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1 al 7 de agosto

Lactancia materna: todos somos responsables

La sociedad ha cambiado, y se espera que la lactancia materna continúe siendo una práctica elegida por las personas gestantes. Es un acto de equilibrio entre garantizar la salud de sus hijos y la realidad de su vida diaria. Asumamos el compromiso de propiciar la salud de mujeres y niños.

06-11-2021-logo-perfil
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Son múltiples las organizaciones y sociedades científicas que recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y la lactancia materna hasta por lo menos los 2 años de vida, por los numerosos beneficios que trae aparejados para la madre y el recién nacido: la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Ministerio de Salud de la Nación, la Sociedad Argentina de Pediatría, entre otras. Sin embargo, las cifras de nuestro país no muestran datos promisorios.

Según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Lactancia Materna, aunque el 97% de los recién nacidos en la Argentina egresa luego del nacimiento con lactancia exclusiva, menos del 50% la mantiene hasta los 6 meses. 

La disminución en los porcentajes de lactancia materna luego del egreso institucional es multifactorial, incluyendo desde la falta de asesoramiento, crucial durante las primeras semanas de vida del recién nacido, hasta la reinserción laboral precoz o la falta de apoyo a la lactancia materna en los centros de cuidado infantil.

La lactancia materna es una actividad incrustada culturalmente en un mundo con una complejidad creciente. A medida que se modifica el rol de las mujeres en las sociedades modernas, existe una tensión entre la maternidad y los otros roles que desempeñan. 

Según un estudio de la revista Lancet, cada año se evitarían 823 mil muertes de niños menores de 2 años de edad y 20 mil muertes por cáncer de mama si la práctica de la lactancia materna fuera casi universal. Ahora bien: ¿qué responsabilidad tenemos como lectores de este artículo al conocer estos datos? Diversos modelos conceptuales y teorías analizan la problemática, y quizá se pueda pensar en la mejora para promover la lactancia desde el lugar que nos competa.

La decisión de amamantar es, en primer lugar, individual, un derecho de la mujer. Las características del individuo, sus reacciones, creencias, actitud, valores y metas configuran el comportamiento y el proceso de cambio de comportamiento, así como la disposición hacia un problema de salud en particular. Esto sugiere que la decisión de amamantar exclusivamente dependerá de la madre. Las actitudes positivas hacia la lactancia materna y la buena relación con el recién nacido se asocian a una mayor duración de la lactancia materna exclusiva. La educación en lactancia materna desde etapas iniciales de la niñez, en la escolaridad primaria, secundaria y universitaria, pueden ayudar a tener un modelo preconcebido.

En segundo lugar, hay un componente interpersonal en el mantenimiento de la lactancia. Es aquí donde juegan un papel fundamental la familia, los amigos, las redes sociales, los compañeros de trabajo y otros sistemas de apoyo social que influyen en el comportamiento del individuo. La voluntad de la madre de amamantar exclusivamente y mantener durante los 6 meses recomendados será, sobre todo, influida por los grupos con los que se interrelaciona e interactúa. El apoyo familiar adecuado y la mayor educación se correlacionan con mayor incidencia de lactancia materna. Quizás haya que analizar qué rol cumple cada uno de nosotros en el inicio y mantenimiento de la lactancia de las personas que nos rodean.

Un tercer componente que influye en el mantenimiento de la lactancia son la comunidad y las organizaciones en su conjunto. Aquí tienen influencia los factores físicos y sociales como el tamaño del hogar, la paridad, las circunstancias familiares, actitudes y apoyo de la pareja, y apoyo de compañeros que afectan el tiempo, la energía y la resolución que las madres tienen para amamantar. En el ambiente de trabajo, políticas y prácticas tales como horas de trabajo, tiempos de descanso, flexibilidad y cuidado del recién nacido pueden modificar la decisión de las madres.

Un reto importante es crear espacios donde se sientan cómodas amamantando. Las mujeres describen constantemente sentirse aisladas y excluidas de la sociedad, principalmente debido a la desaprobación en torno a la lactancia en lugares públicos. En particular, los lugares de trabajo se describen como entornos en los que las mujeres sienten mucha incomodidad tanto para la lactancia como para la extracción de leche. Como resultado, muchas mujeres dejan de amamantar antes de lo previsto y, generalmente, cuando se reincorporan al trabajo. El desarrollo de políticas y prácticas en el lugar de trabajo, y en lugares públicos, pueden contribuir positivamente a aumentar las tasas de lactancia. Los centros de cuidado infantil pueden ser también un factor positivo en el mantenimiento de la lactancia, utilizando la leche materna que la madre lleva para ser administrada en su ausencia.

Un cuarto componente se vincula con la formulación, implementación y coordinación de políticas públicas y/o iniciativas de apoyo a la lactancia materna exclusiva. En los países donde las políticas apoyan la lactancia materna, se registra una mayor práctica. Si estas políticas no se ven reflejadas en hechos, volver a la actividad laboral luego de la licencia por maternidad y amamantar se tornan dos actividades incompatibles.

La apertura de un discurso sobre cómo la lactancia materna se inserta en el mundo real con todas sus complejidades cobra importancia trascendental: gobiernos, sistemas de salud, sistemas formales de educación, ámbitos laborales, comunidades y personas deben estar informados, educados y empoderados para fortalecer sus capacidades de proporcionar y sostener entornos amigables con la lactancia materna para las familias en el mundo pospandemia. 

El mantenimiento de la lactancia en el mundo actual es un acto de equilibrio entre garantizar la salud de sus hijos y la realidad de su vida diaria. La sociedad ha cambiado, y se espera que la lactancia materna continúe siendo una práctica elegida por las personas gestantes. Quien lea esta nota, desde el lugar en que se encuentre, ojalá pueda asumir el compromiso y propiciar la salud de mujeres y niños para una Argentina mejor.

*Directora y subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Universidad Austral.