Objetivo cumplido. Las galas de este tipo tienen uno único y específico: recaudar fondos. Y en la gala anual del Hospital Austral eso se logró. Con ayuda de un Iván Pineda quien dejó todo desde el escenario para convencer a varios invitados a que plasmen en metálico su sentir filantrópico, Valeria Mazza consiguió recaudar ciento setenta y cinco mil dólares.
Valeria Mazza es la madrina del Pabellón Pediátrico del Hospital Austral y esa cifra se necesita para la compra de un aparato específico para el área de oftalmología. Durante la cena, entre sorteos, lo recaudado por la venta de las mesas, y los sponsors ya se había acumulado una cifra interesante pero no el total.
Mirtha Legrand estuvo en las dieciseis galas que organizó Valeria Mazza.
Pero para alcanzar los ciento setenta y cinco mil dólares faltaba activar el último recurso de la noche. Uno que pone tensos a los anfitriones y a los invitados: el remate. Esa tensión se genera porque los primeros, necesitan de una generosidad que comprenda que lo que se subasta es, la mayoría de las veces, un objeto que seguramente quien lo compre este pagando de más pero el fin es lo importante. En el caso de los invitados, la presión es porque, a veces, desde el escenario, quien remata suele presionar con simpatía pero apuntando a personas diciendo su nombre y apellido.
El expertise de Iván de Pineda en estas situaciones lo llevó a que esta vez, apelara a que Taina –la única hija de Valeria Mazza–, lo ayude en el remate. Y entre el candor adolescente de ella, y la claridad que él tenía sobre qué se necesitaba, vendieron todos los lotes. Un camiseta de los Pumas firmada por todos los jugadores pasó a manos de un funcionario de Genneia, una empresa energética; de esa compañía, otro funcionario pagó una cifra apenas superior, para participar de la gala Starlite 2024, en Marbella, como invitado más que preferencial; un cuadro gigante de Cinthia Cohen, quedó en manos del abogado de Martín Petracchi por un monto por demás interesante.
Sin embargo, terminado el remate, faltaban todavía cinco mil dólares para completar los ciento setenta y cinco mil para comprar el aparato oftalmológico. Ahí accionó Valeria Mazza y subió al escenario para buscar esa cifra y en menos de dos minutos, el empresario Mauricio Filiberti donó los cinco mil dólares. La misión estaba cumplida.
