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Mujeres sumisas: el libro que enfurece a las feministas

“La mujer es, principalmente, esposa y madre”. Esta es una de las frases de Cásate y sé sumisa, libro de la italiana Costanza Miriano que despierta grandes polémicas en varios países. En Argentina no consigue editorial. La autora habla con PERFIL.

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“Cuando tu marido te dice algo, lo debes escuchar como si fuera Dios el que te habla”, dice el libro, organizado como una serie de cartas de Miriano –madre y esposa de cuatro hijos, como debe ser– a sus amigas y amigos. La periodista italiana no se considera una escritora, dice a PERFIL, sino una “traductora de las enseñanzas cristianas sobre el matrimonio a un lenguaje de vida y carne, de zapatos, cosas de los hijos”. Consciente de lo provocador del título (“sumisa es una palabra que usa San Pablo”, explica), agrega que más allá de eso el libro “tiene muchos consejos válidos y útiles para todo el mundo con sentido común” que en Italia “ha generado en muchas generes el deseo de abrazar su vocación de mujeres y esposas de una nueva forma. Que tienen una nueva conciencia de las diferencias entre mujeres y hombres. Que son más felices”. En su país, agrega, el libro fue un éxito y generó muchos comentarios positivos, “aunque en algunas librerías lo pusieron en la sección de humor”.
Sin embargo, en España la polémica fue feroz. La ministra de Salud, Ana Mato, pidió que se lo retire de las librerías por ser “una falta de respeto a las mujeres”, y partidos de izquierda lo calificaron como “discriminatorio y sexista” y “una apología de la violencia contra las mujeres”.

Furia española. Probablemente la reacción haya sido tan virulenta en España porque el libro fue publicado por Nuevo Inicio, la editorial del arzobispado de Granada, que encabeza Francisco Javier Martínez Fernández, un prelado ultraconservador que en su momento ganó celebridad por su frase “si la mujer aborta, el varón puede abusar de ella”. El arzobispo sostuvo que la polémica por Cásate y sé sumisa “resulta ridícula e hipócrita. Quienes la promueven y agitan tienen otros intereses y otros motivos que son precisamente la defensa de la mujer o la preocupación por su dignidad. Se trata, más bien, de dañar la única institución –el único sector de la sociedad, el único trozo de pueblo vivo– que se resiste a ser domesticada por el rodillo de la cultura dominante: el pueblo cristiano. Ni esta obra ni ninguna otra declaración mía jamás ha justificado o excusado, y menos aún, promovido, ningún acto de violencia a la mujer”.
Miriano se toma con calma la polémica española y dice que le gustaría mucho que “quienes critiquen el libro al menos lo hayan leído”. Para la periodista italiana, sus críticos son “quienes defienden las teorías de género”.

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Sometimiento. “El feminismo fue, a su modo, una primavera. Sólo que tomó el camino equivocado, el de la afirmación a uno mismo”. No es de extrañar que esta y otras frases de Cásate y sé sumisa hayan escandalizado a organizaciones feministas españolas, que divulgaron una carta abierta en la que sostienen que su mensaje “parece estar lejos de los nuevos aires que el papa Francisco pretende insuflar a la Iglesia. Y hacen un daño terrible a aquellas personas, en su inmensa mayoría mujeres, que sufren el tormento diario de una relación de sometimiento, en la que se hace muy difícil, cuando no imposible, hacer valer las propias opiniones, cubrir las necesidades más perentorias y cumplir los más justos deseos, incluso, de conseguir el más mínimo respeto por el derecho a la integridad física y psicológica. ¿Es así como entienden que hay que construir el amor al prójimo?”.
Miriano dice haberse inspirado en San Pablo quien, como dice a PERFIL el presbítero argentino José Guillermo Mariani, “para muchos biblistas nunca dejó de ser un judío integrado a un régimen patriarcal que menospreciaba a la mujer y por eso sus consejos matrimoniales revelan ese criterio de sometimiento”. Para el sacerdote, “es evidente que la opinión de Pablo, cualquiera sea la razón que la fundamenta, es, en nuestra calificación actual, plenamente desactualizada por machista”.

Distinción. “No se puede tener todo: trabajar como un hombre, y estar en la casa como una mujer”. Miriano explica a PERFIL por qué se opone rotundamente a “la igualdad de oportunidades” para hombres y mujeres. “Yo quiero oportunidades distintas, femeninas. Quiero el derecho a elegir quedarme en casa con los niños mientras me necesiten. El derecho a trabajar como una mujer, con tiempos y modos femeninos, no como esclava del mundo del trabajo, que es masculino”. En Cásate y sé sumisa invita a las mujeres a “someterse” a sus maridos: “Cuando tengas que elegir entre lo que te gusta y lo que le gusta a él, elige a su favor”. Y más: “La mujer lleva inscripta la obediencia en su interior. El hombre, en cambio, lleva la vocación de la libertad y la guía”.
La clave es que la mujer comprenda que su principal defecto “es el deseo de controlar todo. Si, en cambio, permite a su hombre ser como él es, confía en él, acepta todo sin discutir sus decisiones, el hombre renuncia a su principal defecto, que es el egoísmo”.
Para la periodista italiana, el aumento de los divorcios se debe a que “las mujeres han puesto en crisis los antiguos equilibrios, pero sin saber proponer otros nuevos”. Por eso, dice que toda la energía de las mujeres debe estar puesta en defender la familia, entendida como un laboratorio “en el que cada uno de los cónyuges hace lo mejor, con las mejores energías. La familia merece nuestros mejores recursos”. La solución, abandonar esa voluntad masculina de salir a trabajar, en lugar de ocupar con alegría su lugar. Como la propia Miriano lo dice: “Echo dolorosamente de menos aquellos tiempos en que los maridos aparecían solamente a la hora justa, preguntando: ‘¿qué hay de comer?’”