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Paradojas

Violencia política: Cristina, no, “alguna”, sí

El 17 de noviembre, en el acto de La Plata, Cristina hizo una inequívoca alusión al pasado montonero de Patricia Bullrich. Aquí, el autor repasa la militancia de la vicepresidenta, para demostrar que siempre se opuso a la militarización de la lucha política.

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Cristina Kirchner y Patricia Bullrich. | cedoc

El 12/11 publiqué en PERFIL la nota “Patricia y la sociedad de la crispación”, en la cual hice mención a la participación activa dentro de Montoneros de Patricia Bullrich. Una semana después Cristina Kirchner, en su discurso en el Estadio Único de La Plata, dijo en obvia referencia de la señora Bullrich: “Por favor, cada uno que se haga cargo de esa etapa y que no venga alguna ahora a hablarnos del orden y de la violencia. Porque nosotros nunca estuvimos con la violencia, nunca. Absolutamente nunca”. No dijo “alguno”, como sería lo normal, dijo “alguna”, muy claramente dirigida la frase.

No sé si Cristina leyó mi nota o no. Quien sí leyó atentamente la nota “Cristina y los Montoneros” (PERFIL del 30 marzo de 2021) es el periodista Horacio Verbitsky, quien comentó en su blog Cohete a la Luna: “En el final de sus palabras, Cristina reiteró algo que ya había dicho al menos cuatro veces antes: que en el ‘desencuentro trágico entre Perón y los jóvenes’, tanto ella como Néstor ‘nos quedamos junto a Perón respetando su conducción, pero no porque nos pareciera infalible. Era porque el pueblo lo había puesto en ese lugar y nosotros habíamos logrado acercarnos a la sociedad y la gente haciéndonos cargo de esa historia’. Era un estilete a Patricia Bullrich, quien sí fue montonera y hoy se propone como la opción del orden represivo, Pero a diferencia de la entrevista con Daniel Filmus en 2010, del diálogo con Hernán Brienza en 2013, del patio con La Cámpora en 2014 y de su discurso en Las Flores el año pasado, reseñados por el historiador de La lealtad, Aldo Duzdevich, esta vez Cristina agregó un párrafo imprescindible para que este sincero relato de una opción desgarradora no pudiera alimentar la renacida teoría de los dos demonios”.

De más está decir que comparto poco con Verbitsky. He dedicado dos años a investigar y escribir mi libro Salvados por Francisco para refutar la calumniosa campaña de desprestigio que él realizó contra nuestro papa Francisco. Pero, como sé que tiene miles de lectores que lo siguen con devoción, aprovecho la confesión de parte para volver sobre lo que he escrito varias veces: cuál fue la militancia de Néstor y Cristina en los años 70. 

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Que Cristina diga “nos quedamos con Perón respetando su conducción” cuestiona el relato histórico construido, entre otros, por el mismo Verbitsky durante muchos años. Relato que pone al tercer Perón en el lugar de “facho y creador de la Triple A” que traicionó a la JP-Montoneros y los echó de la Plaza. Un relato que lamentablemente ha receptado y repite gran parte de los jóvenes que hoy siguen a Cristina. 

La militancia en los 70. Néstor Kirchner llegó a la ciudad de La Plata en abril de 1969 a estudiar Derecho. Dio sus primeros pasos en la militancia peronista en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Cristina, oriunda de La Plata, también cursaba la carrera de Derecho. Pero estaba más cerca de otra agrupación: la Federación de Agrupaciones Eva Perón (FAEP). Tiempo después las dos se unificarían en la JUP (Juventud Universitaria Peronista). Ambos eran militantes estudiantiles y no estaban “encuadrados” en la organización Montoneros. Por su núcleo de amistades, se habían acercado a la JP La Plata, que lideraba entre otros Carlos Negri (electo diputado provincial en 1973).

