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Relaciones internacionales

Cuba y la dictadura argentina en tiempos de Malvinas

La cercanía y el apoyo del gobierno militar argentino para con el de La Habana tuvo un único objetivo: limpiar su imagen ante el mundo, en particular con la izquierda europea y latinoamericana.

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Tapa del diario Clarín del 4 de junio de 1982 | Cedoc

Pocas imágenes han suscitado tanto revuelo en la izquierda argentina –y no solo-, como la foto que publicó el diario Clarín en su portada del 4 de junio de 1982. En ella aparecieron reunidos, de manera afable y descontracturada, como los “buenos amigos” que no eran, el Canciller argentino Nicanor Costa Méndez, representante de una de las dictaduras más cruentas que conoció la región latinoamericana, y Fidel Castro, el máximo referente de la izquierda latinoamericana de aquel momento. La causa que los había llevado hasta allí, a posar casi al descuido para una lente oficial, eran los esfuerzos que desde hacía meses venía encabezando el gobierno de Cuba, como presidente pro tempore del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), con el fin de apoyar a Argentina en la causa por las islas Malvinas frente a Inglaterra y, además, jugar una carta fuerte en el escenario latinoamericano de la Guerra Fría ratificando, una vez más, el rol de Cuba en el tablero internacional.

La incomodidad y la decepción de muchos, sobre todo de aquellos que habían sufrido en carne propia los abusos de la dictadura, que habían tenido que exiliarse, o simplemente los que apoyaban incondicionalmente a Cuba y señalaban al gobierno de facto argentino, estaban justificadas en la imposibilidad de comprender cómo dos gobiernos ideológicamente en las antípodas podían mostrase tan cercanos, casi íntimos. ¿Cómo fueron las relaciones cubano-argentinas entre 1976 y 1983? ¿Por qué Cuba apoyó la invasión a Malvinas cuando, a pesar del justo reclamo, fue un acto promovido por un gobierno cívico-militar que torturó, mató y desaparecía militantes de izquierda? Precisamente, las respuestas a dichas preguntas permiten entender, grosso modo, cuáles fueron las razones que explican el apoyo de Cuba a la causa de Malvinas desde el mismo año 1982, y que llega a nuestros días.

 

“Amigos” pase lo que pase

En 1973, a partir de la llegada del gobierno justicialista de Héctor J. Cámpora, ambos países reanudaron los vínculos diplomáticos, políticos y económicos, después de más de once años de ruptura. La recomposición de los vínculos se materializó con el asentamiento mutuo de sendas misiones diplomáticas, visitas oficiales y, sobre todo, el intercambio mercantil. Sin embargo, a diferencia de la actitud asumida por Cuba para con los gobiernos de Uruguay y Chile, cuando se perpetraron los respectivos golpes de Estados, la ruptura del orden democrático sucedido en Argentina el 24 de marzo en 1976 no constituyó un quiebre en las relaciones entre La Habana y Buenos Aires, las cuales se mantuvieron al mismo ritmo que en el período anterior. Si bien después de marzo de 1976 hubo unos meses de quietud en las relaciones bilaterales entre ambos países, lo cierto es que rápidamente los vínculos entre la Junta Militar y el gobierno revolucionario se estrecharon, sobre todo, en la arena internacional, donde ambos países se apoyaron mutuamente.

 Cuba, –referente del Tercer Mundo y de la izquierda mundial-, se convirtió en un recurso de legitimidad, sobre todo a partir de 1979, cuando pasó a ostentar la presidencia pro tempore del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL)

En el caso de Cuba, el mantenimiento de las relaciones con Argentina representó, en el contexto de la Guerra Fría latinoamericana, la posibilidad de evidenciar el pragmatismo hacia donde había girado su política exterior desde finales de la década de 1960 y, a su vez, permitió a La Habana tener, de manera efectiva, una sede diplomática en un país neurálgico en el Cono Sur facilitando, en no más de una ocasión, tener contacto y brindar apoyo a organizaciones de izquierda, y asilar a muchos argentinos, uruguayos y chilenos. Por su parte, para las sucesivas Juntas Militares argentinas, el acercamiento con Cuba contribuyó a mejorar la imagen de un gobierno de facto que claramente asesinaba, torturaba y desaparecía a la oposición política. No hay dudas que la cercanía y el apoyo del gobierno militar argentino para con el de La Habana tuvo un único objetivo: limpiar su imagen ante el mundo, en particular con la izquierda europea y latinoamericana. Y es que Cuba, –referente del Tercer Mundo y de la izquierda mundial-, se convirtió en un recurso de legitimidad, sobre todo a partir de 1979, cuando pasó a ostentar la presidencia pro tempore del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL).

Cuba, MNOAL y Malvinas

Puerto San Carlos, Islas Malvinas 20200520

Precisamente, cuando Argentina inició las operaciones militares en Malvinas, en abril de 1982, el gobierno cubano jugó un papel activo en defensa de la causa argentina a través de la organización tercermundista. Como presidente del MNOAL, Castro promovió la organización de una conferencia especial de cancilleres del grupo con el fin de que la República Argentina pudiera explicar, ante otros países y el mundo, la justeza de su demanda soberana. A pesar de haber expresado, mediante un comunicado conjunto el 26 de abril de 1982 el rechazo al accionar imperialista del Reino Unido, desde La Habana, en junio de 1982, el MNOAL aprobó una declaración final en la que expresó su respaldo a los derechos argentinos a que se le restituyan las islas Malvinas, condenaron las acciones militares británicas, y lamentaron las pérdidas de vidas como resultado del conflicto armado, entre otras cuestiones.

El gobierno cubano jugó un papel activo en defensa de la causa argentina a través de la organización tercermundista

Fue en esa ocasión que, esta vez como Presidente de Cuba, Fidel Castro se reunió con el Canciller argentino Nicanor Costa Méndez en varias ocasiones y le reiteró, de manera enfática y a través de gestos de cordialidad hacia el pueblo y el gobierno argentino, el apoyo de Cuba al derecho de Argentina, además de que se hizo eco de las denuncias hechas por el representante argentino sobre “(…) el plan de Gran Bretaña, Sudáfrica y Estados Unidos para instalar una base militar en Malvinas”. Increíblemente, por su parte, el enviado de Galtieri aprovechó la ocasión y, a través de un encendido discurso, se mostró cada vez más cercano a los No Alineados y a Cuba. Eso sí: esta vez, y mostrándose como los amigos que en realidad no eran, Costa Méndez ensalzó a Cuba como un protagonista decisivo de la política latinoamericana del período, además de comparar la lucha por Malvinas con las luchas que habían llevado a cabo países referentes del Tercer Mundo. Tanto la foto como la reunión especial no fue un capítulo nuevo sino una escena repetida que mostró, esta vez de manera pública y no a través de cables y reuniones secretas, cómo fueron las relaciones entre Cuba y Argentina entre 1976 y 1983. Fue así, desde aquel triste e inolvidable abril de 1982, que se gestó el apoyo de Cuba por la causa argentina por las islas Malvinas.

*Historiador (Universidades de La Habana y Buenos Aires) [email protected]