Marcelo Birmajer participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil, donde sostuvo que la última dictadura “no quemó libros” y que tampoco hubo escritores “desaparecidos por su escritura”. “La dictadura no quemó libros, los militantes y las personas que tenían libros que la dictadura había prohibido los quemaban”, aseveró.
El guionista, que estrenará su nuevo show “Birmajer se hace cuento” en la ciudad de Córdoba el próximo 15 de mayo a las 21 en el teatro Ciudad de las Artes, también apuntó contra Guillermo Saccomano por su discurso de inauguración de la Feria del Libro. “No tiene la consistencia para iniciar un debate: dijo una serie de insensateces que no son incomprobables, sino totalmente falsas”, aseguró Birmajer en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Qué opinión tiene sobre los dichos de Guillermo Saccomano en la inauguración de la Feria del Libro?
—Creo que no tiene la suficiente consistencia para iniciar un debate. Y es contradictorio, porque está en contra de que los empresarios ganen cuando afirma que el dinero es una intermediación de opacidad entre el lector y el libro. ¡Como si él pudiera cobrar por su trabajo, pero los demás escritores no! Esa contradicción es tan patente, tan falta de cualquier explicación que pierde consistencia en todo el discurso. Pero supongamos que quiso decir que la literatura no debe estar mediada por la oferta y demanda, sino por un Estado o Comité que elija qué libros tenemos que comprar, cuánto deben valer y qué tienen que escribir los escritores. Estoy totalmente en contra: si la mayoría de los lectores compran Harry Potter y no Birmajer, me tengo que buscar otro tipo de trabajo. No tengo que obligar al Estado a que me pague por ser escritor bajo ningún concepto. A ningún escritor hay que darle un centavo por fuera de lo que los lectores quieran poner. Si quieren leer a Stephen King y no a Saccomanno, tendrá que vivir de dar discursos en la Feria del Libro que aparentemente por eso le pagan. De dónde sale el dinero con el que le pagan, eso es algo que habrá que investigar. Él se ha tomado un gran trabajo para investigar qué hizo La Rural en los años setenta, pero no de dónde sale el dinero con el que le pagan. Dijo falsedades evidentes que vuelven pueril su discurso.
—¿Cuáles son las falsedades que usted sostiene que dijo Saccomano?
—Cuando dijo que con prestigio no se compra y eso es totalmente falso. Los libros de Saccomanno se vendieron un poco más gracias a su discurso en la Feria del Libro. Toda mi vida y la mayoría de las cosas que tengo es gracias a mi prestigio y no por mi dinero. El dinero es un intercambio a cómo te construiste como escritor y lo que están dispuestos a darte a cambio de eso. Y el prestigio es un símbolo, una metáfora de múltiples cualidades que no tienen un nombre específico. Borges no tenía una fortuna inconmensurable pero nunca le iba a faltar nada de comer ni dónde vivir ni adonde viajar porque lo invitaban. ¿Y por qué lo invitaban a Borges? Lo invitaban por su prestigio. Saccomanno dijo una serie de insensateces que no son incomprobables, sino que son totalmente falsas. Hay millones de personas en todo el mundo que quieren comprar sus libros y cuando no quieren no es culpa de un sistema injusto, es el azar. Hay sistemas que empeoran nuestra natural injusticia, pero el mundo no es políticamente correcto. Uno no lee lo más justo y lo más saludable, uno lee lo que tiene ganas y es la manera imperfecta en que funciona la libertad.
—Usted dijo que habría que investigar de dónde salió el dinero para Saccomanno, ¿a qué se refiere?
—Claro, si vamos a investigar rigurosamente que hizo La Rural en los setenta, también habría que investigar ese dinero: ¿Quién lo produjo? ¿De dónde viene? ¿Quién recibe menos para que él reciba ese dinero? No es mi curiosidad, es la de él. Si vamos a hacer un análisis exhaustivo de dónde viene la riqueza y adónde va, eso tiene que estar incluido. Creo que no pueden ganar lo mismo un Stephen King que yo porque hay mil millones de personas que quieren comprar Stephen King y muchísimas menos que quieren comprar mis libros. Pero si vamos a hacer un análisis matemático tenemos que investigar también.
—¿Cree que es una paradoja que la Feria del Libro se realice en La Rural?
