ESPECTACULOS
PEROTA CHINGO

“Aprendí la capacidad que tiene la música de sanarnos”

El 25 de noviembre en el teatro Gran Rex, Julia Ortiz y Lola Aguirre celebran los once años de su banda y de su recorrido musical.

2023_11_18_perota_chingo_julia_ortiz_lola_aguirre_gzaprensadeborafilc_g
Juntas. Las artistas comenzaron su carrera como un fenómeno de YouTube y ahora debutan en el Gran Rex. | GZA. PRENSA DEBORA FILC

Julia Ortiz no esconde nada: ni su emoción, ni su inteligencia, ni su experiencia, ni su frescura. Los once años de su banda, Perota Chingo, junto a Lola Aguirre, implican los once años de un fenómeno que nació online para convertirse en un show, primero, de culto, a nivel global, incluso, y que el 25 de noviembre llega al Gran Rex, como protagonista por primera vez. ¿Qué siente Julia frente a este show tan crucial? Ortiz: “Siento que es un poco esa película que cuenta que es Perota Chingo, y que ha sido, todos sus universos, a capela, lo folklórico, lo chiquito, lo grande, los invitados, los viajes (vivimos en muchos viajes otros sonidos). La idea del show es que viajemos todxs juntes”.

—¿Qué representa para ustedes este aniversario?

—Para mí representa un ciclo de lo que es Perota desde un principio, de lo que es la escuela Perota, para Lola y para mí sobre todo. Que es eso, una escuela. Algo que nos agarró desde un principio, nos agarró bastante de sorpresa y que lo fuimos amasando y creando juntas esa idea de estar al frente de una banda. Y ahora es “OK, llegamos hasta acá”, entender que desde ese lugar tan espontáneo ya pasaron once años. Es como que el hijo creció; era un bebé y ves y tiene once años. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—¿Qué las define en ese proceso de diez años musicalmente?

—Lo que nos define es lo genuino. Ser bastante honestas y conscientes de lo que queremos decir a cada momento. Al principio éramos mucho más rústicas, folklóricas, y eso se sigue manteniendo, en los conciertos, en canciones de las dos voces solas. En el camino nos fueron pasando un montón más de cosas musicales. Ganas de incorporar más lo urbano, lo electrónico. Como que en ningún momento dijimos “no, nosotras somos esto”. Siempre fuimos incorporando y adaptándonos a lo que nos iba pasando en el camino, y eso creo que es bastante valioso de Perota. Siempre fue muy espontánea y genuina.  

—¿Cuán difícil fue mantener esa espontaneidad y esa cosa genuina en diez años que cambiaron radicalmente la forma en que se hacía y vendía la música?

—A nosotras siempre nos han recibido con mucho cariño, la gente como que acepta nuestros cambios. Hubo un momento en el que nosotras empezamos a jugar más con los vestuarios, con la electrónica, cuando tuvimos de productor a Juan Campodónico, y ahí hubo un par de personas que nos venían siguiendo que no se sentían tan cómodas, al estilo “no pará, me gusta más cuando salían descalzas a tocar y cantaban folklore”, que me parece bárbaro, que cada uno se quede con la imagen que quiera. Pero nosotras fuimos fieles a que realmente eso nos pasaba y queríamos jugar con la imagen y la música de otros lugares, para llegar a otros públicos. Seguimos ahí andando y siendo siempre fieles a nosotras mismas.  

—¿Qué recuerdos te son más cálidos a la hora de ver su recorrido?

—A mí lo que más me impactó fue la primera vez que habíamos ido a Europa. Yo nunca había ido a Europa en mi vida. Y para mí era algo muy lejano. atravesar esa masa de agua me parecía un montón. Y llegar con la música de Perota, que en ese momento fuimos con mi hijo, a París, a Suiza, a Dinamarca, y que haya gente y que cantaban la música que hacíamos. 

—¿Qué es para vos tocar en vivo?

—Es una práctica de estar presente. Bastante importante, de vivir lo que el momento tiene para traerme. Y más allá de que lo vengo haciendo hace años, me gusta mucho estar presente y que me pasen cosas nuevas. No estar en modo automático, si no ver qué me sigue pasando con gente, con el escenario, con la práctica. Creo que la capacidad 

que tiene de sanar la música es algo que aprendí como profesional. Aunque no hubiese sido una profesional de la música quizás lo hubiera hecho igual. Por ahí, en algún lugar hubiera llegado a la misma conclusión. Pero ser profesional me ha hecho ver de primera mano cuán potente es la música a la hora de sanar, de sanar a otros, de sanar a uno mismo. Del arte en general: entender que es una herramienta para sanar.