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biografia no autorizada

Ricardo Echegaray: quién es y de dónde viene

Un libro explica cómo el titular de la AFIP llegó a la función pública en Santa Cruz, siempre rodeado de polémicas. La última, con periodistas en Río de Janeiro. Galería de fotos

Hoy y antes. Ayer intentó explicar. Se acercó a los K en los 90, como asesor jurídico del primer local en Gallegos. Tomaba casos menores y Zannini los importantes. Ulloa fue su introductor.
| Pablo Cuarterolo

A las pocas semanas de haber asumido como titular de la AFIP en el verano de 2009, Ricardo Echegaray se negaba a ser entrevistado por periodistas de medios de prensa nacionales, pero invitó a un grupo de periodistas de Punta Alta a la sede central del organismo, en la Ciudad de Buenos Aires. Luego del almuerzo, el enviado de El Rosaleño Digital, quizá sin saberlo, recogió el testimonio más completo sobre la vertiginosa carrera del funcionario.

¿Cómo se siente un hombre del interior en este puesto?

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¿Cómo llega a Kirchner?

En Punta Alta hice la escuela primaria, luego me fui a La Plata, a Río Santiago, al Liceo Naval Almirante Brown. Después cursé la universidad en Mar del Plata. Luego volví a Punta Alta (me había ido a los 12 años, más o menos) e instalé mi estudio jurídico en la calle Murature. Ingresé a la Aduana de Bahía Blanca y de allí fui a Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, donde conocí a Kirchner. Tuve un estudio jurídico y trabajé con él como profesional y con sectores allegados al gobierno de la provincia de Santa Cruz, como abogado y funcionario de la Aduana”.

Aunque puntilloso, en aquel reportaje Echegaray no explicó cómo había logrado obtener un puesto en la tan cotizada Aduana sin tener ni estudios en la materia ni experiencia previa (...).

“Lo de la Aduana le salió por palanca política”, aseguró un abogado de Bahía Blanca que compartió algunos casos con Echegaray por aquellos años. Sin embargo, aclaró que no fue el gobierno peronista de aquel entonces el que le hizo el favor.“Echegaray nunca fue peronista”, enfatizó.

Un ex vecino, mientras tanto, recordó que el abogado esperó ansiosamente su nombramiento durante varios meses. “Recaló en Río Gallegos porque ahí ya estaba trabajando Marcelo, su hermano. Pero él en realidad quería instalarse en Ushuaia”, comentó. Esta fuente sospecha que fueron sus viejos camaradas de la Marina quienes movieron influencias para que ingresara en la Aduana.

El contraalmirante Juan Carlos Martínez, que había sido interventor del organismo entre 1977 y 1983, en tiempos de la dictadura, había vuelto a ser designado allí por Carlos Menem en 1991. Y aunque logró mantenerse en ese explosivo puesto solamente hasta junio de 1992, de su cuño fue el decreto 2259/91, que estableció una nueva estructura organizativa para ese organismo. Esa decisión habilitó un largo proceso en el que se registraron muchos nombramientos.

Igual de difusa fue la primera aproximación de Echegaray con el poder en Santa Cruz. Néstor Kirchner había ganado la intendencia de Río Gallegos en 1987 y cuatro años después ya trepaba a la gobernación de su provincia, de la mano de una alianza entre su novel Frente para la Victoria y el Peronismo Renovador que lideraba el diputado Rafael Flores, quien tomaría distancia muy rápidamente. Luego de una primera reforma de la Constitución provincial, en 1995 Kirchner logró su primera reelección, mientras que a nivel nacional Carlos Menem protagonizaba un derrotero equivalente.

En 1999, Kirchner volvió a modificar la Carta Magna provincial y avanzó hacia un tercer mandato. Menem no pudo. Menem no lo hizo. Unos pocos años antes, el guarda aduanero proveniente de Punta Alta se confesaba admirador de Domingo Cavallo. El kirchnerismo luego deploraría aquella “década infame”, pero por aquellos días todas las aguas bajaban mezcladas.

