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Semana mundial

Que la educación siempre esté en la agenda

En el marco de la semana de acción mundial por la educación es importante destacar el rol fundamental que tiene en nuestro país, al permitir a los niños y jóvenes capacitarse y abrirles así una ventana de oportunidades.

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Pruebas. Las PISA revelan la distancia que separa a la Argentina del lugar que realmente debería ocupar. | cedoc

El Estado tiene una presencia clave en los niveles primario y secundario pues aproximadamente el 70% asiste a instituciones de gestión estatal. Uno de los objetivos de esta campaña es universalizar la educación primaria.

En Argentina, hace ya unos años, la tasa de escolarización primaria alcanza casi el 100%, tal como surge de los datos del último Censo. Entre 1980 y 2022 la tasa de cobertura de niños entre 5 y 9 años pasó de 85,3% a 97,3%; es decir casi el total de los niños de esa edad asisten a pre-escolar y los primeros años de primaria. La misma tendencia se observa en el grupo de 10 a 14 años, donde la tasa de cobertura pasó de 89,8% a 96,4%.

Por otro lado, los mayores saltos en la cobertura se dieron entre los niños de 3 y 4 años y en los jóvenes entre 15 y 19 años. Para este último grupo, las tasas casi se duplicaron, pasaron de 42,5 % en 1980 a 79,2% en 2022. Para los niños de 3 y 4 años, las tasas en 2022 alcanzaron los valores de 64% y 93% respectivamente; dado que la escolarización no era obligatoria, no había registros de la misma en el año 1980 que permitan seguir su evolución.

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El proceso de masificación de la matrícula del sistema educativo argentino permitió integrar principalmente a niños y jóvenes de contextos más desfavorables. Aunque tal como surge del Mapa de la Educación Inicial en Argentina, elaborado por Unicef, si bien han habido avances significativos en materia normativa –las salas de 4 y 5 años son obligatorias y los Estados deben universalizar la oferta para niños de 3 años– e importantes logros a nivel nacional en términos de expansión; aún se verifican desafíos pendientes en torno a la calidad y grandes disparidades en el acceso por nivel socioeconómico y entre jurisdicciones, disparidades que se profundizan aún más con respecto a las áreas rurales o a contextos más vulnerables.

En cuanto a la expansión de la cobertura entre los jóvenes, podemos mencionar que esta masificación no estuvo exenta de problemas. Las trayectorias educativas presentan amplías desigualdades y todavía quedan grandes desafíos por delante. Por un lado, problemas de retención, progresión y terminalidad. Según datos del Ministerio de Educación, la tasa de sobreedad en sexto año de la primaria es del 8%. Mientras que en primer año de secundaria es del 17% y en segundo del 19% para alcanzar el 24% en el sexto año de la secundaria. 

En cuanto a los problemas de terminalidad, en un informe reciente de Argentinos por la Educación y Cippec se observa que el 33% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 27% entre 25 y 29 años no tienen el secundario completo.

Otro objetivo de la campaña en la semana de acción por la educación es reducir el analfabetismo, que los niños puedan leer y escribir. Si bien en Argentina el analfabetismo entendido sólo como leer y escribir es muy reducido con las tasas de escolarización tan elevadas, existe un desafío importante en cuanto a los aprendizajes. Nuestro país presenta un gran deterioro de la calidad de los mismos tanto en primaria como en secundaria.

Según surge de las pruebas nacionales Aprender el año 2021, casi la mitad de los alumnos (44%) de sexto año de la primaria no alcanza los niveles mínimos requeridos en la prueba de Lengua, es decir no comprende lo que lee aún en sexto grado. De forma similar, el 45% de los alumnos no alcanza los resultados mínimos en Matemática. Estos resultados no lograron ser revertidos en más de 10 años, desde que son medidos por Aprender, luego de un deterioro en los años anteriores.

Cuadro 2. Rendimiento alcanzado por los alumnos argentinos de sexto grado en las pruebas Aprender 2013 y 2021 para Lengua y Matemática

En el caso de secundaria, los resultados también son alarmantes. PISA nos permite analizar la caída desde el año 2000. En ese año, el 44% de los alumnos de 15 años en Argentina tenían un rendimiento en Lengua por debajo del nivel mínimo, mientras que, en 2022, este porcentaje subió a 54%. En el caso de matemática, en el 2000 el 64% no alcanzaba el nivel mínimo, mientras que en 2022 casi 73% no lo alcanzó. Es decir que tanto en primaria, pero en mayor medida en secundaria el mayor acceso vino acompañado de menores aprendizajes promedio.

Aunque ha habido un gran aumento en la cobertura y la asistencia en los niveles inicial, primario y secundario –que no estuvo exento de inconvenientes–, es importante focalizar esfuerzos en los desafíos aún presentes. En particular, atender las necesidades educativas de la primera infancia, terminar de universalizar la educación inicial, de forma tal de igualar las oportunidades de acceso a lo largo y a lo ancho del país. Trabajar en la retención, progresión y terminalidad de la secundaria. Lograr una mejora en los aprendizajes en todos los niveles obligatorios para que realmente la educación se traduzca en mayores oportunidades, los niños deben, como mínimo, poder comprender textos sencillos y tener conocimientos básicos de matemática, para poder ser ciudadanos plenos.

*Doctora en Economía especializada en temas educativos. Docente adjunta de la Escuela de Educación de la Universidad Austral.

**PhD en Economía. Profesora asociada de la Escuela de Educación de la Universidad Austral.