Carlos Negri, quien mantiene un perfil bajo, dio testimonio para mi libro La lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón. Allí relata: “Con los montoneros, desde un principio uno veía que no pensábamos lo mismo (...) Muchos de ellos manifestaban una resistencia notoria al liderazgo de Perón. Suponían que Perón estaba terminado o que lo podrían usar. Esta política de la Orga tuvo como efecto ralear a muchos cuadros de vieja militancia, que no estaban para meterse en una organización militar, en la que no se discutía la política. (…) Cuando se produce el asesinato de Rucci, o la ejecución –ponele el nombre que quieras–, quedé sumido en la perplejidad; muchos supusimos que era la CIA, o el ERP usado por la CIA. [...] Allí tomé la decisión de irme, y no solo. Me dediqué a instrumentar la separación y a agrupar gente. El crecimiento fue veloz. En dos meses, en marzo del 74, ya debíamos ser cuarenta o cincuenta. Allí nos vinculamos con Patricio Jeanmaire, de Baradero –un gran cuadro intelectual y político, y un amigo–; con el cura Galli, de San Nicolás; con el ‘Negro’ Eduardo Moreno; con Horacio González... Nuestro grupo creció mucho, sin nombre. En el grupo estaba Néstor Kirchner, ‘Lupín’, quien nunca había ingresado a la Orga, y venía con su novia, Cristina (por esa época se casaron)”.

Disidentes de Montoneros. El 24 de marzo de 2021, en un acto en Las Flores, Cristina recordando a su amigo de-saparecido Carlos Labolita dijo: “Nosotros y nosotras tenemos la responsabilidad histórica de lo que siempre hemos creído y pensado. Reitero, hoy hace 45 años que vine y conocí Las Flores, como una militante política muy joven, y pienso de este país, y de lo que hay que hacer con el país, exactamente lo mismo. Y que nadie se confunda mañana, porque yo me había definido por Perón, mi compañero Néstor Kirchner también; y Carlos y Gladys más tarde también habían advertido que era necesario fortalecer a quien se manifestara como líder de los argentinos”.

La pareja oriunda de Las Flores sí militaba en Montoneros. Carlos Labolita (“Chiche”) tenía un gran trabajo político en Berisso, y para fines del 74 estaba clandestino. Quien conoció muy bien su historia fue Carlos Flaskamp, un “oficial” montonero que estaba a cargo del grupo de Berisso. En su libro Organizaciones político militares cuenta: “Quedé a cargo de una UBR integrada por cuatro compañeros de fuerte nivel político, ahí estaba Carlos Labolita (‘Chiche’), el dirigente principal de la JP de Berisso, también Osvaldo Lenti (‘Santiago’), que ya una vez había sido separado de la organización por un cuestionamiento que no tenía que ver con la política; y Mari y Alfonso (‘Nereo’). Mi responsable era Gonzales Chaves (‘el Negro’). A inicios de 1975, los miembros de la UBR, al no ver ninguna perspectiva de cambio en la línea militarista adoptada, decidieron separarse de la organización. Algunos días después el Negro me informó que, además de rechazar mis condicionamientos, la conducción había resuelto separarme de Montoneros. Meses después Santiago, Alfonso y Mari volvieron a reintegrarse a la organización; Labolita y yo no. Alfonso y Mari fueron secuestrados y desaparecidos. Distinto fue el destino de Osvaldo Lenti (‘Santiago’) objeto de una ejecución preventiva por la misma organización. Santiago no había traicionado ni había sido apresado. Lo mataron porque preveían su defección en el caso de caer apresado”.

Carlos y Gladys tomaron contacto con el grupo de Carlos Negri. La pareja vivía en una casa de la organización y los urgían a abandonarla. Una tarde golpeó su puerta una jovencita que se presentó con nombre y apellido (inusual para quienes vivían clandestinos). “Soy Cristina Fernández y vengo a ofrecerles si quieren mudarse con nosotros al chalecito de City Bell”. Las dos parejas vivieron un año juntas, hasta el golpe del 24 de marzo.

Las anteriores aclaraciones. En el ciclo documental Presidentes de Latinoamérica, Daniel Filmus le preguntó a Cristina sobre su militancia en La Plata. Respondió: “Fue una etapa de efervescencia y diferencias. Nunca estuve de acuerdo con desconocer a Perón como el liderazgo natural del proceso de cambio en la Argentina. Néstor tampoco estuvo de acuerdo con eso. Fue una diferencia muy fuerte y definitiva, porque era incomprensible que se desconociera el proceso histórico que Perón y el peronismo habían desarrollado. Pero hubo mucha gente que, como yo, tuvo diferencias y se fue. No compartió esa radicalización del proceso que finalmente culminó en el golpe del 24 de marzo. No es que la radicalización haya provocado el golpe. El golpe ya estaba decidido. En todo caso fue funcional para la explicación y para la captación de muchos sectores medios que querían que se acabara la violencia de cualquier modo”.

