ELOBSERVADOR
Guillermo Rishchynski

El mundo visto desde Canadá

Diplomático canadiense, destaca que América Latina es una de las raíces del bienestar económico de su país, gracias a las inversiones mineras. Subraya el interés que generan los intentos del gobierno argentino de cambiar la situación económica.

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Empresas mineras. Uno de los sectores con inversiones canadienses más fuertes en la región. | cedoc

Guillermo Rishchynski fue director ejecutivo para Canadá en el Banco Interamericano de Desarrollo de 2016 a 2019. También se desempeñó como embajador y representante permanente de su país ante las Naciones Unidas desde agosto de 2011 a diciembre de 2015 y anteriormente, embajador en Colombia, Brasil y México.

—La última vez que hicimos una entrevista fue hace dos años. Era otro mundo, porque no había ocurrido la invasión de Ucrania por Rusia, ni estaba la guerra de Medio Oriente. Había pasado sí la pandemia. ¿Qué significan esos dos hechos nuevos? Sobre la pandemia, viene la guerra en Europa, con la carga que significa, y la extensión que tuvo el conflicto en Medio Oriente. ¿Cómo estás viendo ese cambio?

—Para nosotros, aquí en Canadá, la pandemia fue una cosa fuera de serie y salimos bastante bien. El rendimiento del gobierno en atender a las necesidades del pueblo fue aplaudido rotundamente. La invasión de Rusia a Ucrania es algo que toca una fibra muy importante aquí, porque Canadá es donde viven más ucranianos fuera de Europa. En el oeste canadiense tenemos alrededor de millón y medio de personas de descendencia ucraniana, inclusive los Rishchynski, que viven en Saskatchewan, y también en otras provincias, como Alberta y Manitoba. Es una comunidad que vino a Canadá a finales del siglo XIX, después de que la línea de ferrocarril conectó el Pacífico con el resto del país, para atender la agricultura en el espacio de los grandes llanos nuestros, que se parece bastante a la geografía de parte de Ucrania. Así que ha existido un apoyo realmente destacable de la comunidad ucraniana-canadiense, y un gobierno que se ha metido hasta los codos para ayudar a Ucrania. Aunque haya sido en forma más modesta que Europa o Estados Unidos, en términos de enfrentar la invasión. 

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En relación con la guerra en Gaza, lo que se ve aquí es lo que se ve en el mundo entero: divisiones entre gente que apoya a Israel y gente que cree que los palestinos se merecen su propio Estado y que la única salida a largo plazo, es que haya dos Estados viviendo juntos, al lado del otro. Esto ha tenido impacto. Tenemos muchos campamentos en las universidades grandes: en Vancouver, en la Universidad de Toronto, en McGill, en Montreal. Son estudiantes que están pidiendo a sus instituciones retirar sus inversiones de empresas que venden armas, por ejemplo, a Israel. Y realmente las pasiones que se ven en las manifestaciones es algo que no se ha visto aquí en Canadá en mucho tiempo. Así que el mundo nos impacta. Y, como todo aquí en Canadá, la sombra de nuestro gran vecino al sur es algo que tenemos que pensar diariamente. Estamos siguiendo la campaña electoral de allá de cerca. Veremos qué sucede, si hay Trump II. La realidad es que el hecho indispensable de la conexión económica entre Canadá y Estados Unidos hace de eso la prioridad, sin duda más importante de la política exterior del país.

—¿Cómo ves que va a quedar el mundo? Porque, indudablemente, queda una posición de poca confianza de los países hacia Rusia. Alguien ahí me apostaba a que, en realidad, Rusia con el único que va a poder comerciar fluidamente va a ser con China y que le va a vender sus materias primas. Entonces, me hacía un razonamiento que eso iba a desplazar en parte la producción de Sudamérica, de su relación de vendedor de materias primas a China. A su vez, Europa buscando su autonomía relativa en este mundo y Estados Unidos con sus deseos de volver a industrializarse. Son tendencias que, por ahí, se van a reforzar. ¿Cómo ves a Canadá? ¿Cómo ves a América Latina en este nuevo escenario?

