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Polémica abierta

Cuando la denuncia es un arma en un divorcio conflictivo

Cuando una madre denuncia que el padre del hijo que tienen en común abusó del niño, a él se le impide el contacto. La decisión es correcta: para preservar al niño. Pero, con lentos procesos, pueden pasar hasta cinco años para determinar la culpabilidad, y si resulta inocente, el padre vive media década sin ver a su hijo. Más allá de todo, es imprescindible manejar con mucho cuidado la cuestión de las falsas denuncias.

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Divorcio conflictivo. | Pablo Temes

Como cada día desde hacía más de tres años, M.M. fue a buscar a su hijo al jardín. De camino compra un chupetín para darle a su niño. M.M. no sabía que no iba a poder verlo ese día, ni los siguientes. Llega a la puerta de la escuela, pero no lo dejan pasar. Le dicen que tiene una denuncia por agresión sexual y que no puede acercarse a su hijo. 

Esto ocurrió hace diez meses y desde entonces M.M. no ha podido ver ni hablar con su pequeño. Él asegura que es inocente y que pesa sobre su persona una denuncia falsa. “Fui a buscar a mi nene como cada día, con un chupetín en la mano, y volví a mi casa como un delincuente”, se lamenta. 

“M.M. quiere mantenerse en el anonimato mientras continúe su proceso judicial. Desde ese día en adelante, como todavía la Justicia no determinó si este hecho existió o no existió, ante la duda, está impedido el contacto total con su hijo”, explica Irene Sirianni, psicóloga forense, perito de oficio y perito de parte. 

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Continúa: “Adicionalmente impiden el contacto con toda la familia del padre denunciado. Y el procedimiento es el adecuado, el problema son los plazos. El trámite debería ser lo más breve posible; ya sea para condenar al acusado, como para absolverlo. Muchos ven llegar el final de sus vidas sin su única alegría que era ver a su nietito”. Los procesos pueden durar hasta cinco años, y durante ese tiempo el familiar denunciado tiene impedido el contacto con su hijo.

La especialista es directora de PsiPro, una empresa que se encarga, entre varias otras tareas, de Los Simuladores de la vida real; los que superan la ficción. Los Simuladores no solo están en el ámbito personal, como en el caso de las causas armadas, sino que también participan, por ejemplo, del ámbito laboral. 

“Los casos como el de M.M. aparecen ante un desacuerdo económico en el divorcio o en la tenencia de los menores. Ahí es cuando surge la nefasta idea de la denuncia por agresión sexual infantil. No bien el juzgado toma notificación de esta situación, el progenitor denunciado es impedido del contacto, en todos los casos, para preservar al menor”, explica la perito. 

A menudo se realiza como una forma de venganza o ataque ante un despecho amoroso. Usan al niño como un objeto, para entorpecer el vínculo del niño con el padre o madre denunciado. En ese momento los abogados deberían pedir una pericia psicológica; no solo del menor, sino de la persona que denuncia. Incluso del entorno familiar y de la pareja del denunciante, afirma Sirianni. 

En El abuso de la denuncia de abuso, el exjuez Eduardo José Cárdenas afirma que la denuncia de abuso sexual intrafamiliar está cayendo rápidamente en descrédito, porque está sirviendo a quienes (...) quieren practicar parentectomías.

“M.M. se está perdiendo la vida de su hijo. Un papá que se encargaba de su niño cinco días a la semana, de repente no lo puede ver más y tiene que lidiar con que es una persona acusada de agredir sexualmente a su propio hijo. Está en tratamiento psiquiátrico y terapia, hay que tener una fortaleza enorme para sobrevivir cuando pasa una cosa así”, expresa la psicóloga. 

Una historia. “Desde que nos separamos nuestra relación fue estrictamente cordial por nuestro hijo. Definimos un régimen de cuidado. Luego empecé a detectar cambios en su trato hacia mí desde que se fue a convivir con su pareja actual, como si algo se estuviera preparando, cuenta M.M. La madre de mi hijo me denuncia por violencia doméstica. En la primera audiencia ella no se presenta y el juez decide levantar la perimetral por no encontrar elementos necesarios para mantenerla activa”, relata.

“Todo esto se fue formando a raíz de mi decisión de poner un alto a la constante solicitud de utilizar mi tiempo a cuesta de ella rehacer su vida. Nunca me opuse a esto, simplemente pedía un poco más de tiempo para mí, porque mi vida estaba en pausa. Ella redobló mi apuesta y me denunció por actos sexuales contra mi hijo”, dice. 

“A veces empieza con denuncias de agresión intrafamiliar. Van a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) que es un lugar que debería estar destinado a las personas que de verdad tienen problemas de ese tipo y, en cambio, se ven entorpecidos por todas estas personas que desfilan por la OVD y que juntan una denuncia por acá y otra por allá”, relata la psicóloga forense.

“Pero, en ocasiones, luego de una denuncia en la OVD, si el otro no accede a lo que sea que estén pretendiendo, van por más; porque con este tipo de denuncias se impide el contacto hacia la pareja, pero no hacia el menor. Entonces, hacen una nueva denuncia en la que declaran, por ejemplo, que el papá le pegó al menor. Va escalando”, dice la profesional.

