Allá por 2001, cuando Argentina atravesaba su peor crisis económica, emergía Bioceres, una empresa que hoy es líder mundial en biotecnología y la semana pasada alcanzó un hito: el Departamento de Agricultura de Estados Unidos aceptó el ingreso al mercado norteamericano de su semilla de soja antisequía.
Mientras Bioceres promete ser el próximo unicornio local, PERFIL dialogó con su CEO, Federico Trucco. A diferencia de otros empresarios cuyas marcas cotizan en Wall Street, Trucco mostró tranquilidad respecto de lo que pueda pasar después de las elecciones: “No creo que nos hagamos un favor con la histeria, y no pienso que del otro lado de lo que hay hoy esté el caos, a pesar de que pueda tener una preferencia por la continuidad. Nuestra responsabilidad es acompañar y buscar el lado virtuoso de cada proceso y ver cómo lo aprovechamos para mejorar la calidad de vida de todos nosotros”.
—¿Cuál le parece que debería ser el rol del Estado en materia científica?
—Hay que dejar de ver a la ciencia y la tecnología como un gasto y verlas como inversión. La ciencia y la tecnología no son lujos de los países ricos, sino que son la causa de sus riquezas. Por ejemplo, tomemos el acuerdo Unión Europea-Mercosur. Es importante porque lo que nosotros vendemos también lo venden otros. Y las diferencias arancelarias hacen al acceso o no a ese mercado en particular. Pero si yo vendiese conocimiento que nadie tiene, no importa la barrera arancelaria, no hay forma de evitar que eso se globalice. Cuando uno invierte en ciencia y tecnología invierte en originalidad y tiene cosas que nadie en el mundo tiene, y este tipo de barreras dejan de ser importantes. El conocimiento es el principal factor de competitividad.
—¿Y qué rol deben asumir los privados?
—Tenemos que lograr que se genere un ecosistema emprendedor, donde un científico no sienta que su único destino es ser empleado del Estado, sino que pueda ser el empleador de pares y, de esa manera, tener un círculo más virtuoso de empleo de alta calidad que empodere. Además, la inversión en ciencia y tecnología tiene altísimo repago. La gente que nos apoyó en 2001, a pesar de todos los fracasos que tuvimos en el camino, por cada centavo que invirtió tiene varios dólares.
"Las empresas nos exponemos a una volatilidad muy violenta"
—¿Impactan en Bioceres los recortes en el Conicet?
—Impactan en Argentina. Nuestra empresa requiere que haya gente que tenga ideas. Y que esas ideas podamos probarlas, y si llegamos a validarlas, podamos compartirlas en productos que alguien va a querer comprar. Cuanto más chica sea la inversión en ese ecosistema de investigadores que generan estas ideas nuevas, menos posibilidad vamos a tener de alcanzar productos que mañana podamos comercializar.
—¿Ven al Estado como socio estratégico en desarrollar conocimiento?
—Nacimos de una visión compartida, con un correlato en políticas públicas que han tenido continuidad a lo largo de distintas administraciones. Si hay algo destacable de la última etapa es que la política en ciencia ha tenido consenso. De hecho, el Presidente mantuvo al ministro de la última gestión, que fue funcionario en cuatro presidencias consecutivas. Tenemos una alianza con el Conicet desde 2004 y somos socios indivisibles desde esa época.
—¿Cómo se sitúa en la discusión de si hay que apuntalar la ciencia básica o la aplicada?
—Más que hacer una distinción entre ciencia aplicada y básica tenemos que distinguir entre buena y mala ciencia. La buena ciencia básica, en un estadio temprano, es el mejor de los negocios, porque es el conocimiento más puro que uno puede tener. Y, en ese sentido, el sistema no está yendo adelante con todo su potencial. Quizás tenga que ver con el acceso al financiamiento, ya que hay una política de tratar de llevar el déficit público a cero. Probablemente eso no permita que la inversión en ciencia tome una dimensión más significativa. Y falta conexión con el sistema productivo. ¿Cómo hacemos para que los dólares vengan más del sector privado que de la inversión pública?
Video: Federico Trucco en una charla TED