Si de cábalas se trata, los productores del 25º film de la saga de James Bond, el espía con licencia para matar del Reino Unido, deberán revisar las que tuvieron hasta ahora, ya que la producción y rodaje del film no dejan de tener contratiempos.
Ayer se supo que durante el rodaje de una escena en los Pinewood Studios (localizados unos 27 kilómetros al oeste de Londres) lo que debía ser una “explosión controlada” no lo fue tanto, y terminó por destruir parte del decorado e hirió a uno de los miembros del equipo, del cual aún no se hizo público nombre ni cargo.
No es la primera vez que ocurre algo semejante. El mes pasado, mientras rodaba una escena de acción en Jamaica, nada menos que el protagonista, Daniel Craig, resultó herido, por lo que luego debió ser sometido a una cirugía menor en el tobillo. Desde entonces, el rodaje continuó sin el actor, quien se encuentra en rehabilitación, para recurrir a él ni bien se pueda y grabar todas las escenas que faltan, para así cumplir con el objetivo, cada vez más difícil, de estrenar en abril del año que viene.
Los inconvenientes para el Bond 25 (tal el título de producción, ya que no posee el definitivo que conocerá el público) comenzaron desde el mismo arranque, cuando Daniel Craig anunció que no deseaba seguir interpretando al espía. Hicieron falta duras negociaciones —y una suba en el contrato del actor— para llegar a buen puerto. Luego, los productores contrataron al ganador del Oscar Danny Boyle para que dirigiera el film, y el británico puso como condición que el guión fuera escrito por su co-equiper habitual, John Hodge. Una vez que el guión fuera rechazado por los productores, Boyle renunció con el proyecto ya en marcha.
Hubo que recurrir a último momento a Cary Joji Fukunaga —ganador del Emmy por la primera temporada de True Detective—, famoso por sus rodajes difíciles. Desde entonces, se sucedieron accidentes en el rodaje.
A esta altura, cumplir con la fecha de estreno pareciera ser una misión que solo puede cumplir Bond, James Bond.