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Efectos de la pandemia

La cantidad de gente que vive en la calle es la curva que más va a costar achatar

La problemática de las personas sin hogar precede a la crisis sanitaria actual. Pero académicos y expertos en pobreza advierten, a través de datos duros, que deben formularse políticas activas antes de que la cuarentena termine.

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Vulnerables. Las personas sin hogar presentan una serie de problemáticas que se agravan a medida que aumentan los índices de pobreza. | pablo cuarterolo

Vivimos un momento histórico como consecuencia de la propagación a nivel mundial del coronavirus, situación que solo encuentra antecedentes económicos-sociales similares en la Gran Depresión de 1929. Se trata de una crisis global e inédita que nos enfrenta a una situación que, si bien no ha tomado hasta ahora la dimensión que alcanzó en otras partes del planeta gracias a las prontas medidas de aislamiento social, nos coloca en una posición crítica desde el punto de vista económico y social.

El impacto de la pandemia en las sociedades del mundo se vincula, por un lado, con la anticipación y la eficacia de las políticas sanitarias para contener el contagio y con asegurar el tratamiento de la población afectada, y por el otro, con el conjunto de medidas económicas para contener a los sectores que sufren la parálisis de sus actividades y atenuar el efecto inmediato sobre su situación económica y la de sus hogares. 

Las consecuencias sanitarias, económicas, sociales, psicológicas y demográficas de esta pandemia no solo son múltiples, sino que se vinculan entre sí. Por eso no pueden ser evaluadas aisladamente y, en especial, deben tomar en cuenta la frágil realidad socioeconómica que presenta la Argentina. Aquí vamos a analizar la situación de su principal centro urbano: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y sus profundos problemas en materia de acceso a la vivienda. 

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A tal fin vamos a observar la realidad social y los problemas de acceso a la vivienda que se presentaban durante 2019, año en que disponemos de cifras oficiales, planteándonos las siguientes preguntas en relación con esta pandemia: ¿cuáles son las condiciones iniciales en que nos encuentra? ¿Qué impacto podría tener respecto de un aumento de las personas que podrían quedar en la calle? ¿Qué respuestas podrían ofrecerse frente a esa realidad por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en coordinación con el gobierno de la Nación? 

Más gente en situación de calle. El cuadro que acompaña a este artículo resume los principales indicadores del mercado de trabajo, hábitat y pobreza en la CABA para 2019. Estos índices se presentan con dos a tres trimestres de rezago respecto del primer caso conocido de coronavirus (principios de marzo); indudablemente han empeorado considerablemente en el momento actual. Sobre esas cifras, que se toman como iniciales, se realiza una proyección “optimista” suponiendo que empeoran en un 20%. Allí podemos visualizar que la tasa de desempleo aumentaría del 9,2% al 11,4%, la informalidad laboral del 25,5% al 30,6%, la tenencia precaria de vivienda del 15,3% al 18,3%. Por otro lado, el hacinamiento crítico (tres o más personas por habitación) pasaría del 1,3% al 1,6% y, en consecuencia, la pobreza pasaría del 22,3% al 26,6%. En otras palabras, bajo este escenario “optimista” habría 137 mil nuevos pobres porteños por ingresos, y muchos de ellos estructurales ante el empeoramiento de la situación habitacional.

No obstante, el resultante de nuevos pobres por ingresos y/o estructurales no es lineal en las categorías socioeconómicas expuestas. Nuestra hipótesis es que el resultado podría ser mayor por la letal combinación de pérdida de empleo, informalidad, déficit habitacional e inercia inflacionaria en 2020. Asimismo, el agravamiento de la crisis económica y social en la CABA, amén de la sanitaria per se, sería más que proporcional que en el resto del país dado que el empleo urbano se concentra en servicios y comercio, que son intensivos en mano de obra. A eso se agrega la existencia de subsectores de enorme informalidad, y el hecho de que el 10% de la población reside en barrios carenciados y villas de emergencia.

Frente a este panorama y a la incertidumbre de la duración de la pandemia, cabe remitirnos a la segunda pregunta: ¿cuántos ciudadanos podrían quedar sin techo?

Situación visible. Antes de cualquier especulación o estimación numérica podríamos señalar que, con solo mirar las calles de las grandes ciudades, aun casi deshabitadas, se observa un sector de la población que expone su humanidad como nunca antes y que ahora, a partir del virus, se hizo más visible: son las personas que viven en las calles de la CABA. Además de tener más posibilidades de enfermar y morir por las condiciones en que se encuentran, estas personas pueden constituirse en un verdadero vector de transmisión no solo del Covid-19 sino de tantas otras patologías como la tuberculosis.  

Por otro lado, como la pandemia discurre por variados escenarios, los potenciales muertos de esta crisis podrían ser muchos si no se contemplan los derechos a los que todo sujeto debería poder acceder. Es que muchas personas que aún no cayeron en la calle porque todavía se encuentran sostenidas por una economía cotidiana muy precaria e inestable podrían hacerlo de un momento a otro. Son los ciudadanos que viven en condiciones de vivienda muy inestable, aquellos que no podrán pagar un magro alquiler ante el desempleo, ante la pérdida de empleos informales. Podrían serán expulsados del sistema incrementando la lista de las personas que se encuentran en riesgo de calle. 

