En el primer semestre del año las exportaciones de productos agrícolas alcanzaron un récord de US$ 25,9 mil millones según estadísticas de INDEC con base en Aduana (+24% ia.). Este flujo incluye envíos de todos los granos: soja, maíz, trigo, sorgo, cebada, girasol, maní; harinas, aceites y biocombustibles (biodiesel).
El crecimiento de las principales exportaciones agroindustriales ha sido determinante para el financiamiento de las importaciones, que luego de años flojos, como lo fueran el 2019 (recesión) y 2020 (primer año de Pandemia) se recuperaron con fuerza en 2021 y lo que va de este año.
Para tener orden de magnitud, en el primer semestre las exportaciones agroindustriales se ubican US$ 10,6 mil millones arriba de los envíos promedio del período 2017-2020 y las importaciones totales (bienes) US$ 13,6 mil millones por encima en la comparación con el mismo período (US$41,2 mil millones versus US$ 27,6 mil millones). La información se desprende de un informe de la Fundación Mediterránea titulado: “Dólares que no alcanzan en un año récord de exportaciones agroindustriales”.
Banco Central en rojo: cómo siguen las reservas después de otro día de caída
Teniendo en cuenta las restricciones que enfrentan otras fuentes de ingreso de divisas se deriva de lo anterior que el aumento de importaciones no hubiese sido tan potente sin los dólares extras del campo, que permitieron abastecer la mayor demanda con un precio de la divisa que se mantuvo, al menos hasta mediados de este año, relativamente controlado.
Según estimaciones propias de la Fundación el 2022 podría cerrar con un flujo de agrodólares cercano a US$ 49,5 mil millones, la marca más alta de los años recientes (+13% interanual). Estos números suponen cierta regularización en la comercialización de todos los granos, especialmente de la soja, que viene mostrando un ritmo inusualmente bajo de operaciones en las últimas semanas, pero que deberá corregirse en algún momento de los próximos meses, ya que, los granos producidos siempre se venden.
Los dólares que el gobierno espera (y desespera)
Como se mencionó, este año podría haber un récord de exportaciones agroindustriales, apalancado en un contexto excepcional de precios internacionales de commodities. A pesar de este favorable momentum del principal sector exportador, el importante superávit comercial que tenía el país se ha ido perdiendo con el transcurso de los meses, de la mano de un fuerte aumento de importaciones presionadas desde distintos puntos como: el encarecimiento de las importaciones energéticas, el adelanto de compras de insumos y bienes intermedios por temor a una devaluación.
Hasta el primer semestre del año las exportaciones fueron fluidas y siempre superiores a las del año pasado en el mes a mes, pero en las últimas semanas han aparecido signos de interrogación respecto de cómo continúa este proceso.
Sucede que la liquidación de exportaciones de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, que aproxima bastante la dinámica de las exportaciones de granos y derivados que luego publica INDEC, marcó en julio un número atípico para lo que venía siendo el flujo de exportaciones de meses previos, el momento del año y el contexto de precios internacionales.
En julio las empresas de CIARACEC liquidaron US$ 3.164 millones de exportaciones, una cifra que representa una caída muy importante respecto de los dos meses previos (US$ 3.815 millones y US$ 4.232 millones), pero que es llamativamente también menor a la del mismo mes del año pasado (US$ 3.520 millones), algo que no había sucedido en lo que va del 2022.
Con precios internacionales que se mantienen por encima de los del año pasado, la menor liquidación de exportaciones puede obedecer solo a una caída en los volúmenes exportados y/o demoras en el ingreso de dólares al país.
Pensando en el porqué de la fuerte desaceleración en la liquidación de los exportadores, no pueden obviarse el contexto de incertidumbre macroeconómica generada por la depreciación de la moneda en los mercados libres; la pérdida de reservas del BCRA, la ampliación de la brecha cambiaria, el recambio de autoridades en el Ministerio de Economía de la Nación y la promesa de una mejora de las condiciones de exportación para el principal complejo exportador del país, el sojero.
Todos estos factores seguramente repercutieron, y lo están haciendo, tanto sobre la primera venta de los granos (venta interna, de productor a industria, de productor a exportador) como sobre la segunda (exportación de los granos o de sus derivados industriales).
¿Cómo viene la liquidación de granos?
Respecto a la primera venta, que es donde se tienen más estadísticas, en el caso de la soja, los números oficiales muestran efectivamente una importante desaceleración de las ventas semanales desde mediados de junio, que se continúa hasta las primeras semanas de agosto. De una comercialización semanal de 800 mil toneladas aproximadamente en junio, se bajó a 520 mil en julio e incluso menos en agosto.
Al 10 de agosto había 14,6 millones de toneladas vendidas a precio cerrado, para una campaña total de 44,0 millones de toneladas, solo el 33% de lo producido un porcentaje bajo para el momento del año. Algo que debe aclararse es que la soja ya está producida y que se terminará por vender, si no es en las próximas semanas será en los próximos meses y el año que viene.
Afirman que el "dólar agro" sólo activaría una liquidación por goteo
En cuanto a la liquidación de los exportadores para lo que resta del año (CIARACEC), si se consideran los saldos exportables de todos los granos ya producidos y cierta regularización de la comercialización de la soja, tal como la referida anteriormente; el flujo de dólares a ingresar en los últimos 5 meses (agosto – diciembre) podría estar en el orden de los US$ 14,2 mil millones, un promedio de US$ 2,8 mil millones mensuales.
Ahora bien, en caso de continuar muy ralentizada la venta de la soja, la cifra sería menor, probablemente no muy diferente a la observada el año pasado que, fue de US$ 12,6 mil millones, US$ 2,5 mil millones mensuales.