ESPECTACULOS
Dolores Fonzi

Con el objetivo de que la mujer ocupe un lugar central

Integra Actrices Argentinas, sostiene su postura por la igualdad y cree que deben mejorar las políticas audivisuales. Estrena La misma sangre con Oscar Martínez.

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Realista. Dolores Fonzi sabe que el movimiento por la igualdad de las mujeres es inevitable. Avanza, pero no es inminente. | Aballay

Dolores Fonzi se encuentra en pleno rodaje de Distancia de rodaje, una producción original de Netflix. Pero la noticia hoy es el estreno de La misma sangre, un thriller de suspenso distinto: “intrigante, que te lleva, te trae, con una gracia muy particular”–dirá la misma Fonzi. Dirigida por Miguel Kohan, con fecha de estreno el 28 de febrero, y con Oscar Martínez, la película apunta a ser uno de los éxitos de la temporada. La misma Fonzi declara: “Es una película que cuando la construíamos era rara, porque está totalmente fragmentada (tres puntos de vista en cada escena). Era una locura. Y ahora que la vi, Miguel Kohan me parece un matemático del cine. Estaba editando en su cabeza mientras filmaba. Eso es lo que me gusta: el cine que propone una visión particular de alguien particular. Y cuando esa persona no se deja atravesar por los mandatos del cine es cuando hay una película. Eso no quiere decir que la gente vaya a ir a verla ni nada, pero ojalá que sí.” Y es cierto, cuando Fonzi habla de las películas, habla de algo que realmente pareciera ser parte ya casi de su ADN: “Me gusta verlas. Me gusta hacerlas. Me gusta de todo en el cine. Me gusta hablar de películas. Y esto sí lo adquirí con el tiempo: esta nueva revalorización de la carrera actoral, del ser actriz, de cómo me encanta.”

—¿Qué dirías, si existe algo así, que el cine argentino le debe a sus actores?

—Sí creo que las políticas audiovisuales deberían mejorar, pero eso es lo obvio y no quiero aburrir. Sabemos que se quitaron un montón de subsidios y todo está mucho más escueto, pero para todo el mundo, no solo el audiovisual. Pero al margen de eso sí creo que hay como una exigencia y el cine argentino por ahí es muy autorreferencial, entonces no se juega tanto con la narrativa y hay películas que empiezan a parecerse un poco entre sí. Es difícil ser auténtico con poca plata. Entonces sí valoro y aplaudo a los directores que se la juegan y hacen películas aunque sean chiquitas y jugadas.

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—¿Se te ocurre un ejemplo?

—Acabo de hacer la nueva de Sebastián de Caro que se llama Claudia, es una película de bajo presupuesto, independiente, y está totalmente jugada a un registro, a un tono, a una dirección de arte, a un tono en los actores. Bueno, como es Seba de Caro: las mil referencias del cine que tiene en su cabeza. Pero jugado. Ver una película argentina que juega a algo puede pasar, pero es poco usual. Siempre le pedimos al cine argentino, y a sus directores, que sean serios en sus relatos. Y hay algo que empieza a aflojar, espero. Eso le debe: soltarse, un poco de juego.

—¿Y a la hora de la diversidad detrás de cámara?

—Estamos preparando algo con todo el equipo que son mujeres. Dirección, asistencia de dirección, casi todo el equipo (n. del r.: se refería al rodaje de Netflix donde dirige Claudia Llosa y escribe Samanta Schweblin). Sí siento que eso tiene que ver con un principio a seguir: si yo dirigiera, seguramente pondría muchas mujeres. No solo por ser mujeres. Encuentro que los equipos con muchas mujeres tienen algo de familiaridad. Por ahora sucede porque es un acto voluntario, pero del acto voluntario al acto involuntario digamos que empieza a suceder un cambio.  

—¿Cómo viste la reacción en la sociedad argentina a la denuncia que hicieron por una actriz y que sacudió radicalmente ciertas ideas que estaban naturalizadas?

—Nosotras no somos el Estado. Hicimos esa movida muy puntual y muy concreta. Por supuesto que hay un montón de cosas que con “miracomonosponemos” nos podríamos agregar: miracomonosponemos con la desigualdad, miracomonosponemos con todo, con la injusticia, con la hipocresía, con la falta de trabajo. Y eso está, es un acto político para mí que como tiene una ideología envuelve al otro. Entonces, es un mirá cómo nos ponemos por Thelma, pero en realidad, es un momento cúspide que todas sintamos un aval, porque no es un escrache individual que tiene que ver con un capricho individualista sin envolver a todas las víctimas (si es una caso puntual, con una demanda penal, pero con el aval de un montón de actrices, que al no ser una sola persona demandando a un tipo hace que ese aval destape la olla). Todas las mujeres empezaron a poder decirlo porque ese aval traspasa. No porque Actrices Argentinas vayamos a poder, porque no tenemos estructura, saltar por todos los casos que existen, porque es imposible. Por lo menos esa conciencia de que Thelma no estaba sola sí traspasó y Thelma al no estar sola, esa sensación de que nadie está sola. Fue muy fuerte. Fuertísimo.  

—Era lógico que estaban buscando una reacción. ¿Pero te sorprende la reacción puntual de muchas mujeres hablando con ustedes y contándoles?

—Sí, se instaló un tema, como fue un tema el aborto en Diputados, bueno, esto también. Y como no revictimizar a la víctima. Sí, fue imponente. Siempre ante una movida que va a favor de la igualdad de derechos la contraofensiva es una patada en la cara, como fue también con la Ley del aborto. Aparece una mujer muerta cada menos de 28 horas, sin parar. No, no me sorprende. Que la contraofensiva violenta sea así de radical es eso que te digo, que el movimiento hacia la igualdad es inevitable, no digo inminente, lamentablemente, pero sí inevitable y hay que bancar lo que venga.

“Soy un bicho de rodaje”

—¿Te gustaría contar tus historias en el cine?

—Sí. No tengo esa ambición de antes de tal edad tengo que dirigir mi película, pero sí. Me gusta la realización, pero a la vez entiendo que el mundo de las directoras y directores es de una soledad enorme: tener una idea, sostenerla en el tiempo, convencer que eso se tiene que hacer me da mucha…paja. No tengo esa ambición de “mi idea es la que va, hay que hacerla”. Tengo un guión que escribimos con Laura Paredes que tengo ganas de filmar como directora, pero  me cuelgo. Fue hace dos años. Pero tengo ganas.

—¿Qué disfrutás de la actuación hoy?

—Me gusta mucho el grupo humano en general, que el clima de trabajo sea ameno y divertido. Siento que mi concentración va de afuera hacia adentro y cuanto más conectada con el afuera esté mejor me va en escena. Ese mundo que existe durante un tiempo determinado con un grupo de gente que tenés que hacerte amiga. Necesito tener buena onda sí o sí con el equipo. No es que soy tan buena onda, Miguel Kohan me decía eso. La necesito para poder filmar bien. No puedo maltratar a alguien fuera de escena y después filmar como si nada. Eso es lo que más me gusta: trabajar en equipo. Y creo que se viene el equipo para poder sobrevivir. No solo Actrices Argentina, no solo los rodajes. Siento que nos tenemos que unir porque si no, nos come.

—¿Qué te encendió la chispa de la actuación?

—Hay algo que tiene que ver con el entretenimiento y con el cine.Como cuando iba al cine y salía tan sumergida en ese universo de las películas que solo quería vivir en ese mundo. Ahora sobre todo, me doy cuenta que me gusta mucho vivir en rodaje. Soy muy bicho de rodaje.