—Para Canadá, yo diría que América Latina no tiene la importancia política que tienen nuestras relaciones con Estados Unidos o con China, y la India también, que es algo importante en Canadá por una población inmigrante bastante destacada y grande. Pero Latinoamérica, para nosotros, es un lugar donde el bienestar económico canadiense tiene sus raíces. El nivel de inversión canadiense en América Latina es mayor que el de China, Japón y el sureste de Asia en combinación. Así que el bienestar de Latinoamérica, la estabilidad política en la región, es algo que es conversado todos los días en las salas de reuniones de las grandes empresas mineras. También en los fondos de pensiones canadienses, que cuentan con inversiones en muchos países de la región. Yo siempre he dicho que deberíamos prestar más atención a la relación política con Latinoamérica. Pero el hecho de que el número de latinoamericanos que viven en Canadá es bastante modesto, no da ese impulso que tienen otras comunidades de diáspora, como la ucraniana de la que hablamos. O la comunidad de la India y de otros países, que realmente ponen más desafíos al gobierno de ampliar las relaciones. Pero la importancia de Latinoamérica para el empresariado canadiense es algo fundamental y algo que se sigue de cerca siempre.

”¿Cómo vemos a Rusia? Pues yo creo que esa desconfianza de la que hablaste es algo que es aprensible en Canadá. Los canadienses miran a Rusia ahora como un adversario con tendencias hacia la autocracia preocupantes. Que Putin realmente no juega en la forma en la que se debe jugar: invadiendo un país vecino, situación que no se ha visto en Europa en mucho tiempo.

”Por otra parte, la relación con China es algo que sufrió golpes duros en los últimos dos o tres años. Dos empresarios canadienses fueron encarcelados en China, simplemente porque aquí una ejecutiva china, que pasaba por Vancouver, fue apresada a pedido de Estados Unidos y eso afectó la relación con Beijing en una forma sumamente negativa. Pero también se entiende en Canadá que China es indispensable, porque es la potencia que realmente va a crecer aún más en el futuro. Aunque hay más dudas ahora de cómo ese crecimiento va a continuar, pero la importancia no se puede negar. Hay que enfrentar los desafíos con China y manejar esa relación en una forma cuidadosa, como se ha hecho en el pasado. Pero en Canadá se oye también que tenemos que ampliar relaciones con otros países que van a tener papeles importantes en el futuro. Países como Brasil, como Indonesia. Y también la India.

—La presencia económica canadiense en la región es  mayoritariamente a través de las empresas mineras. 

—La minería en particular, es una actividad económica complicada. Es complicada aquí, dentro de nuestro país, y el nivel de complicación aumenta cuando vas a jurisdicciones en el extranjero. Yo creo que las empresas mineras canadienses entienden, que más allá del permiso de exploración que se obtiene del gobierno, la licencia social de las comunidades, de las instancias de gobiernos locales donde se encuentra la mina, es hoy aún más importante que cualquier permiso que te dé el gobierno nacional para comenzar la actividad. Así que siempre estamos al día de instancias donde empresas canadienses se encuentran bajo presión por alguna actividad, por algún desafío medioambiental o a nivel de desplazamiento de gente. Recientemente en Panamá, una minera canadiense fue acusada de contaminar las aguas en una gran extensión del interior del país. Esto es parte de la realidad, pero, aun así, el 50%-60% del capital de exploración minera a nivel mundial tiene su origen en la Bolsa de acciones de Toronto. Y eso ha sido histórico y continúa siendo el elemento fundamental de la política económica canadiense. Pero estamos totalmente conscientes de que esto no es algo que se hace sin riesgo. La minería tiene esas complicaciones y desafíos, tanto en una mina en el norte de Canadá como una mina canadiense en el interior de Argentina. Y el gobierno y el empresariado canadiense están al tanto de eso y tratan de manejar las cosas para asegurar que el rendimiento de la inversión a nivel económico y social sea lo que se espera.

