La finalización de 2020 marca el cierre de unos de los años más difíciles de las últimas décadas en materia económica, donde la pandemia prácticamente arrasó la actividad económica en el mundo, y que golpeó fuerte en la Argentina y otros países en vías de desarrollo. A la vez quedan desafíos realmente difíciles como la recuperación genuina de la actividad con una pandemia que sigue, la reducción del déficit fiscal, de la inflación y del desempleo de cara a 2021.
El 2020 está finalizando con una caída del PBI en 12 meses del orden del 10,5 al 11 por ciento, muy cerca del nivel de retracción histórica que marcó la crisis de 2001-2002.
Las cifras de este año resultan contundentes. Caídas interanuales del 5 por ciento en la industria, del 26 por ciento en la construcción y del 8 al 10 por ciento en el consumo masivo, más el derrumbe casi total del turismo.
Con esta retracción de la actividad económica es lógico el derrumbe de la inversión, la cual mostrará un descenso cercano al 20 por ciento en este año y ubicándose en un promedio del 13 por ciento sobre el PBI para 2020.
El desempleo era una consecuencia lógica de esta situación y se prevé que la desocupación finalice en un 12 por ciento, aunque se estima que la cifra es mayor en función de las modificaciones que tuvo la estadística de la población económicamente activa.
Uno de los problemas estructurales de la economía local y que se arrastra desde década sigue siendo la inflación.
El aumento del costo de vida se ubicará en torno al 36 por ciento, y si bien es bastante más baja que la del 53,8% registrada en 2019, aun los analistas la ven como una cifra alta si se tiene en cuenta la caída del PBI de este año y el congelamiento de las tarifas de servicios públicos.
Claro que en esto influyó el exceso de emisión monetaria y la asistencia récord del BCRA a Tesorería.
Este año la inversión cayó un 20% según analistas que esperan una recuperación lenta
No se puede hablar de inflación si no se tiene en cuenta lo que pasó con el tipo de cambio. El dólar libre saltó de 78 pesos que cerró el 30 de diciembre de 2019 a 165 pesos en 2020, lo cual evidencia la depreciación de la moneda.
A pesar de haber logrado una reestructuración exitosa de la deuda privada, con un 99 por ciento de adhesión, la tasa de riesgo país finaliza 2020 cercana a 1.400 puntos básicos, que se asemeja casi a una prima de una nación en default.
La balanza comercial cerrará con un superávit de alrededor de 13 mil millones de dólares, es decir, el mismo monto prácticamente que en 2019, con exportaciones que cayeron más de un 14 por ciento en el año.
En esto tuvo mucho que ver la retracción del comercio a nivel internacional, pero también el esquema cambiario del país, especialmente a partir de la implementación del super cepo el 15 de septiembre.
Precisamente, la implementación del súper cepo generó desconfianza e hizo que en tres meses el BCRA perdiera más de 3.000 millones de dólares de reservas, lo que logró revertirse hacia fines de noviembre.
En concreto, las reservas monetarias al 30 de diciembre de 2019 llegaban a 44.778 millones de dólares y en 2020 están cerrando en 39.300 millones.
Todo esta situación ha generado un fuerte crecimiento de la pobreza, la cual según las cifras del Observatorio Social de la UCA, se sitúa por encima de un 40 por ciento.
En el medio también se vivieron situaciones preocupantes como el intento de estatizar la empresa Vicentín, la toma de tierras privadas y la salida de la Argentina de algunas empresas extranjeras, que no ven un horizonte claro.
Sin dudas lo que pasó este año no es factible que se repita en 2021; de todos modos se presentan desafíos muy difíciles para el país.
En primer término una negociación con el FMI para cerrar un nuevo acuerdo, en este caso de facilidades extendidas y a la vez marcar una pauta de reducción del déficit fiscal.
Paralelamente generar condiciones de recuperación económica cuando aún no se sabe cómo va a seguir evolucionando la pandemia, más teniendo en cuenta el fuerte incremento de infectados que se ha informado en las últimas horas.
Un tipo de cambio que sigue administrado "con un esfuerzo cada vez más grande" por parte del BCRA para que no se dispare más la brecha cambiaria.
El desafío de iniciar una actualización tarifaria, en principio, a partir del segundo trimestre del año, que se juntará también con la entrada en vigencia de negociaciones paritarias mucho más elevadas de las que se concretaron este año.
Todo esto da un panorama inflacionario que hace muy dífícil de cumplir con la pauta del 29 por ciento establecido para 2021 y los diversos especialistas estiman que el costo de vida tiene un aumento piso ya del 40 al 45 por ciento.
En este contexto son muchos los desafíos económicos que tendrá por delante el Gobierno en un año electoral que podría marcar la pauta de cara a las elecciones presidenciales de 2023.
LR