El primer encuentro de Gastón Pauls con PERFIL quedó suspendido porque ese día sufrió un accidente de tránsito cuando viajaba por la Panamericana. El y sus hijos, Muna y Nilo, se salvaron de milagro. “Al momento de perder el control del auto, estaba en manos de algo más, unos creen en el culo, en el destino, y ahí dije: ‘Estoy en manos de algo más’. Cuando nos sacan, fuimos caminando hasta el pasto y nos pusimos a rezar, agradecí, y a esta altura lo tengo claro que es una demostración muy potente de que hay un poder superior”, cuenta. Por esos días, Pauls estaba por finalizar el rodaje de Palau, una biopic basada en la vida de Luis Palau, el pastor evangélico argentino naturalizado estadounidense, considerado uno de los hombres más influyentes del mundo, y al que el actor, de 46 años, le prestó el cuerpo y también el espíritu para el film que dirige el documentalista americano Kevin Knoblock.
—¿Cómo fue tu relación con la fé?
—Mi abuela paterna era judía. Era bailarina de Josephine Baker durante el nazismo y le mandaron un telegrama desde Alemania diciéndole que no volviera. Mi padre venía de vientre judío, pero fue bautizado y tomó la comunión. Yo no estoy bautizado, no tomé la comunión y nunca había tenido una relación con Dios, con la fe. En momentos críticos de mi vida, sin saber por qué, me puse a rezar, y siempre ocurren cuando las opciones humanas se agotan. Ahí pedí y noté que la ayuda venía. Hay varios tratamientos en la adicción, pero los que más funcionan son aquellos en que la fe y la entrega a un poder superior están presentes. Yo tenía un problema con una droga hasta hace diez años, pero ahora que estoy limpio levanto la vista y veo a otros que creen que están bien y tienen consumo de pastillas, con el juego, o el alcohol.
—¿La fe te dio fortaleza para superar tu enfermedad?
—Sí, absolutamente. Te das cuenta de que no estas solo, hay una compañía. No me resultó tan difícil alejarme de un consumo, fue más fácil de lo que creía. Yo había chocado contra un montón de intentos fallidos antes, y eso modificó todo mi accionar. No hubiese sido posible tener esa ayuda.
—¿Lo hablaste con Palau?
—Sí. El lo sabía, porque varias veces lo dije, y Andrés, su hijo, tiene una historia bastante parecida a la mía, y me parece que eso es más humano: que dentro de su familia también haya habido momentos de oscuridad, que después vino un momento de iluminación, de poder ver lo que pasa.
—¿Quiénes estuvieron en tus peores momentos?
—Mi familia, mis hijos, mis amigos del colegio de Obras, y aparecieron sorpresivamente el “Flaco” Spinetta y Maradona diciéndome “acá estoy”, ídolos míos que me tendieron una mano. Spinetta me dijo algo que nunca olvidaré: “Yo sé quién sos”.
Se reconoce amante de las películas de Peter Sellers y admira a estrellas de Hollywood que también protagonizaron biopics: Joaquin Phoenix, Gary Oldman, Daniel Day Lewis y Phillip Seymour Hoffman. “De Argentina, el mejor de mi generación es Fernán Mirás”. Durante el kirchnerismo, Pauls mostró su apoyo a la política de Cristina. Sobre la grieta aún vigente, Pauls dice: “La grieta existe desde Cristo”. El actor de Nueve Reinas está ensayando una obra que dirigirá y que estará protagonizada por Adrián, un actor de su Fundación.
—¿Te llamaron de la tele?
—Hubo propuestas... Mis últimos años viví con lo justo de dar clases de teatro: tenía cincuenta alumnos y las daba en la sala El Método Kairós. Me alegré de no ir a la televisión. A mí todo lo que me pasó me hizo reevaluar las prioridades. ¿Puedo vivir sin rating? Sí. ¿Puedo vivir sin ir a la tele? Sí. ¿Me pega mal? No. ¿Me gusta? Sí, y más tranquilo.
—¿No harías una tira?
—No, son 12 horas por día. Gano mucho menos haciendo las clases, pero vivo, y no quiero más. Tengo un departamento de dos ambientes y a mis hijos no les falta nada.
—¿Cómo se arreglan con Agustina por sus hijos?
—Vivimos los dos en Pilar. Nos arreglamos súper bien. Por suerte, es una súper buena relación. Agustina y yo seremos siempre los padres de los chicos y hay muchas decisiones que tomar en conjunto.
Codazos violentos
Año a puro cine de Gastón Pauls. Filmó en La Habana Cubanas: de amores y olvidos, de Raquel González, con Silvio Rodríguez, y luego rodó El príncipe en una cárcel abandonada de un pueblo cercano a Santiago de Chile. “A mi personaje lo llaman ‘Che Pibe’, es un chileno que se cree argentino y descubre la libertad (sexual), paradójicamente, dentro de una prisión, antes de la caída de Salvador Allende”, adelanta.
En agosto-septiembre viajará a Ushuaia para filmar La guarida del lobo, de Alex Tossenberger (QTH), con José Luis Gioia y Víctor Laplace. Además presentó Este soy yo dentro del concurso del Incaa (“una ficción sobre la desnudez física, espiritual y mediática”), coescrita con Alberto Rojas Apel, que él mismo dirigirá. Y escribió otros tres guiones: uno sobre El padre Mugica (“debo ser el que más material tiene sobre Mugica”) con formato para una ficción, otro es Vengo del futuro, con Gustavo Postiglione, director de El asadito (“es de ciencia ficción sobre viajar en el tiempo”) y El año del dragón, que se va a rodar en Chile.
Tras la quiebra de su productora, Rosstoc, hace más de ocho años, el intérprete reconoce que “No volvería a tener una productora propia: “Prefiero buscar a alguien que entienda del medio. Los codazos que se dan en ese nivel son absolutamente violentos”.