—¿Se habla en Canadá sobre alguna competencia con China particularmente en el área minera? Porque también hay mucha inversión directa del país asiático en minería en la región.

—Estamos conscientes de esa realidad. Pero el hecho que la Bolsa de Toronto sigue siendo el lugar donde se recaudan la mayoría de los fondos de exploración, nos pone en una posición bastante ventajosa. Eso no quiere decir que ignoremos el hecho que hay más inversión china en minería. Pero las empresas canadienses y extranjeras que vienen a la Bolsa de Toronto a buscar capital de inversión es algo que sigue sin ningún trastorno, y es un elemento importante del bienestar económico de nuestro país.

—Vuelvo a un punto que mencionabas antes, de la importancia evidente que tiene Estados Unidos. ¿Cómo está hoy la relación y qué significaría un triunfo de Donald Trump?

—La relación es siempre complicada. El padre del actual primer ministro, Pierre Trudeau, a finales de los 60 dijo que compartir espacio geográfico con Estados Unidos para Canadá, es como un ratoncito que duerme en la misma cama con un elefante. El elefante no sabe que el ratoncito está ahí, pero el ratoncito está pendiente de cualquier movimiento del elefante en la noche. Esa es la realidad. Nosotros vendemos el 70% de lo que producimos a Estados Unidos, así que la lucha contra las tendencias proteccionistas, que a veces en administraciones demócratas son mayores que en las republicanas, es una realidad cotidiana. La red de consulados y nuestra embajada en Washington pasa su tiempo subrayando a los estadounidenses la importancia de la relación, no solo para nosotros, sino también para ellos. Porque en las zonas fronterizas como Michigan, Nueva York, Estado de Washington, los vínculos son norte a sur en gran parte. Así que eso es algo que para cualquier canadiense es el punto de partida en términos del manejo de nuestras relaciones. ¿Qué podría suceder en una segunda administración Trump? Pues si se oyen sus declaraciones, es un escenario bastante complicado y hasta potencialmente preocupante. El hecho de que intentó rehacer el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica fue algo que nadie esperaba. Pero ahí estuvimos y tuvimos que luchar, y lo que salió realmente es algo con lo que podemos vivir. Pero yo creo que nadie puede pronosticar en qué dirección podría ir Trump en un segundo mandato, pero como sería el último podría tener, me hace pensar que esas limitaciones que siempre existen podrían ser un poco menos fuertes de lo que se vio en su primer período. Eso siempre trae preocupaciones porque es un personaje mercurial, que hace lo que quiere. Y realmente es alguien para quien las normas que siempre han existido, son cosas que no tienen el mismo sentido que para otros políticos.

—La última pregunta es sobre Argentina. ¿Qué llega a Canadá del proceso político y económico de Argentina? ¿Cómo lo estás observando?

—Estamos viendo más divulgación en los medios canadienses, sobre el trabajo que se está intentando en Argentina de cambiar el escenario económico, y la dificultad de cambiar lo que ha existido por tanto tiempo. Argentina y Canadá siempre han tenido una relación, tal vez no tan cercana, pero de interés mutuo. Me acuerdo que a Borges una vez le preguntaron de Canadá y dijo que “Canadá queda tan lejos que casi no existe”. Pero la realidad, es que hay muchas similitudes entre las dos economías y las dos sociedades y países, y siempre ha existido ese interés. Estamos siguiendo de cerca el intento del nuevo presidente, en términos de los cambios, y se sabe que los cambios así de fondo no son nada fáciles y lo hemos vivido nosotros aquí, en nuestro país, en instancias anteriores también. Creo que dónde está Argentina más visible hoy que nunca es el hecho que Canadá llega a la Copa América por primera vez en su historia y va a tener que enfrentar al campeón del mundo, que es algo que nos da bastante soberbia. Así que vamos a ver cómo resulta el rendimiento de este joven y veloz equipo canadiense y cómo se mostrará frente a los actuales campeones mundiales.

*Director de Sistémica.