Entrevistada por Hernán Brienza, el 14 de septiembre de 2013, vuelve a referirse a esa etapa: “Mi relación con Perón fue de reconocimiento absoluto de liderazgo. Ésta fue la gran diferencia que tuvimos dentro de los propios sectores juveniles. Discutir el liderazgo de Perón era discutir precisamente la dirección y las posibilidades de éxito de un proceso como el que se había iniciado con el retorno de Perón a la Argentina. Ésta fue una gran discusión y también asumir una realidad: las juventudes que militábamos y que entrábamos en barrios, en universidades, en fábricas, lo hacíamos en nombre del peronismo, porque había una memoria histórica del pueblo respecto de Perón y del peronismo”.

El 28 de abril de 2014, Cristina Fernández, hablándoles a los jóvenes en los patios de la Casa Rosada, reflexionó: “Se cumplen cuarenta años de un momento trágico de la historia del peronismo, que fue el desencuentro de Perón con los jóvenes. Un desencuentro que yo viví muy de cerca, cuando me peleé con varios compañeros, porque era una de las que sostenían que la conducción de Perón no podía discutirse. Las luchas históricas no se ganan ni con silbidos ni con abucheos, ni con gritos, ni con insultos, eso es lo que no se comprendió aquel 1º de Mayo. Las luchas históricas se ganan con trabajo, organización y junto al pueblo, siempre. Siempre junto al pueblo”.

El 17 de noviembre de 2022. “Dicho de paso, y si me permiten una digresión, un país muy difícil le tocó al General. Cuando le permitieron su retorno al país, él no quería ser presidente. El mundo, el país estaba demasiado convulsionado. Lo trajeron, tal vez, demasiado tarde. Y lo digo porque junto a Néstor fuimos de los jóvenes que nos quedamos junto a Perón respetando su conducción pero, no porque nos pareciera infalible. Era porque el pueblo lo había puesto en ese lugar y nosotros habíamos logrado acercarnos a la sociedad y la gente haciéndonos cargo de esa historia”.

“Yo, cuando comencé a militar, nosotros no habíamos vivido el peronismo. Yo nací en el 53 en esta ciudad. Lo sabíamos por lo que te contaba tu abuelo, tu papá u otros hijos de profundos antiperonistas por lo que leían en los libros y se identificaban. Fue una etapa muy difícil pero, por favor, cada uno que se haga cargo de esa etapa y que no venga alguna ahora a hablarnos del orden y de la violencia. Porque nosotros nunca estuvimos con la violencia, nunca. Absolutamente nunca”.

“Y quiero que, finalmente, juntos convengamos que no va a haber mejor homenaje sin nostalgia a la memoria de Perón y de tantos otros que aún con sus errores o sus equivocaciones dieron la vida por la Argentina. Porque esto también quiero decirlo: no es lo mismo equivocarse y cuando uno se equivoca es la propia vida y el propio cuero el que pone que los dirigentes políticos que se equivocan con el dolor del pueblo y la miseria del pueblo y nunca pagan nada. Ojo, no es lo mismo. No es lo mismo tener errores y haber perdido la vida por haber jugado un proyecto político que provocar dolor sin hacerse cargo”.

Dice Nicolás Casullo sobre los años 70: “Tiempo pasado, sin embargo, que aún está allí. Se lo acepte o se lo rechace: tanteado en la penumbra de lo que nos pasa”.

Paradojas de la nuestra historia y nuestro presente. Una expresidenta acusada de haber sido montonera insiste en aclarar que no lo fue. En cambio, quienes la acusan desde el principal partido de la oposición han puesto de presidenta partidaria a Patricia Bullrich, quien fue combatiente montonera hasta 1979.

*Autor de La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón y Salvados por Francisco.