Por otra parte, indica que las débiles tendencias del empleo persistirán y tendrán implicaciones negativas para la recaudación de ingresos de los gobiernos locales y regionales de cada país.
"El impacto variará entre ellos, dependiendo de su base económica y el nivel de apoyo gubernamental a su población. Esperamos un mayor impacto en los gobiernos locales y regionales que dependen de las transferencias fiscales del gobierno federal basadas en recaudación de impuestos", adelanta el análisis.
Malas noticias para las aerolíneas y el sector hotelero hasta 2023
Dentro de su análisis Moody's detaca que las aerolíneas y el sector de alojamiento no se recuperarán por completo hasta al menos 2023, lo que reducirá la disponibilidad de empleo en esos sectores.
"Los minoristas también se verán afectados, ya que deberán lidiar no solo con el alto desempleo, sino también con la baja penetración de los servicios bancarios, el lento crecimiento económico y altos niveles de inflación", anticipó.
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Pero las complicaciones no cesan ahí, puesto que la pérdida de puestos de trabajo y la caída de la actividad económica serán negativos para la infraestructura de transporte.
"Las autopistas con conexiones urbanas se verán particularmente afectadas dado que menos personas viajan diariamente a sus trabajos. La actividad aeroportuaria también disminuirá debido al retroceso en los viajes de negocios y el turismo", explica el informe.
Las métricas de calidad de activos de los bancos se verán desafiadas por la disminución de las medidas de apoyo de los gobiernos en medio de las débiles condiciones de empleo.