El interés argentino por los Kfir data de 1978, en plena dictadura, cuando una delegación de la Fuerza Aérea viajó a Israel para comprar los Nesher (aquí se llamaron Dagger) y consultó por la posibilidad de adquirirlos, pero las IAI no podían hacer la operación porque contenían partes estadounidenses (la turbina General Electric J79). Los militares volvieron a intentarlo en varias oportunidades en los años siguientes pero la respuesta siempre fue la misma.
“En una época, teníamos completamente prohibido hablar siquiera del Kfir. Más adelante, nos permitían hablar, explicar y hasta dar detalles de precios, pero no negociar una venta. Más tarde (yo ya no estaba en el tema) dejaron que intentaran venderlos, cuando en la Argentina los militares ya no ‘eran malos’ y no había posibilidad de que los compraran, ni lío con los ingleses por las Malvinas”, dijo a PERFIL el vendedor de armas.
Si bien las IAI ya le han transferido los Kfir a Colombia, Sri Lanka y Ecuador, existe una cláusula que podría tirar por la borda toda la negociación: tienen partes estadounidenses y hay una cláusula que establece que Washington debe autorizar su transferencia a un tercero. O sea, puede vetar la operación.
Esto ya ocurrió en 1977 cuando Ecuador quiso comprarlos y la Casa Blanca paralizó la transacción, por el conflicto fronterizo que Quito mantenía con Perú, y recién la habilitó en 1981 cuando la situación estuvo más tranquila.
En la actualidad, los equipamientos estadounidenses más importantes del Kfir son las turbinas General Electric, a lo que se le suman partes de los Elta EL/M 2032. Pero expertos en materiales bélicos sostienen que Israel cuenta con varias excepciones (waivers) para comercializar el reactor, aunque no para el radar, que es de última generación.
Ante la consulta de PERFIL, la Embajada de los EE.UU. en Buenos Aires prefirió no hacer comentarios respecto de la operación. Pero el portal del Departamento de Estado sostiene que “dada la posible complejidad de las decisiones de la transferencia de armas y los múltiples intereses que involucrados en cada operación, las decisiones son tomadas caso por caso. Todos los pedidos de transferencias a terceras partes son revisadas caso por caso, sometidos a revisión interinstitucional y guiados por las leyes de transferencia, el criterio general y la legislación específica de transferencias de armas a terceras partes, regulaciones y políticas”.
El mayor interesado en vetar esta operación podría ser Inglaterra ya que los Kfir podrían llegar y atacar las Islas Malvinas o las plataformas petroleras que buscan instalar en las cercanías del archipiélago, algo que preocupa a Londres.
“Estamos al tanto de la información y como siempre seguiremos evaluando el nivel de fuerzas apostadas en las Falklands (sic) para asegurarnos que nuestra capacidad defensiva es suficiente para disuadir o defenderse de cualquier amenazas”, dijeron fuentes cercanas al Ministerio de Defensa británico.
Pero la presión no sólo podrían ejercerla sobre los EE.UU., sino también sobre Israel, como lo intentaron en diversas oportunidades luego de que el 2 de abril de 1982 las fuerzas argentinas recuperaran las Malvinas. En esa oportunidad, Tel Aviv desoyó el pedido y continuó proveyendo armas al gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri, pese a los reclamos de Londres.
Por el momento, nada de esto no ha ocurrido. Según una fuente cercana a la Cancillería británica, “no hubo lobby con Israel para evitar que siga adelante con la negociación por la venta” de los Kfir.