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El Estado iliberal

Hungría, como un espejo de Argentina

Es crucial reconocer los signos de erosión democrática y resistir cualquier intento de consolidación autocrática. Budapest es una avanzada de lo que puede ser Buenos Aires.

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Sonrisas. El húngaro Viktor Orbán ya lleva varios años destruyendo el orden liberal en su país. Milei apenas comienza. | cedoc

En tiempos de crisis y agitación política y económica, las sociedades a menudo buscan respuestas rápidas y soluciones contundentes. Es en este contexto que los líderes autocráticos emergen como supuestas panaceas para la estabilidad y el orden. Sin embargo, detrás de esta fachada de seguridad se esconde un peligroso juego de concentración de poder y erosión de libertades. ¿Cómo se gesta y se perpetúa una autocracia?

Los líderes autocráticos no surgen en el vacío. Requieren del respaldo de sectores influyentes de la sociedad, como el ejército, las élites económicas o grupos de poder específicos. Estos actores a menudo se benefician del nuevo orden autocrático y brindan su apoyo al líder a cambio de favores políticos o económicos.

La ausencia de instituciones democráticas sólidas crea un terreno fértil para el ascenso y la consolidación del poder autocrático. La falta de una prensa libre, un sistema judicial independiente y partidos políticos robustos allana el camino para la emergencia de líderes autoritarios.

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La desconfianza y el desprestigio de las instituciones tradicionales, como la clase política, el Poder Judicial y los medios de comunicación, allanan el camino para el fortalecimiento del liderazgo autocrático. En momentos de crisis, la población puede verse tentada de respaldar a un líder que promete soluciones rápidas, aunque estas impliquen la restricción de libertades.

La limitación de la libertad de prensa y el control de los medios de comunicación son estrategias comunes utilizadas por los líderes autocráticos para moldear la opinión pública y suprimir la disidencia. El control de la información les permite difundir propaganda y desacreditar a sus críticos.

En la actualidad, varios líderes autocráticos ejemplifican estos patrones. Recep Tayyip Erdogan en Turquía, Nayib Bukele en El Salvador y Viktor Orbán en Hungría son algunos de los nombres que se destacan. Cada uno consolidó su poder mediante la represión de la oposición, el control de los medios de comunicación y la manipulación de las instituciones democráticas.

El concepto de “Estado illiberal”, acuñado por el primer ministro húngaro, describe un modelo de gobierno que se aparta de los principios tradicionales de la democracia liberal. En estos Estados se busca mantener el control político y social sin necesariamente respetar los derechos individuales ni la separación de poderes.

El fortalecimiento de un liderazgo centralizado bajo el gobierno de Orbán en Hungría se vio acompañado por un control cada vez más estricto sobre los medios de comunicación. La creación de la Autoridad Nacional de Medios y Comunicaciones otorgó al gobierno un instrumento para regular y censurar la información. 

La adquisición de importantes medios de comunicación por parte de empresarios afines al partido oficialista, Fidesz, generó preocupaciones sobre la pluralidad de opiniones y la libertad de prensa en el país. Estas acciones, junto con leyes restrictivas y sanciones financieras contra los medios críticos, condujeron a un clima de autocensura y debilitaron la prensa independiente. Orbán, con su enfoque hostil hacia las instituciones democráticas tradicionales y su desconfianza hacia el sistema judicial independiente, llevó a cabo reformas que socavan la independencia judicial y el Estado de derecho en Hungría. 

Los ataques contra jueces críticos y las presiones para forzar su renuncia o reasignación a puestos menos influyentes han generado un ambiente de temor entre los miembros del Poder Judicial independiente. Estas medidas, parte de un amplio conjunto de acciones destinadas a socavar el Estado liberal, han convertido a Orbán en un ejemplo preocupante de erosión democrática, lo que subraya la importancia de defender y fortalecer las instituciones democráticas en todo el mundo. Su visita a Argentina en diciembre pasado pudo no haber sido casual. 

El caso del húngaro debe ser visto como un llamado de atención sobre la creciente amenaza que representan las tendencias autoritarias y la consolidación del poder autocrático para las democracias en todo el mundo. La concentración de poder, la falta de rendición de cuentas y el debilitamiento de los contrapesos institucionales socavan los fundamentos básicos de la democracia liberal tal y como la conocemos.

Es crucial reconocer los signos de erosión democrática y resistir cualquier intento de consolidación autocrática. La defensa de las instituciones democráticas, la libertad de expresión y el Estado de derecho son fundamentales para salvaguardar la democracia frente a las amenazas autoritarias.

El surgimiento de líderes autocráticos y la consolidación de regímenes autoritarios representan desafíos significativos para la democracia en el mundo moderno. La vigilancia constante, el compromiso cívico y la defensa de los principios democráticos son esenciales para preservar la libertad y la Justicia en nuestras sociedades.

*Abogado y analista internacional.