ELOBSERVADOR
politica, negocios y corrupcion

El peronismo murió con Perón

Julio Bárbaro reflexiona en su último libro sobre la política nacional, con el eje puesto en el rol protagónico que ha tenido el peronismo desde la mitad del siglo XX. Crítico, considera que el que fuera un poderoso movimiento popular murió junto con su líder, en 1974 y, desde entonces, restos de derecha y de izquierda medran con su memoria.

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Las largas entrevistas que publicaba Jorge Fontevecchia en Perfil tenían la enorme virtud, en una sociedad como la nuestra, de dejar al desnudo la riqueza conceptual, o la falta absoluta de ideas propias, de cada convocado. Y lo digo con la experiencia de haber sentido asombro frente a algunos como decepción con otros, y en la convicción de que si una prueba parecida se convirtiera en obligatoria para nuestros políticos la mayoría seria aplazado en el examen.
Y el riesgo enorme en nuestra realidad de escribir un “libro de campaña”, de esos que se hacen por encargo para repartir en la juntada de votos y que solo exageran el oportunismo del autor. La cantidad de ensayistas que no dicen nada para no lastimar intereses es hoy superior a la de los que se juegan opinando.
Parto de la base que en nuestra sociedad, hace tiempo que son los negocios los que conducen la política, situación desde la que la corrupción es el simple resultado de las ganancias de los empresarios ocupados de lo colectivo.
Y esto es posible a partir de una sociedad a la que le interesa muy poco lo político, lo considera como el espacio de la crítica y de la queja.

Refugio para la ambición. El peronismo fue una causa importante que murió con su Jefe en el ´74, y luego un espacio donde se cobijaron todas las ambiciones para enriquecerse a partir de una memoria que conservaba los votos de las mayorías.
Algunos restos de derechas lo usurparon en tiempos de Menem, y otros restos de resentimientos que se creían de izquierda continuaron su uso con los Kirchner. Poco o nada tenían ambas invasiones de peronistas. No lo digo para salvar a un partido que no existe sino para alertar a sus enemigos que se enfrentan con un muerto. Claro que la vigencia de aquel movimiento ya deshilachado es el testimonio más cruel de que los no peronistas no fueron capaces o ni tuvieron ganas de engendrar una alternativa. Vivimos en una sociedad donde son demasiados los que imaginan que por odiar a una supuesta derecha ocupan el lugar de una supuesta izquierda. Y desde ya que se da la inversa, claro que en ambos casos, los resentimientos intentan disfrazarse de ideologías. La política como ocupación de cargos es, en nuestra sociedad, más rentable que el agro y la industria juntos. Sin duda, la mayoría de los funcionarios escalaron la pirámide social ocupando un lugar que jamas hubieran merecido por sus logros y que si obtuvieron por sus agachadas. Así las mafias se imponen a las instituciones.
En el ´83 se hablaba mucho de politica y eran pocos los que solo se ocupaban de los negocios. Lo terrible es que esos pocos fueron desalojando a los que no estaban interesados en hablar de negocios. Y eso se fue acentuando sobre una convicción mayoritaria que imagina imposible que un político no sueñe con enriquecerse. He tenido ocasión de debatir con un empresario importante que aseveraba que prefería al coimero ya que en caso de no serlo albergaba el temor de que fuera comunista. En una sociedad con ricos mediocres e inseguros que no logran imaginar que alguien albergue sueños distintos a los suyos, la existencia de un político decente implicaría que ellos no ocupen más la cima del poder. Para un rico mediocre nada deja de ser comprable por el dinero.
Siempre en una Nación el poder económico pesa, pero siempre es conducido por la politica. Y entonces lo colectivo logra imponerse sobre lo individual, lo trascendente sobre lo circunstancial. Difícil construir una sociedad capitalista estable cuando sus principales beneficiarios, los ricos, no se sienten atraídos por el tema. Sobre la debilidad de la burguesía se impone el fanatismo de los resentidos. Lo malo es que en la impotencia de estructurar un socialismo que ni siquiera imaginan, se conforman con destruir un capitalismo que terminan usurpando. Escribo estas líneas con la ilusión de que surjan varios, que se sumen todos aquellos que sean dueños de algunas ideas. Lo más importante: que tengan más ideas que ambiciones. Y se sientan apasionados por instalarlas.

