ESPECTACULOS
Natalia Lafourcade

“Creo en la humanidad y en el respeto”

La cantante, productora y multipremiada intérprete mexicana cuenta sus experiencias como mujer solidaria ante los terremotos que afectan a su país. Presenta su última producción discográfica, Un canto por México, Vol. 2, y recuerda a la Argentina. Reflexiona sobre el presente de su medio.

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Regreso. La cantante vuelve a sonar con voces clásicos y nuevas de América Latina, como Caetano Veloso. | GZA. MARÍA FERNANDA DE LA TORRE PORTILLO

Bella, inteligente y talentosa, Natalia Lafourcade vuelve a apoyar al Centro de Documentación del Son Jarocho, en Veracruz con su segundo volumen, titulado Un canto por México, junto a importantes figuras de la canción. Así: Pepe Aguilar, Rubén Blades, Caetano Veloso, Carlos Rivera, Jorge Drexler y Los Cojolites, entre tantos otros. Incluyó varios clásicos revisionados como La Llorona, también Alma mía, Tú me acostumbraste y Soy lo prohibido. Podrá ser escuchada en todas las plataformas digitales, como Spotify. 

—¿Cómo surge la idea de este nuevo material?

—Tenía casi el setenta por ciento de este volumen Dos hecho cuando liberé el Uno. En realidad, el proyecto viene desde 4 de noviembre del 2019, cuando hicimos el concierto en el Auditorio Nacional. Lo preparamos con mucho amor y cariño. Reunimos un repertorio que la gente ama y que quería escuchar. De ahí llegó la idea de armar tres volúmenes. Éste se quedó un ratito en el cajón, porque se nos vino la pandemia. Pero al final como no sabemos cuándo se terminará la reconstrucción del Centro de Documentación del Son Jarocho (N.d.R.: en el 2017 se destruyó por el terremoto que sufrió la ciudad de Veracruz, entre otras, de México). Lo terminamos a la distancia, con invitados desde lo lejos. Lo hicimos en estos últimos meses.

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—¿Como definirías al “Son Jarocho”?

—La música y sus tradiciones son una maravilla. Todo lo que ocurre alrededor del son jarocho: las coplas, su inspiración en la tierra, los fandangos, quién baila y cómo se va haciendo. Es toda una estructura muy interesante propia de Veracruz. Forma parte de las tradiciones, pasa de generación en generación. No debe olvidarse, son las raíces, es inmensamente rica y misteriosa e inspiradora. 

—México sufrió a lo largo de su historia muchos terremotos: ¿cuáles viviste?

—El del año 2017 lo viví desde España. Estaba en ese país haciendo la promoción de mi álbum Musas cuando ocurrió. No solo fue un terremoto en Veracruz, sino que muchas otras partes de México lo padecieron. Lo vi todo a la distancia. En 1985, era muy pequeña y padecí ése. 

—¿Qué sentís al ser la cantante femenina con más premios Grammy Latinos?

—Me genera mucho agradecimiento con la música, con la gente con la que he trabajado y con el equipo que tengo. No voy caminando sola. Hay gente maravillosa detrás de mí que con su talento y con su fortaleza, me sostienen. Me da mucho gusto porque en los últimos proyectos que he hecho me he obsesionado por mostrar nuestra esencia, la de la cultura mexicana y su tradición. Un poquito que bañe mi música y se dejen influir, que el mundo se enriquezca con ella. Deseo que se enriquezca con estas melodías, como me pasa a mí. 

—¿Pensás en el éxito o la popularidad?

—Todos estos proyectos los hice sin planificar el éxito, ni la popularidad. Solo quise acercarme a estos mundos y a estos músicos. Por lo cual tener este reconocimiento fue un regalo maravilloso. Debo dar gracias a mis compañeros que apostaron por los proyectos que he hecho y un gracias a la vida muy fuerte. Vas caminando y arriesgando, tomando decisiones y no sabes qué va a pasar. Ahorita hacer música y saber que hay gente afuera que disfruta con ello es una gratitud enorme. Se reconoce que hay pasión, amor y dedicamos tiempo en lo que hacemos.

—¿Cómo y desde cuándo tenés vínculo con la Argentina? 

—Desde hace años ya tengo una relación con Argentina. Fui por primera vez con mi primer disco (Musas) en el 2002.Construí un lugarcito en sus escenarios. Me tocó ir con mi guitarra solita, a lugares muy pequeños, gracias a mis amigos que creyeron en mí y a los que les gusta mi música. Empecé a armar una complicidad y es lo que tengo muy presente. Poseo muchos amigos músicos allí y la complicidad con la gente. Lleva mucho tiempo, trabajo, caminar, para que la música se gane a la gente, hasta que confían en ti. 

