Desde que Tabaré Vázquez impulsó el Plan CEIBAL (Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea) en 2007, reiteradamente Uruguay se torna protagonista de modelos de éxito en la región, y lo exhibe con justo orgullo ante la mirada errática argentina..
Es que, a diferencia de las políticas cortoplacistas teñidas de clientelismo, de las entregas como colchones en campaña de netbooks, de programas truncos no implementados por cambios de gestión -y así la lista podría continuar- CEIBAL se erigió en Uruguay como un bastión vertebral del sistema educativo y trasciende las administraciones, consolidado como una institución en políticas de enseñanza, del propio Estado.
Recientemente volvió a ser noticia porque su plan Ceibal en Inglés, que funciona desde hace casi 8 años, fue distinguido en el Reino Unido por los British Interational Expertise Awards por su “impacto social positivo”, y Ceibal en su totalidad fue destacado por UNESCO como ejemplo de transformación en la educación a través del uso de conectividad y tecnologías.
Pero Ceibal en Inglés tiene un protagonismo indiscutido de Argentina: el 90% de sus profesores son locales e imparten las clases desde el Centro de Enseñanza Remota del British Council, en Buenos Aires. ¿La razón? Los argentinos ostentan el mejor nivel de inglés y de docentes en la materia, en toda la región.
“Los y las docentes argentinos tienen un gran nivel profesional, los Institutos de Formación Docente de CABA, por ejemplo, brindan una formación integral como educadores” asegura Yohana Solís, gerenta del Centro de Enseñanza Remota del British Council en Buenos Aires, donde se forman los profesores que dictan las clases de este programa.
En qué supera la educación uruguaya a la argentina
La pregunta es inevitable. ¿Por qué no implementar entonces un programa similar en nuestro país, sabiendo que en miles de escuelas la enseñanza de inglés es tan deficitaria? “Por un lado, las dimensiones geográficas del Uruguay no pueden compararse con las de Argentina, como mucho con CABA. La inversión necesaria para llevar fibra óptica a todas las escuelas del país es 10 veces más que la necesaria en Uruguay” responde Solís.
Pero más allá de las dimensiones y dificultades territoriales (tampoco un plan así está contemplado en jurisdicciones provinciales o territorios definidos, si vamos al caso), la falta de voluntad política y de una implementación a largo plazo vuelven a tomar el centro de la escena. “Uruguay tiene un acuerdo entre los partidos políticos donde, gane quien gane la elección, Plan Ceibal es parte de la política educativa a largo plazo” agrega Yohana, a lo cual no es necesario sumar mucho más.
Se trata de voluntad política, por un lado, y asumir la inversión, por otro. Inclusive, Uruguay mismo comenzó este programa en períodos piloto con escuelas rurales en las afueras de Montevideo, y año tras año la cartera de Educación fue dando más recursos para que se expanda.
Uruguay es el único país del continente que reabrió las escuelas durante la pandemia
Correr con ventaja en tiempos de Covid.
Entre otras cosas, el sistema mixto que propone el programa (el profesor de inglés se encuentra en una ubicación remota e interactúa en el aula con niños y la maestra, a través de la pantalla) les dio a los alumnos uruguayos una familiaridad superior con este tipo de tecnologías aplicadas a las obligaciones escolares.
Mientras gran parte de los estudiantes argentinos mostraron un nivel de rendimiento muy por debajo de su propia media, por falta de acceso, familiaridad o empatía con las video plataformas, Ceibal en Inglés, sin proponérselo, generó una herramienta pedagógica indispensable en tiempos pandémicos.
Si bien el mismo Ceibal debió adaptarse, la base estaba, y bien sólida. “El corazón de este proyecto es la enseñanza remota. Las clases hasta el año pasado sucedían desde las aulas en nuestro Centro de Enseñanza Remota. Si bien puede resultar novedoso este año debido a la pandemia, este tipo de enseñanza se viene implementando desde hace más de 5 años desde aquí” cuenta Florencia Ramos, una de las profesoras que dicta las clases desde Buenos Aires. “Las ventajas están relacionadas al conocimiento de la plataforma de trabajo, que ya veníamos utilizando desde que comenzamos en el proyecto, lo cual reduce la cantidad de tiempo que podía llegar a llevar aprender a utilizarla” agrega.