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Marcelo Torcuato de Alvear

El presidente que vino de París

Cien años atrás, el 12 de octubre de 1922, asumía Marcelo Torcuato de Alvear, candidato de la Unión Cívica Radical, que no hizo campaña y acompañó su elección desde la Ciudad Luz, donde ocupaba la embajada argentina. De familia patricia, sucedió a Hipólito Yrigoyen. Su gobierno coincidió con el fin de la crisis mundial de la posguerra, lo que le permitió mejorar la economía y las finanzas del país. Su mujer, Regina Pacini, todo un personaje.

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Cien años atrás, el 12 de octubre de 1922, asumía Marcelo Torcuato de Alvear. | CEDOC

El 12 de octubre de 1922 asumía la presidencia Marcelo Torcuato de Alvear. Sucede a Hipólito Yrigoyen. Lo acompaña como vicepresidente Elpidio González, que había sido ministro de Guerra y jefe de Policía del gobierno de Yrigoyen. La radio transmitió la ceremonia del traspaso del mando, y por primera vez se escuchaba la voz de un presidente difundida por el éter. Era la primera sucesión de un presidente radical por otro del mismo partido luego de las segundas elecciones con sufragio universal, libre y obligatorio en la Argentina. La historia se repetiría solo una vez más, cuando seis años más tarde Alvear le entregara la banda y el bastón a quien se la había dado, ya ambos liderando posiciones enfrentadas dentro de la UCR. Después de Alvear, ningún presidente radical lograría concluir su mandato. Alfonsín, en 1989, debió adelantar el traspaso del mando casi al final de su gobierno. La llegada de Alvear traería otras varias novedades al país, entrando de lleno en los años 20, en un contexto internacional marcado por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, las movilizaciones obreras y el ascenso del fascismo en Italia. 

El aristócrata revolucionario. Máximo Marcelo Torcuato de Alvear Pacheco, ese era su nombre completo, había nacido en Buenos Aires, también en octubre, el 4 de ese mes del año 1868. Era hermano de Carlos Torcuato de Alvear, hijo de Torcuato de Alvear, ambos intendentes de Buenos Aires, y nieto de Carlos María de Alvear. Proveniente de una familia patricia, se recibió de abogado y participó activamente de las revoluciones radicales de 1890 y 1893, integrándose a la Unión Cívica, que daría origen a la Unión Cívica Radical. Allí trabó amistad con Leandro Alem e Hipólito Yrigoyen, y será secretario del primero y padrino de armas del segundo. En las elecciones para renovación de bancas legislativas celebradas tras la reforma electoral de la Ley Sáenz Peña en 1912, Alvear fue elegido diputado, cargo que desempeñó por dos años. 

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Su estampa en Mar del Plata, retratado por Caras y Caretas.

Cuando Yrigoyen asumió la presidencia, en 1916, nombró a Alvear embajador en Francia. Desde allí le tocaría representar al país ante la Sociedad de las Naciones, tras el fin de la Primera Guerra. Yrigoyen dio su apoyo a Alvear para presidir el comité de la UCR, y así sucederlo en la presidencia de la Nación. Alvear fue, así, consagrado como candidato y elegido presidente mientras representaba al país en Francia. 

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1922 había comenzado con una nueva represión del Ejército en la Patagonia, donde mueren centenares de trabajadores rurales y una nueva modalidad de respuesta, con la intervención de pistoleros armados para sofocar las protestas, agrupados en la Liga Patriótica, con respaldo de la patronal y sectores de las Fuerzas Armadas. La acción represiva durante el último tramo del gobierno de Yrigoyen se extenderá al norte santafesino y el sur del Chaco con la masacre de trabajadores en conflicto de la empresa de tanino La Forestal.

De origen patricio, se recibió de abogado, participó de las revoluciones radicales de 1890 y 1893, y se sumó a la Unión Cívica, que daría origen a la UCR

Las elecciones del 22. Los comicios presidenciales se realizaron en abril del 22 y la candidatura de Alvear se impone por amplio margen. El radicalismo gana en casi todas las provincias a excepción de San Juan y Mendoza, donde se imponen los candidatos de Néstor Lencinas y Aldo Cantoni, que representan vertientes provinciales desprendidas del radicalismo. El escrutinio definitivo se realiza en julio del mismo año por el Congreso. Alvear se encontraba en París como embajador, cargo al que accedió durante la primera presidencia de Yrigoyen, luego de rechazar el de ministro de Guerra. Al difundirse la noticia de la elección, Alvear fue agasajado por varios gobiernos de Europa. El 11 de junio fue recibido por el rey de Italia, Víctor Manuel III, con un abrazo de confraternidad; otro tanto sucedió con el rey británico Jorge V y el español Alfonso XIII. Alvear regresa al país el 14 de agosto y recibe el homenaje de los gobiernos de Brasil y de Uruguay. 