—¿Interpretaste “Alfonsina y el mar” de Ariel Ramírez y Félix Luna? 

—Sí, hace muy poco la grabé, fue un regalito que me di. No la incluí en Un canto a México, porque fue mi homenaje a esa poeta argentina y a su muerte. (N.d.R.: Fue en el mes de marzo, como homenaje al Mes de la Mujer). Quise recordar esa conexión que ella tenía con la vida y su atracción con el mar. Ella se dijo aquí nos vamos. 

—Cantaste en la entrega de los Oscar el tema “Remember me” (“Recuérdame”) de la película “Coco” cuando ganó en el 2018. ¿Qué recuerdo te dejó ese momento?

—Me dio mucho orgullo estar allí. Cuando entré al escenario sentí energía, llena de fuerza y vida. Sabía que mi canto iba a ser muy chiquito, pero que me iban a ver en mi México y en toda Latinoamérica. Sabía que estaban mis tradiciones, porque la película mostraba nuestras esencias y nuestra cultura. Me sentí muy afortunada de poder estar allí. La gente de Disney me pidió que me pusiera algo parecido a lo que usé en mi álbum Musas. Fui Frida Kahlo, pero a mi estilo, soy más reservada que ella. Frida se ponía todo, flores, aretes, pulseras. En mi caso elegí solo ponerme la trenza y unas flores, pero de un solo color.

—¿Cuál es la situación de los artistas en México?

—Se están haciendo recitales en autoconciertos. El público va con su coche y esto está reactivando un poco. Pero estamos en pausa. No hay festivales y los teatros están cerrados. Ha sido muy difícil para la escena del entretenimiento, sea música, danza o teatro. Curiosamente, unos ocho meses antes de declararse la pandemia había decido parar las giras por unos años. Por lo cual mi mente estaba preparada para no tener conciertos, si no, hubiera sido una locura. 

—Te definen como activista: ¿te reconocés así?

—Soy activista de la música, pongo toda mi energía, mi vida y es lo que me inspira. Me doy cuenta que a través de mis proyectos me convierto en una activista. Aunque no quiera ocasionar nada, todos los artistas impactamos a quienes nos escuchan y nos admiran. Mi activismo tiene que ver con la música y con el poder de la palabra que se vuelve más fuerte en la música. Genera algo en el otro. 

—¿Sos feminista?

—Pues no sé si diría que soy una feminista radical, pero sí creo en la lucha de la comunidad feminista. Siento que debemos poder encontrarnos, estar en equilibro y reconocernos. Hay que encontrar el balance y ser empático. Habitamos un mundo que es un todo, donde vivimos. Hay que ver las diferencias y respetarlas. Solo así vamos a encontrar una mejor forma de vida, que es lo que nos está fallando. Seguimos luchando por poder vivir dignamente y en libertad. Debemos entenderlo todas y todos. Hay diferencias, cada persona es un universo. Creo más en la humanidad: ejercer como seres humanos.

 

Herencia de sonidos

Por sus venas corren melodías. Su padre es el músico chileno Gastón Lafourcade Valdenegro y su madre, María del Carmen Silva Contreras, también música y pedagoga, fue la creadora del método Macarsi.  

Natalia Lafourcade sabe mucho de nuestros creadores, por eso cuando se le pregunta a quién le hubiera gustado conocer no duda en responder. “Me hubiera encantado poder conocer a Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui y Carlitos Gardel… A mi papá le gusta mucho el tango. Cuando comemos con la familia, él toca tangos. Mi padre es chileno y mi madre mexicana, pero mis hermanas están en Chile. Toda la familia paterna está allí”.

Por sus venas corre sangre chilena y mexicana, ambos países sufren continuos sismos y Natalia sorprende con este comentario. “Jorge Drexler dice que nosotras las Lafourcade –se refiere a mis hermanas y a mí– somos un fuego y un terremoto”.

Tuvo hasta ahora muy pequeñas participaciones en el cine. Reflexiona: “Aún no se me presentó la oportunidad. Creo que en algún momento de mi carrera haré música para películas, pero todavía no. Me siento muy atareada por el escenario y por el lugar que ocupo. 

El cine me encanta, pero las propuestas que me llegaron no me hicieron vibrar. Me gustaría mucho hacer danza contemporánea. Soy una bailarina de contemporánea que se quedó atrás, pero siento que puedo ser una señora y bailar. Espero mezclar cine, lo escénico, lo musical y lo corporal, que me lleve a esos límites para poder explorar. Por ahora no tengo prisa”.