Sí se sabe que quien acercó a Echegaray al kirchnerismo fue Rudy Ulloa Igor, quizás el primero de los leales que siguieron a Néstor en su escalada hacia el poder. Rudy había sido cadete y chofer del estudio jurídico que montó el matrimonio Kirchner cuando, en 1976, decidió abandonar las calles calientes de La Plata para refugiarse en el frío de Río Gallegos, a resguardo de la persecución política que en la ciudad de las diagonales sí padecieron muchos de sus compañeros de la Juventud Peronista.

Y a partir de 1983, Rudy se convirtió en una pieza clave del engranaje político de ese incipiente movimiento político. Con la llegada de la democracia, Néstor habilitó de inmediato el Ateneo Juan Domingo Perón. Rudy, casi en simultáneo, inauguró la unidad básica Los Muchachos Peronistas. El primer local kirchnerista a la calle quedaba en la populosa barriada El Carmen, poblada sobre todo de inmigrantes chilenos que habían llegado a Río Gallegos en busca de trabajo.

Los hombres hacían la faena más dura en una ciudad que por entonces no superaba los 60 mil habitantes: eran albañiles o se ocupaban de otros oficios manuales. Muchas mujeres de El Carmen, por otro lado, se empleaban como personal doméstico de las clases más acomodadas de la ciudad. Flores recuerda muy bien a Rudy Ulloa. “No era más que un puntero”, señaló.

Los verdaderos referentes de esa incipiente corriente del peronismo santacruceño eran Néstor Kirchner y su cuñado, Armando “Bombón” Mercado, el ex marido de Alicia Kirchner. “Con ellos había que hablar. Rudy nunca participaba de las reuniones de alto nivel político”, agregó el ex diputado que, distanciado de Kirchner, migró rápidamente al Frepaso.

Tanto Flores como el senador santacruceño por el radicalismo, Freddy Martínez, coinciden en que la explosión del kirchnerismo como grupo político se produjo recién a partir de la llegada de Néstor a la intendencia de Río Gallegos, en 1987. Como sucedió luego en el gobierno provincial y en el nacional, su hermana Alicia ocupó la Secretaría de Desarrollo Social y desde allí desplegó una política de claro tinte clientelista.

Una vez más, Rudy Ulloa fue una pieza vital para el aprovechamiento político de los recursos que provenían del Estado municipal. También en el barrio El Carmen, Ulloa habilitó un centro comunitario de carácter no partidario que actuaba como nexo entre los vecinos y el gobierno municipal. Por ejemplo, si alguien necesitaba una cama y recurría al centro, era Rudy quien elevaba ese pedido a la titular de Desarrollo Social.

“En todo ese manejo Alicia era muy efectiva pero también muy despiadada: si no eras kirchnerista, no recibías nada”, apuntó Flores. Luego, cuando Kirchner accede a la gobernación, ese tipo de ayudas se multiplicaría.

Los memoriosos ubican en aquel paso de Kirchner por la intendencia de Río Gallegos el acercamiento a su grupo político de Carlos Zannini, actual secretario legal y técnico de la Presidencia. De Echegaray no había todavía noticias. Aunque algunas versiones lo ubican, ya a mitad de los 90, trabajando como asesor jurídico del centro comunitario El Carmen.

“Echegaray era simplemente una cara más. Nunca jugó como militante ni fue una figura relevante en el peronismo de Santa Cruz. Era Rudy Ulloa quien iba armando la estructura. Y fue Rudy quien lo convocó, porque le venía muy bien tener gente por fuera del partido”, explicaron fuentes que siguieron muy de cerca lo que acontecía en ese centro barrial.

En esa lógica, Echegaray tramitó algunos casos judiciales menores, vinculados con figuras del kirchnerismo, ya que las causas de peso eran manejadas directamente por Zannini, quien fue nombrado en 1998 presidente del Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz, a pesar de que la ley le exigía que acreditara cinco años de ejercicio de la profesión, un requisito que no cumplía

*Extraído de Fuera de Control (Editorial Planeta).