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Milei vs. Francisco

Católicos y neoliberales. ¿El debate del siglo XXI?

Detrás de las agresiones de Milei al papa Francisco resuena una pregunta fundamental: ¿puede el liberalismo, en la versión de la Escuela Austríaca, armonizarse con el catolicismo como doctrina social? ¿Existe una Escuela Vaticana, como plantea Jorge Fontevecchia?

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Milei vs. Francisco. | cedoc

El enfrentamiento de Javier Milei con el papa Francisco es de larga data. En una entrevista lo llamó directamente “zurdo HDP” y lo acusó de “pregonar el comunismo por el mundo” y de ser “el representante del maligno en la casa de Dios”. Si bien en la previa de las elecciones del 23 de octubre intentó bajar los decibeles de la confrontación, en su entrevista con Tucker Carlson le atribuyó “estar del lado de dictaduras sangrientas”. Figuras de su entorno, además, llegaron a pedir romper relaciones diplomáticas con el Vaticano, tal como ocurrió en la década de 1880. Más allá de los exabruptos verbales de Javier Milei y de los principales referentes de la LLA, existe un debate profundo sobre hasta qué punto el cristianismo católico y su doctrina social son compatibles con las versiones extremas del neoliberalismo de la Escuela Austríaca, tal como la concibieron a mediados del siglo XX filósofos como Ludwig Von Mises y Friedrich Hayek. 

El mismo día de las elecciones generales, Jorge Fontevecchia publicó una nota de opinión en la que retomaba las conclusiones del debate que él mismo había moderado en 2022 entre Juan Grabois y Javier Milei. En aquella ocasión, Fontevecchia presentó el intercambio como la confrontación entre dos escuelas: la Vaticana y la Austríaca. En su nota reciente volvió sobre esa idea: el problema de Milei, en realidad, no es el papa Francisco sino el catolicismo social surgido en la segunda mitad del siglo XIX y enriquecido por las encíclicas y los pronunciamientos de los diferentes Papas desde entonces, lo que se conoce como el Magisterio Social Pontificio. Aunque la etiqueta de Escuela Vaticana, un acierto comunicacional de Fontevecchia, puede ser algo exagerada, la hipótesis, en el fondo, es correcta. Lo decía ya el sociólogo Michael Löwy cuando argumentaba, retomando conceptos del sociólogo alemán Max Weber, que el catolicismo y el capitalismo tenían una relación de “afinidad negativa”. Dicho en criollo: que entre ambos no podían dejar de producirse fricciones, roces y chispas porque tenían concepciones antropológicas y filosóficas opuestas sobre qué debía ser la sociedad y el ser humano. 

El Papa Francisco habló sobre Javier Milei, sin mencionarlo

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Durante buena parte del siglo XX, la oposición de católicos y neoliberales al comunismo soviético contribuyó a que esas tensiones quedaran en segundo plano, pero en nuestros días, cuando la hegemonía neoliberal se ha difundido a lo largo y ancho del mundo y los comunistas solo viven en los libros de historia, los roces y las rispideces entre ambos vuelven a ganar densidad. 

Milei, quien tienen una noción dogmática del mercado y reduccionista del liberalismo, ha señalado una y otra vez que, en su opinión, la justicia social es una forma de robo y se ha mostrado contrario a toda legislación social o regulación estatal sobre las relaciones entre capital y trabajo. Es decir, ha cuestionado el ABC del catolicismo social delineado por el papa León XIII y la Doctrina Social de la Iglesia, sedimentada a lo largo del siglo XX. Niega, además, nociones sociales y jurídicas elementales del catolicismo como el rol subsidiario del Estado, y los conceptos de comunidad política o pueblo. Para el candidato de La Libertad Avanza solo existirían individuos y mercancías. 

En el fondo, la pregunta importante que resuena tras las agresiones de Milei al papa Francisco es: ¿Puede el liberalismo en la versión de la Escuela Austríaca armonizarse con el catolicismo como doctrina social? Coincidimos con Fontevecchia en que, al menos en teoría, es una alquimia difícil. Dicho en sus palabras: el problema no es el papa Francisco sino la Escuela Vaticana. Una conclusión certera. 