M.M. retoma: “Desde entonces estoy con tratamiento por insomnio provocado por todo el dolor de no poder ver a mi hijo. Él también cortó vínculos con sus abuelos. Pero yo tengo pruebas: audios, textos y más documentos que acreditan mi cuidado y mi vínculo con mi hijo; es evidente cuando alguien se sienta a leer mi expediente. Solamente me tomaron un testimonio y nunca pude ver al fiscal para mostrar todas mis pruebas.

”En ningún momento vi venir esto. Siempre di todo por mi hijo y lo único que pretendo es volver a vincularme con él. Yo sé que soy un buen papá y no quiero que me saquen de su vida por falsas denuncias”, asegura. 

Consecuencias. Las denuncias falsas son un delito penado por el Código Penal (art. 109). El Observatorio de Falsas Denuncias ofrece un espacio para que las víctimas de estos delitos lo reporten. En su sitio web preguntan sobre quién pesa la denuncia, quién es el denunciante y si la persona que llena el formulario es la afectada o realiza el pedido de ayuda para alguien más. Luego pide que el usuario seleccione de qué se trata la denuncia, algunas opciones: violencia de género, abuso sexual infantil, violación. 

Finalmente se consulta sobre las consecuencias de la falsa denuncia, entre las opciones se incluyen las restricciones, la prisión, el impedimento de contacto, o cuestiones relacionadas con lo emocional como “siente que no quiere vivir más”. Según los datos reunidos por el Observatorio, el 71% de los casos registrados son de personas que han sido denunciadas, frente a un 28% de reportes que provienen de terceros; es decir, familiares o amigos de la persona que afirma que pesa sobre sí una denuncia falsa. Esto suele suceder cuando el denunciado está detenido. 

“Hasta la fecha hemos registrado once casos de personas que se quitaron la vida como resultado de falsas denuncias”, afirman en la web del Observatorio. En casos de separación el 46% indica que sus hijos nunca fueron escuchados o tratados por los peritos psicólogos del juzgado, y un 57% indica que nunca se realizó la cámara Gesell. 

    

Víctimas y victimarios. Así como nadie debería comparecer ante la Justicia sin un abogado patrocinante, nadie debería acceder a una evaluación pericial sin un perito de parte. “Es superimportante que los abogados lo entiendan: tienen que ir con un perito de parte a cada una de las pericias”, afirma Sirianni. 

Muchas veces los equipos forenses no están capacitados o van con un informe previo. “En ocasiones existe un sesgo de quien toma las declaraciones, porque se interroga a las personas como víctimas y victimarios sin haber probado la existencia del hecho que se denuncia. También hay profesionales inescrupulosos involucrados que intervienen a cambio de una suma de dinero”, asegura Sirianni. 

Y agrega: “Hay muchísimas cámaras Gesell que están hechas en un procedimiento que debería ser inválido, porque inducen al menor con el tipo de preguntas que efectúan. En ocasiones se puede convencer a un niño de una realidad que no existió. Los chicos pueden mentir por miedo o por amenazas, mientras hacen lo posible para sobrevivir con toda esta desgracia que le tiran los adultos encima”. 

La cámara Gesell consiste en dos habitaciones divididas por una pared con un vidrio que permite ver lo que sucede en un cuarto –en el que se realiza la entrevista con el niño–, pero no al revés. Es interesante mencionar que la cámara Gesell fue ideada por el psicólogo Arnold Gesell (1880-1961) unos años después del desarrollo de Jeremy Bentham (1748-1832) del panóptico, un tipo de arquitectura que también permite ver sin ser visto. Este tipo de aparatos surgen en la época de las sociedades disciplinarias de las que habla Michel Foucault en Vigilar y castigar. 

Una afirmación peligrosa. Así como hay quienes opinan que no se cumple con la presunción de inocencia, condenando socialmente a los acusados previo al resultado del proceso, están quienes afirman fervientemente que hay que confiar en el testimonio del denunciante desde un comienzo, para no desalentar a que otras víctimas denuncien. 

Como sobrevivientes adultos de abuso sexual en la infancia, con más de una década de lucha como asociación civil, con trabajo inclusive en el Consejo de Seguridad de la ONU, podemos decir, de acuerdo a una campaña pública del Consejo de Europa, que el delito de abuso sexual contra la infancia lo sufren uno de cada cinco niños. Es decir: de cada diez personas, dos fueron o están siendo víctimas de abuso. Y de esas dos, una lo está sufriendo de manera incestuosa, afirma Sebastián Cuattromo, presidente de Adultxs por los derechos de la infancia.

“El delito de abuso sexual contra la infancia está considerado el delito más impune del mundo. Menos de un 10% de los abusos que suceden llegan a conocimiento del Poder Judicial, y dentro de ese acotado universo, solo un abuso termina en juicio y condena. De ahí que sostiene que, de mil abusos, 999 están quedando impunes”, explica Cuattromo. 

“Sabemos que hay toda una línea que se encarga de las denuncias falsas. Pero es una forma de no escuchar la voz de un menor. Es una red que está a favor de la familia, sin tener en cuenta que ser padre es un rol que da el lazo de amor”, afirma Silvia Piceda, también fundadora de la misma asociación.

Piceda hace mención de las órdenes de revinculación: tan peligrosas en los abusos. Aquí se puede nombrar el caso de la madre de Arcoiris, que, de acuerdo a información oficial, se encuentra cumpliendo prisión domiciliaria, imputada por desobediencia, por negarse a cumplir la orden de revinculación de su hija con su padre, a quien la niña acusa de haber abusado sexualmente de ella. El gobierno nacional se presentó en la causa como amicus curiae para reparar la situación.