Ceremonia de asunción. Recién instalado en Buenos Aires, asume la presidencia el jueves 12 de octubre. Se le toma juramento en el Congreso y recibe los atributos del mando en la Casa Rosada, tras lo cual sale a los balcones y saluda a la multitud congregada en la Plaza de Mayo levantando los dos brazos, gesto que adoptaría 23 años más tarde Juan Domingo Perón. Radio Argentina transmite la ceremonia de asunción; por primera vez se escucha por radio la voz de un presidente. 

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PAREJA. Imágenes junto a su mujer, Regina Pacini, cantante de ópera, quien abandonó una carrera exitosa para convertirse en benefactora. 

Alvear alquila el palacio Fernández Anchorena y se instala en él, utilizándolo como residencia presidencial. Desde los primeros días le imprime a su gestión un sello propio, que el historiador Leandro Losada define como “una forma colegiada y no decisionista de conducir el Estado”. Su elenco inicial de ministros se distingue por el prestigio y la trayectoria: José Nicolás Matienzo en Interior, Angel Gallardo en Relaciones Exteriores, el general Agustín P. Justo en Defensa. Ningún miembro que respondiera al ex presidente Yrigoyen, salvo el de Obras Públicas, Eufrasio Loza, distanciándose de esta forma de su antecesor. Algunos nombramientos llamaron la atención, como el del almirante Manuel Domecq García, que había cumplido un papel principal en la represión de las huelgas durante el gobierno de Yrigoyen. Tomas Le Breton, de Agricultura, designa como secretaria particular a Lina H. de Castro, que había nacido en Alemania, primera mujer que ocupa un cargo de esa responsabilidad. 

El domingo siguiente a la asunción, Alvear visita el Jockey Club, tras seis años de ausencia de un presidente argentino, pues Yrigoyen se rehusaba a hacerlo. El gabinete de Alvear asistió en pleno a una interpelación en la Cámara de Diputados, cuando los ministros no concurrían por lo menos desde 1919. Así, Alvear le imprimirá un estilo propio a su gestión. 

Su período de gobierno coincidió con el fin de la crisis mundial de la posguerra, lo que le permitió mejorar la economía y las finanzas del país. Se destacó también en el desarrollo de la industria automotriz y la exitosa explotación petrolera, con lo cual alcanzó una prosperidad económica desconocida hasta entonces para la Argentina, y que se demostró con el gran aumento conseguido en el PIB por habitante, cuyo índice para 1928 había alcanzado el sexto puesto entre los más altos del mundo.

La primera dama, estrella del canto. Alvear se había casado con la cantante lírica Regina Pacini Quintero en 1907, cuando ella se encontraba en la cumbre de su carrera. A partir de ese momento, ella se retira de la actuación convirtiéndose en una importante benefactora. Durante el período que duró la Primera Guerra, Alvear cumplió misiones para los aliados, y donó junto a su esposa un hospital de guerra y un banco de sangre, donde la artista se encargaba de atender a los heridos, hecho que le valió el reconocimiento de la Legión de Honor del gobierno francés. Regina Pacini, que había cantado con el famoso tenor lírico Enrico Caruso, fundó la Casa del Teatro de Buenos Aires en 1938. 

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En el aspecto artístico y cultural, la presidencia de Alvear tuvo también un papel destacado. Buenos Aires fue por aquellos años un centro de atracción internacional. Llegaron de visita y en misión cultural hombres de ciencia como Albert Einstein personalidades políticas como Vittorio Emanuele Orlando y George Curzon, y escritores como Pirandello y Keyserling.

Petróleo, YPF y fascismo. El 19 de octubre del mismo año, a pocos días de llegar a la Casa Rosada Alvear, Enrique Mosconi será designado director general de YPF, empresa estatal de hidrocarburos creada sobre el final del gobierno de Yrigoyen. Militar e ingeniero, Mosconi estuvo al frente de la empresa durante ocho años para convertirla en la primera petrolera estatal integrada verticalmente en el mundo. Radical yrigoyenista, Mosconi consideraba “inexplicable” conceder al capital extranjero la exploración y explotación petrolera en lugar de reservar “tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino Entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”, enfatizaba. 

En el exterior, a fines de octubre del 22, se producía la Marcha de Roma. Benito Mussolini, al frente de las Camisas Negras, lidera la primera gran demostración de fuerza del fascismo, que conquistaría el poder en Italia. Fueron cuatro columnas de 4 mil manifestantes, quienes iniciaron la marcha, que fue ganando cuerpo. El primer ministro Luigi Facta pidió el estado de sitio para la ciudad de Roma, que el rey Víctor Manuel III se negó a firmar. Nuevas tormentas que convulsionarían el continente europeo y sacudirían a las democracias también en América Latina. n

*Historiadores y periodistas. Colaboró Vittorio Hugo Petri.