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Soñadores y oportunistas. La política está llena de soñadores aunque nuestra realidad hace que las candidaturas y los cargos los ocupen los oportunistas rentados. En la política, como en tantos espacios de nuestra sociedad, todo está organizado para que se imponga la mediocridad. Ni siquiera los rectores o decanos de tantas nuevas universidades escapan a este sistema diseñado sobre el oportunismo. Se reviven viejas consignas de “lo Nacional y Popular” para ocultar la bajeza del personaje, como si una consigna vencida por el tiempo sirviera para convertir un obsecuente en un militante digno.
Abundan los nefastos que fueron privatistas en los noventa y ahora estatistas sin siquiera ponerse colorados. La mediocridad fue imponiendo su sino y ya ni los gobernadores tienen algo que decir. Cada funcionario ha convertido su lugar en una estructura rentable, como si fuera una empresa, y lo que más le interesa es la duración de sus beneficios. Gobernaciones e Intendencias usurpando el espacio rentado que en una sociedad normal ocupan las estructuras productivas. Se murieron las ideologías aplastadas por las complicidades. La politica necesita contener y conducir la economía, esta no puede jamás conducir al conjunto de la sociedad. De algunas de estas cosas intento hablar en mi libro Hablemos de Política, convencido de que necesitamos dar el paso a una sociedad politizada para no caer en una burocracia corporativa.
Las burocracias se impusieron en los gobiernos de los Menem y de los Kirchner, callados para no arriesgar sus prebendas, intentando imponer la idea de que la obsecuencia es una parienta pobre de la lealtad, que el autoritarismo mientras es rentable es soportable. Hasta varios que parecían haber elegido el lugar de intelectuales cayeron en esta guerra donde el poder de turno repartía riquezas a cambio de dignidad. Y la desmesurada importancia del poder del estado en una sociedad amenazada por el fracaso. El estado reparte prebendas, cargos y negocios que explican demasiadas de las lealtades en juego, sin las cuales las obsecuencias se convertirían en pasajeras. Hasta los derechos humanos dejaron de ser un espacio respetado por todos para terminar como simple propiedad de la secta que ocupa el estado.
Cuando comparamos a los países hermanos donde sus Presidentes abandonan los cargos rodeados del apoyo popular y mereciendo el respeto de todos; cuando vemos que en esos países a nadie se le ocurre eternizarse en el poder; cuando queda claro que prefieren trascender con sus propuestas a durar con sus prebendas, entonces nuestra enfermedad queda al desnudo. No es la política la enferma, somos nosotros que la abandonamos en manos de los peores, que dejamos que el espacio de lo colectivo lo ocupen los que solo buscan saquearlo.
Esto no es problema de peronistas o radicales, de progresistas o liberales. Necesitamos enfrentar los debates pendientes, el lugar del estado y el de lo privado, la burocracia como enemiga de la justicia, la politica como única salida para esta crisis. Que la inteligencia que nos sobra ocupe el lugar usurpado por la viveza que nos apabulla.
La presencia del Santo Padre es un ejemplo definitivo tanto para creyentes como para ateos. La sabiduría y la humildad sobreviven a las desmesuras de la ambición y el consumo. Nuestro problema no es tener mayor o menor cantidad de personajes nefastos que los demás, nuestro problema es que a los peores los solemos elegir para ocupar el poder.
Que el próximo presidente no sea un hombre fuerte que genere un pueblo débil, sino un presidente más débil que nos permita constituirnos en un pueblo más fuerte. Salir de la queja y la caja para ingresar a la propuesta, pero enamorándonos de la política. Necesitamos ponerle pasión a lo colectivo, y ese espacio es el de la politica. Imagino que hablando de ella es una forma simple de iniciar este camino

*Ex diputado nacional y ex titular del Comfer.