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pueblos originarios

Breve historia del reino mapuche

El autor advierte que el problema de fondo es que los grupos armados no reconocen al estado argentino.

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En marcha. Más allá de cualquier prejuicio racista, descendientes de alemanes, ingleses, españoles, mapuches o tehuelches, todos se sienten argentinos. No hay pureza racial. | cedoc

Todos somos africanos. Los Homo Sapiens aparecimos hace unos 300 mil años, llegamos a Europa y Asia hace unos 60 mil. Nuestra entusiasta sexualidad, parecida a la de nuestros parientes más cercanos, los bonobos, nos llevó a engendrar incluso con otras especies. En Europa tuvimos hijos con Neardenthales que, a pesar de ser híbridos, se reprodujeron y dejaron en los europeos un 4% de genes de esa especie. En Asia nos entusiasmamos con Demisovanos cuyos genes quedaron en asiáticos, especialmente melanesios y habitantes de las islas del Pacífico sur. Los únicos pueblos originarios que sobreviven están en el sur de Africa cerca de Etiopía. Si eso nos ocurrió hasta con otras especies las ideologías basadas en la pureza racial de los arios o de cualquier otra raza son delirantes. Siempre fuimos nómades, promiscuos, nos mezclamos hasta con otras especies y por eso terminamos ocupando toda la Tierra.

América. Antes de que terminara la Edad del Hielo algunos asiáticos pasaron a América, avanzaron por todo el continente y dieron origen a innumerables culturas que chocaron con las de millones de europeos, africanos y asiáticos que llegaron después del descubrimiento de Colón. Con el tiempo todos se mezclaron entre sí y surgimos los latinoamericanos. Algunos que creen ser nobles europeos son lampiños y cuando agitan su árbol genealógico, saben que si no tienen de “inga, lo tienen de mandinga”. Asimismo, hay dirigentes indígenas con barba que tienen ancestros galeses, ingleses o alemanes.

Los europeos trajeron casi todos los animales domésticos que tenemos. En dos regiones se encontraron con pueblos sedentarios: Mesoamérica en donde existían cientos de culturas vinculadas con la lengua náhuatl, y en la zona andina, en donde vivían otros grupos vinculados al quichua. Se creó el mito de que eran pacíficos porque eran agricultores, habían domesticado el maíz, la papa y tenían un interesante desarrollo cultural. Chocaron también con grupos nómades agresivos como los comanches, los siux, los apaches y los araucanos, que cuando incorporaron al caballo a sus culturas formaron pequeños ejércitos ecuestres con los que expandieron sus zonas de influencia y exterminaron a otros pueblos indígenas.

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En América del Sur los conquistadores entraron en conflicto con varios de estos pueblos, siendo el más importante el araucano. Entre 1860 y 1885, el gobierno chileno lanzó una guerra de  “Pacificación de la Araucanía” en contra de los indígenas que con sus caballos atacaban con rapidez y saqueaban los establecimientos agrícolas, secuestrando mujeres, niños y animales. Algunos de ellos pasaron a la Argentina, sometieron o mataron a los pueblos de la pampa y atacaron a los “wincas”, extranjeros blancos que estaban establecidos en las tierras a las que ellos llegaban. Después de enfrentamientos que llegaron hasta Córdoba y la provincia de Buenos Aires, Argentina declaró la Guerra del Desierto e incorporó formalmente a su territorio todo lo que está al Este de los Andes, desde el Río Negro hacia el sur, incluida la Antártida. Algunos intelectuales y políticos dicen que éste fue un acto de usurpación de los territorios mapuches y que debemos devolverlos. No piensan lo mismo los millones de argentinos que pueblan el sur. Más allá de cualquier prejuicio racista, descendientes de alemanes, ingleses, españoles, mapuches o tehuelches se sienten argentinos.

El reino Mapuche. A mediados del siglo XIX algunos franceses quisieron aprovechar que existía una frontera difusa entre Chile, Argentina y los territorios que estaban al sur. En noviembre de 1860 lograron que algunos líderes mapuches celebren una Futa Kolloj que fue la Asamblea Constituyente del Reino de la Araucanía, que estableció su capital en Perquenco, provincia de Cautín, y proclamó como soberano al aventurero francés Orélie Antoine de Tounens. Los territorios del nuevo país comprendían todo los que está al sur del río Bío Bío en Chile y del Río Negro en Argentina. También incluían a las islas Malvinas y la Antártida, que estuvieron pobladas por millones de araucanos desde el principio de los tiempos.

Cuando el Rey Aurelio Antonio I fue a Santiago de Chile a pedir su reconocimiento, el gobierno lo encerró en un manicomio y después lo deportó. Hizo dos intentos más por radicarse en la Araucanía pero terminó formando un Reino en el exilio en París, en el que lo han sucedido siete soberanos. El actual es el Príncipe Antoine IV coronado el 9 de enero de 2014, que tiene en su gabinete a Daniel Werba, Duque de Santa Cruz, presidente del Consejo del Reino, y al mapuche Reynaldo Mariqueo, Conde de Lul-lul Mawidha y Caballero de la Orden Real de la Corona de Acero que oficia de canciller. Hace poco la provincia de Río Negro adoptó como suya la bandera del Reino de la Araucanía aprobada en un Trawun presidido por el Rey Aurelio-Antonio I en 1861.