Durante buena parte del siglo XX, la oposición de católicos y neoliberales al comunismo soviético contribuyó a que esas tensiones quedaran en segundo plano.

El papa Francisco también es el problema. No obstante, agregaríamos algo más: el problema, en este caso, también es Francisco. Porque sus encíclicas proponen una renovación profunda del catolicismo social a través del discernimiento comunitario (interpretando al método “ver-juzgar-actuar” desde el carisma jesuita), que ahonda las distancias con la Escuela Austríaca. Además, en Fratelli tutti el Papa insiste en que el derecho de propiedad debe subordinarse al destino universal de los bienes y por si fuera poco, apoyado en la Patrística, cita a san Gregorio Magno para quien “cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo”. 

Es cierto que se trata de una postura tradicional en el catolicismo, en palabras de Fontevecchia podríamos decir que constituye uno de los principios de la Escuela Vaticana, pero también es cierto que Francisco lo subraya con particular fuerza en un contexto ideológico que lo convierte en un hecho político significativo. 

Papa y Milei

Lo mismo podría señalarse de su reivindicación de las lógicas cooperativas y comunitarias de la economía social y popular. Ideas que recuerdan a las del economista católico Louis-Joseph Lebret, en los años cincuenta y sesenta, quien por cierto influyera en la noción de desarrollo humano integral plasmada en la encíclica Populorum Progressio de Pablo VI. Con esto Francisco no ve un mero paliativo o una economía de segunda clase sino todo lo contrario: reconoce allí una usina de ideas y experiencias de salvación comunitaria para dar forma a alternativas económicas y sociales capaces de poner en el centro la idea fraternidad.

La ira de Alberto Benegas Lynch y el Evangelio de Francisco. En este sentido, la ira de Alberto Benegas Lynch (h) no es un mero recurso propagandístico, de esos que diseñan los asesores de marketing. Tampoco un exabrupto, como los que suelen lanzar los referentes de la LLA cuando pierden los estribos. Benegas Lynch ataca a Francisco porque, al igual que Milei, ve en la doctrina social de la Iglesia un obstáculo a vencer y en la “metafísica de la fraternidad” que defiende el Papa (a quien por cierto considera prácticamente un hereje) el principal adversario ideológico a batir. 

Por otro lado, como braman los neoliberales con furia, Francisco ha argumentado en diversas entrevistas que los comunistas y los socialistas se inspiran en ideas cristianas. Con errores, es cierto, pero en ideas cristianas al fin: como si los invitara a volver al redil, según su insistencia de que en la Iglesia hay lugar para “todos, todos, todos”. 

Benegas Lynch ataca a Francisco porque, al igual que Milei, ve en la Doctrina Social de la Iglesia un obstáculo a vencer

En esta clave, Fratelli tutti puede comprenderse como una apuesta por construir un fundamento metafísico para la política ante la constatación de que, sin la idea de un Dios encarnado, entendido como un vector externo, no hay forma de defender lógicamente los principios de igualdad y fraternidad frente al avance y transformación del capitalismo global y el surgimiento de nuevas derechas cada vez más radicalizadas, como la LLA. Sin la postulación de un factor exterior que introduzca la idea de fraternidad ¿por qué debería considerarse la igualdad de derechos un valor en sí mismo? Francisco lo dice, además, sin eufemismos: “La razón, por sí sola, no consigue fundar la hermandad”. Solo la conciencia de hijos de Dios puede hacerlo. 

En lo inmediato, Sergio Massa intentará alinearse con el Papa y Milei y su círculo cercano buscarán moderar el tono de sus declaraciones pensando en el próximo ballotage, aunque no es seguro que lo logren. Entre tanto, toma forma poco a poco un debate de fondo entre católicos y neoliberales que va más allá de la realidad argentina y que promete animar la discusión política de los próximos años.

 

*Doctor en Humanidades. Investigador del Conicet y coordinador del Doctorado en Historia de la UNR. Autor de Construir el Reino. Política, historia y teología en el papado de Francisco (Prohistoria, 2023). 

**Doctor en Ciencias Políticas. Docente en la UNR y en la UCA. Autor de Construir el Reino. Política, historia y teología en el papado de Francisco (Prohistoria, 2023).