El plan de condonación de deuda tributario lanzado por el gobierno de Cristina Fernández comenzó a encontrar diferencias. Desde la provincia de Buenos Aires (la más importante del país), el titular de la Agencia de Recaudación bonaerense (ARBA), Santiago Montoya salió a diferenciarse de la Nación: "Nosotros no perdonamos deudas".
Polémico por sus métodos de recaudación, Montoya aseguró este mediodía en la asunción del nuevo ministro de Producción bonaerense, Alejandro Arlía, que en la provincia de Buenos Aires "se le cobra a todo el mundo". Y agregó: "Nosotros podemos dar facilidades, sobre todo para los contribuyentes medianos y pequeños, pero le cobramos a todo el mundo".
Consultado sobre si la medida anunciada por el gobierno nacional le causaba malestar, Montoya dijo a la agencia DyN: "Voy a estar contento si Argentina soporta bien esta crisis y si después encontramos que éste fue un elemento que nos ayudó a salir, nos ayudó a que la crisis no nos golpee tan fuerte".
Una historia de moratorias. El último gran perdón tributario de la Argentina se realizó antes de que estallara la crisis en diciembre de 2001, durante el gobierno de Fernando De la Rúa (Domingo Cavallo era el ministro de Economía). Allí se buscó que los evasores impositivos ingresaran al sistema fiscal mediante una condonación de multas y punitorios.
En la Argentina se registraron a lo largo de su historia 89 moratorias nacionales y 206 en gestiones provinciales; generalmente estas medidas fueron presentadas en contextos de crisis económicas. En la actualidad, el argumento que utiliza el Gobierno es preservar las fuentes de trabajo, sin embargo críticos de la iniciativa aseguran que "es mal vista por el contribuyente que paga puntualmente".