En el cuadro intentamos estimar cuántos ciudadanos podrían quedar en situación de calle como resultado de la crisis. Consideramos un subconjunto de habitantes con riesgo potencial de quedar sin techo. Incluimos aquí a aquellas personas que se ubican, por sus ingresos, en los dos primeros deciles de la CABA y que, al mismo tiempo, presentan una tenencia precaria de vivienda: los que ocupan transitoriamente con o sin permiso una vivienda dada. A partir de allí construimos un escenario conjeturando un empeoramiento del 20%. 

Con los resultados de esta simulación, siguiendo estos supuestos pasarían a estar en situación de calle más de 31 mil personas, que surgen de sumar los incrementos de personas en cada decil con tenencia precaria de vivienda ya sean ocupantes gratuitos o de hecho. Aun suponiendo que estos fueran un tercio de esta cifra, serían más de 10 mil nuevas personas sin hogar, tres veces más que el número de contagiados por el Covid-19 y más del doble que los ciudadanos en situación de calle relevados por el Censo de la Defensoría del Pueblo de la CABA en 2018.

Estrategias y herramientas. Frente a ese panorama nos preguntamos cómo enfrentar esta problemática para que no se materialicen las consecuencias económicas, psicosociales y habitacionales de la actual pandemia del coronavirus.

Hoy ya no se trata solamente del peligro de caer en la calle, como muestran nuestras simulaciones conservadoras, sino del aumento exponencial del peligro de enfermar, en el marco de una problemática social y estructural preexistente. Este panorama frente a la pandemia no hace más que aumentar la evidencia de una histórica falta de coordinación de políticas públicas en relación con el déficit habitacional, el empleo y la informalidad. A esto se agrega una dimensión usualmente ignorada por nuestros gobernantes en la Ciudad: la salud mental y orgánica de estos ciudadanos. Es indispensable que todas las personas se encuentren amparadas por los mismos derechos, incluyendo el de acceso a la salud. Y en la medida en que no se encuentren contemplados, para esta población se genera un aumento del riesgo de enfermedad para ellos mismos y para el resto de la ciudadanía. 

Como medida de política se vuelve urgente profundizar, para que el virus no siga extendiéndose, medidas urgentes para los ciudadanos en situación de calle y para aquellos que están al filo de caer en ella. Para ello las medidas de la Ciudad de Buenos Aires deberían avanzar, más allá de los tradicionales paradores que no eluden el hacinamiento y que resultan insuficientes, aun en tiempos no pandémicos. Se requiere en lo inmediato la instrumentalización de protocolos orientados hacia la ubicación y el acceso a la salud que permitan a nuestros conciudadanos transitar este adverso tiempo presente y el futuro incierto de la mejor manera posible. Esto vuelve imprescindible la coordinación de la Ciudad con las diferentes intendencias y con el gobierno nacional para que se implemente una suerte de “tecnopolización”, para prevenir los posibles efectos que la falta de políticas públicas sanitarias para estos sectores produciría en la Ciudad. Nos referimos al desarrollo de tantos Tecnópolis como sean necesarios en la ciudad de Buenos Aires para contener a las personas que, como resultado de la crisis, queden en la calle, antes de que sea tarde. 

Problemas estructurales. A pesar de la urgencia para llevar adelante respuestas de contención inmediata para los sectores sin acceso efectivo a la vivienda, no pueden dejar de profundizarse medidas orientadas a su integración gradual al sector productivo a partir de una combinación de políticas de capacitación, apoyo psicosocial e inclusión financiera y comercial. Se presenta aquí un campo de investigación muy rico que permite aportar nuevas herramientas para el desarrollo de políticas públicas orientadas hacia un sector social que debería desaparecer como tal. 

En conclusión, podemos observar que la situación inicial que se presentaba antes de la pandemia nos muestra una estructura socioeconómica con problemas de empleo y de acceso a la vivienda, que seguramente se deterioró más en los últimos meses. Frente a este panorama, aun desde una perspectiva optimista, nos encontramos frente a una estimación de aumento en la cantidad de nuevos pobres y de personas cayendo en situación de calle. 

Las respuestas frente a esta dura realidad se vinculan con la necesidad de implementar medidas inmediatas que permitan el acceso a la vivienda y a la salud de las personas involucradas en esa desgraciada situación. Asimismo, esto debe ser acompañado por políticas de largo plazo que logren su integración económica y social.

*Investigador independiente (Conicet-UBA).

**Psicóloga, kinesióloga (Htal. Muñiz). Autora de Y en la calle se cayó.

***Miembro del Observatorio de Innovación Social FCE-UBA. Presidenta de Avanzar por el Desarrollo Humano.