EMPRESAS Y PROTAGONISTAS
Opinión

La dolarización de Milei, ¿Otra estafa piramidal?

Por Horacio Minotti, periodista, escritor, abogado.

Javier Milei
Javier Milei | Horacio Minotti

Como primera medida, corresponde agradecer al lector que tiene la paciencia de abocarse a la decodificación de estas líneas que hablarán de economía, no porque el autor tenga conocimientos del tema, sino por la aplicación de la lógica y los antecedentes históricos.

Luego de su conferencia de prensa del miércoles pasado, el candidato presidencial Javier Milei dio una entrevista en un canal de noticias, donde volvió a hablar de dolarización y resaltó en dos oportunidades la siguiente frase: “por eso me gusta tanto la solución de Emilio Ocampo”.

¿En que consiste dicha solución? Bueno, según el propio Ocampo ha explicado, el proceso de dolarización se llevaría a cabo generando un fideicomiso en el extranjero, es decir, fuera de todo alcance de las autoridades nacionales, al que le sería aplicable la ley de Nueva York, donde se depositaría la totalidad de los activos de la Argentina.

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Dice literalmente Ocampo en una entrevista con el portal Infobae: “Sería un fideicomiso con USD 110.000 millones de valor nominal. Hay quienes dicen que eso no vale nada, otros que dicen que vale 20 centavos por dólar. Pero es para pagar un pasivo de USD 30.000 millones, que es el déficit cuasifiscal del Banco Central al tipo de cambio blue. Y se pueden agregar otros recursos: por ejemplo, el 20% de las retenciones, que habría que ir reduciendo hasta eliminar en 4 ó 5 años, más acciones de YPF, lo que resulte de la licitación del espectro de 5G”.

Es decir, lo que se describe es la totalidad del capital del estado argentino. Todo eso a cambio de hacerse del papel moneda norteamericano suficiente para reemplazar la base monetaria circulante, por dólares. 

Ahora bien. Las entidades financieras que pusiesen esos billetes verdes, tendrían para cobrarse su aporte, todo ese capital del fideicomiso, es más, podrían requerir integrarlo, ser fideicomisarios, a efectos de garantizarse su crédito.

Sin tener los acreedores semejante ventaja a disposición, y sin dolarización de por medio, esto ya ocurrió. En 2002 se otorgaron en garantía bonos del tesoro (no la totalidad del capital nacional) con un determinado valor nominal, pero su valor real se degradó rápidamente y los acreedores esperaron hasta 2016, litigio de por medio, para que justamente la ley de Nueva York, ordene que cobren el total del valor nominal por el que recibieron la garantía.

Por eso Ocampo explica que alimentaría el fideicomiso bonos por 110.000 millones de dólares valor nominal, pero que en realidad valen 20 centavos por dólar. Y por eso también, necesita nutrir ese fondo con otros activos del Estado argentino, para que sea tentador para los financistas. Porque de ahí es de donde tendrían para cobrarse el valor nominal, que no es el real, no es el de mercado.

En síntesis, le estaríamos dando a los nuevos acreedores bonos que ellos saben que valen el 20% del valor indicado, pero con la garantía de que van a poder cobrarse el 100%, porque tendrán a mano: las retenciones de las exportaciones, el monto de la licitación del 5G, las acciones de YPF, la petrolera estatal, y todo lo de valor que ande por ahí.

De tal modo, el costo de dolarizar es poner a disposición de entidades financieras, que bien pueden ser fondos buitres, todo, absolutamente todo lo que tenemos. Perderlo, es el fin completo y absoluto, la disolución de la república, pero para los “inversores” puede ser un negocio extraordinario, puede implicar quedarse un país.

La mágica idea no surge de un improvisado. Ocampo es o ha sido, el titular de la consultora Arcadia, la que funcionó como intermediaria del canje de deuda externa que se inició en 2009 y concluyó en 2010, y por cierto, como todo gestor de negocios, obtuvo importantes dividendos por su trabajo de intermediación. En aquella ocasión en que se delegó en Ocampo esa tarea, el jefe de Gabinete de Ministros era Sergio Massa, y el ministro de Economía, Amado Boudou. La dupla técnica, delegó en Arcadia el lucrativo trabajo. Atrás hubo denuncias penales, que hizo sucumbir nada menos que Norberto Oyarbide.

La información sobre aquel hecho no pretende establecer vínculo entre Ocampo y el kirchnerismo ni tampoco entre el mismo financista y Massa, sino dejar sentado que el profesional seleccionado por Milei para “cerrar el Banco Central”, sabe de que se tratan este tipo de negociaciones, es perfectamente consciente de lo que implica poner todos los bienes del país a disposición de fondos extranjeros, en el exterior y bajo la ley neoyorkina.

La maniobra puede implicar así, la pérdida completa de los activos nacionales a manos de financistas extranjeros. Esa entrega por su parte, también podría implicar un fabuloso enriquecimiento por parte de quienes lo lleven a cabo, a la sazón, son los que ponen a disposición de los “inversores” el negocio, a nuestra costa. 

¿Dolarizar es la solución? Nadie lo sabe. ¿Dolarizar a este costo, puede traer consecuencias? Seguramente y muy posiblemente funestas, terminales para el país, aunque extraordinariamente lucrativas para algunos financistas tanto extranjeros como locales. ¿Es el plan de Milei una estafa piramidal de las que solía recomendar cuando era un panelista televisivo? La respuesta la tenés vos, el 22 de octubre, pero como siempre, avisado, estás.