Hace unos años la diabetes oscureció la vida de Jésica Galeano, quien perdió la vista a causa de esa enfermedad. “Era como vivir sin vivir”, recordó la vecina de Beccar, de 31 años. Así eran sus días antes de someterse en el Hospital Central municipal de San Isidro a un tratamiento con láser que le devolvió la vista y algo más.
“En este Hospital recuperé la vista y las ganas de vivir. Porque siempre dependía de alguien para todo, no podía caminar sola, ya que me chocaba todo. Caí en una depresión profunda porque antes mi vida era como vivir sin vivir”, relató Jésica, una de las primeras beneficiadas con este láser de avanzada tecnología en el mundo de la oftalmología. “Dejé todo en las manos de estos médicos a quienes les estoy profundamente agradecida. Una vida nueva empieza para mí”, celebró la vecina de Beccar.
Meses atrás, el Hospital Central de la Municipalidad de San Isidro sumó este láser de avanzada tecnología que sirve para la prevención de diversas enfermedades oftalmológicas que, de no tratarlas, culminarían en la ceguera. Es un equipo de última generación que pocos hospitales públicos de la Provincia de Buenos Aires tienen.
Luego del tratamiento, la médica oftalmóloga Dominique Garrone, expresó: “Estamos muy contentos con los resultados. Era una paciente diabética joven con mucha afectación a nivel vascular, por lo que tenía una alteración de la retina. Como había desarrollado una catarata (otra patología ocular que afecta al cristalino) previo al láser le realizamos una cirugía”.
La médica oftalmóloga Nora Bruno agregó: “Este aparato, que pocos hospitales públicos tienen en Provincia, vino a dar solución a varias patologías oculares. Podemos prevenir la progresión de la enfermedad para no llegar a la ceguera del paciente”.
El jefe del Servicio de Oftalmologíao, Pedro Piantoni, explicó que el equipo sirve para pacientes con diabetes, glaucoma, desprendimiento o desgarro de retina, ruptura de la membrana y se usará en cirugía para otras patologías de origen vascular. Volver a ver para Jésica es volver a vivir. “Ahora puedo caminar sola y disfrutar de tantas cosas que extrañaba”, remató la vecina quien sostiene que los médicos iluminaron su vida.