El conflicto actual. Además del Reino de la Araucanía hay otras organizaciones que consiguen recursos económicos y hacen propaganda para apoyar la independencia mapuche. Una de las más importantes es The Mapuche Nation, domiciliada en Bristol, Inglaterra, con un directorio integrado por europeos, pero cuyo secretario general es el mencionado Reynaldo Mariqueo, Conde de Lul-lul Mawidha. Tanto el Reino como esta ONG hacen denuncias y campañas para apoyar la causa de la independencia y están muy activas luchando por la libertad de Facundo Jones Huala, líder del RAP, y por la aparición de Santiago Maldonado. Tienen también el apoyo del Consejo de Todas la Tierras o Aukiñ Wallmapu Ngulam (AWNg), que promueve un Estado Mapuche independiente. Su vocero, Huilcamán Paillama, es el principal operador internacional de los mapuches, trabaja con el Parlamento Europeo y es consultor de la ONU para  estos temas.

En Chile el grupo más importante es Identidad Cultural Lafkenche que representa a comunidades del lafken mapu, situadas en las provincias de Chiloé y Palena, que también articula las acciones mapuches de ambos lados de la Cordillera de los Andes. Los lafkenches tienen el apoyo de instituciones como la Mapuche International Link de Bristol; la Association Amérique Indienne de Bélgica; el Consejo Indígena  de Holanda; el Institut für Theologie und Politik y la Red Internacional de Apoyo al Pueblo Pehuenche de Alemania; la “Voz Nación Mapuche Informa de Suecia”; la Red de Apoyo a los Pueblos Indígenas Noruega, y otras.

La resistencia armada. El financiamiento del proyecto se complementa con el cobro de “fondos recuperados” gracias a la extorsión a empresas petroleras, asaltos, invasiones de tierras y el tráfico de drogas, como es usual en los movimientos armados. Sus facciones más radicalizadas son la Coordinadora Arauco-Malleco o CAM que lucha por la autonomía de los mapuches chilenos y reivindica cientos de actos violentos y atentados incendiarios contra camiones, propiedades públicas y privadas, empresas forestales e invasiones de tierras. En la Argentina actúa en los últimos años la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), que ha reivindicado más de 150 actos terroristas en Neuquén, Chubut y Río Negro. Los dos grupos rechazan la religión de los invasores, por lo que han quemado decenas de iglesias católicas entre las que cuenta la Catedral de Bariloche. Activistas de partidos políticos de extrema cualquier cosa, monárquicos, marxistas, psicodélicos o kirchneristas apoyan a estos grupos armados que al mismo tiempo tienen el rechazo de una mayoría abrumadora de los habitantes de las provincias del sur, incluidos los descendientes de los mapuches.

El RAM explicitó sus ideas el 13 de noviembre del 2014 cuando se atribuyó los ataques al Consulado de Chile, el incendio del refugio Neumeyer, el atentado contra la Catedral de Bariloche, y una serie de ataques ocurridos en los últimos dos años. Anunció el comienzo de su “guerra” contra Argentina y Chile para formar una nación propia. Dicen que atacan a los enemigos winka capitalistas (todos los argentinos que no tienen una sangre pura mapuche), sus empresas y al Estado opresor, afirman que el refugio Neumeyer que incendiaron representa intereses de la burguesía y el fascismo local a través del Club Andino Bariloche coludido con Parques Nacionales, a la vez que el lugar linda con la zona de inversión petrolera de la Cuenca del Ñiriwau. La RAM ha expresado su rechazo a la Argentina quemando la bandera nacional en movilizaciones en Bariloche y en El Bolsón. Su líder Facundo Jones dijo hace poco: “Quiero seguir conversando con mis hermanos, para ver cómo entre todos podemos echar a esas asquerosas mineras, petroleras e hidroeléctricas, porque los vamos a echar a lo que sea, a sangre y fuego, si es necesario”.

La página de Facebook “Xaipe Antileo” da cuenta de las actividades terroristas de estos grupos en ambos países. El RAM ha cometido más de cien actos terroristas en Argentina con el apoyo de políticos, ONGs y otras organizaciones. Según el diario Clarín un dirigente del FpV perteneciente a un sindicato de Bariloche fue una de las ocho personas que estuvieron en el corte de ruta en el que desapareció Santiago Maldonado y por tanto tiene información privilegiada sobre un tema que todos deseamos que se esclarezca realmente, y deje de usarse como truco electoral.

El problema de fondo está en que estos movimientos armados no reconocen la autoridad del Estado argentino sobre “sus” territorios y por tanto no se sienten en la obligación de colaborar con el Poder Ejecutivo, con el Poder Judicial o con las fuerzas de Seguridad que desde su visión son un ejército invasor. La historia nos dice que nada bueno sale de fomentar la violencia y la muerte, ojalá algunos despistados de buena voluntad no caigan en la tentación de hacerlo.


*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.