—En La Rural no se quemó ningún libro ni se mató a ningún escritor. Lo que dijo Saccomanno y que confundió muchísimo es que La Rural apoyó dictaduras que quemaron libros y mataron escritores. Hay dos cosas que hay que poner en cuestión: la dictadura no quemó libros, los militantes y las personas que tenían libros que la dictadura había prohibido los quemaban. El nazismo sí quemó libros. Hizo una pira en una calle de Berlín y quemó los libros que consideraba degenerados. La dictadura los prohibió, pero tampoco era una prohibición totalitaria absoluta. Yo iba a bibliotecas: la de la Caja de Ahorro y Seguros, la biblioteca de Hebraica, la biblioteca de Gas del Estado donde había libros de Cortázar, del “Che” Guevara. Yo no conozco gente a la que hayan desaparecido por tener libros. Pero sí había miedo de tener esos libros y la gente los quemaba. La mayoría de la gente que conozco que fue desaparecida era por participar en las organizaciones armadas. Y de los escritores, no hay ningún ejemplo de desaparecido que no haya participado de las organizaciones armadas: Walsh, Conti, Santoro. El que sea que mencionemos participó en ellas. Los escritores desaparecidos participaron de la lucha armada. No hay escritores desaparecidos que no hayan participado de organizaciones armadas, salvo que yo desconozca. En fin, yo puedo criticar a La Rural por haber chiflado el famoso discurso que dio Alfonsín, pero no por eso voy a dejar de hacer la Feria del Libro. Yo creo que hay una radicalización injustificada, que no tiene una racionalidad.
—¿Usted afirma que los escritores desaparecidos durante la dictadura fueron desaparecidos por su participación en la lucha armada?
—Definitivamente, al ciento por ciento. Rodolfo Walsh no fue desaparecido por la carta contra la dictadura, sino por ser un militante montonero. Eso no justifica que se pueda secuestrar, torturar y asesinar a un prisionero indefenso. No fue el caso de Walsh que murió en combate, pero sí el de Haroldo Conti a quien lo secuestraron exclusivamente por ser militante del ERP. A los militares no les importaba qué cuentos escribía. Lo secuestraron como a tantos militantes del ERP que cometieron actos ilegales con él. Eso está prohibido y es una violación a los derechos humanos sea quien sea el delincuente. Y el ERP que era un grupo terrorista que atentó contra la democracia argentina desde el gobierno de Cámpora hasta el advenimiento de la dictadura militar. Pero no hay desaparecidos por su escritura.
—Recientemente, usted declaró que faltan artistas que estén contra la apología del “pobrismo”. ¿Por qué cree que se produce esta situación?
—Creo que la literatura es un territorio en el que la imaginación le gana a la razón: las pasiones tienen más relevancia que las matemáticas o que análisis frío de los datos y eso lleva a los escritores a convertirse en sus propios personajes. Creo que hay una distancia bien señalada entre Cervantes y “El Quijote”, donde Cervantes logra burlarse de su propio personaje. Pocos escritores logran eso, muchos se creen el personaje. Creo que es una de las explicaciones.
—En el contexto actual, ¿qué políticas culturales tendría que implementar el Estado?
—Creo que el rol tiene que ser maximizar su efectividad en pocas asignaturas. La fundamental es la educación y el Estado no sólo no ha maximizado su efectividad en esa asignatura, sino que ha desertado. Durante dos años mantuvo las escuelas cerradas. Es un Gobierno que ha analfabetizado a nuestros chicos de una manera completamente injustificada, porque en CABA se abrieron las escuelas y el gobierno pugnaba por cerrarlas en el resto del país. No había un motivo sanitario explicable. La cultura se deduce de la garantía de la libertad, de la educación y la seguridad: esos son los principales niveles que debe atender el Estado.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar el reportaje con un comentario final que quiera hacer.
—La dictadura de Videla fue la más bestial de todos los regímenes que padeció nuestro país. Asesinaron, torturaron, violaron y desaparecieron a miles de argentinos. Es el motivo por el cual hay que mantener la democracia como una relación simbiótica entre nuestra nacionalidad y la política. Pero no hay que mitificar ni inventar, porque lejos de conservar la gravedad que tuvo ese régimen criminal, logra lo contrario. En casos donde se violó, se torturó y asesinó, es fundamental que cada afirmación que hagamos esté precisamente comprobada. Puede haber ocurrido quema de libros por parte de los militares, aunque lo desconozco. Si es así, pido disculpas. Finalmente, quiero dejar en claro: todos los escritores desaparecidos que conozco estaban relacionados con las organizaciones armadas. Pero bajo ningún concepto justificaba que fueran secuestrados y asesinados. Eso es completamente injustificable y son violaciones a los Derechos Humanos. Les agradezco la invitación.
Por Gabriela Fernandez Rosman, Maria Gabriela Maidana y Francisco Martin.
Estudiantes de Periodismo Perfil Educación en la Escuela de Comunicación