Desde las 0:02 del día de hoy (hora del este de Estados Unidos), 21st Century Fox pasó se ser propiedad de Disney. Atrás quedan largos meses de trámites en los que, entre otras cosas, el Estado norteamericano debió aprobar la adquisición que terminó por costar US$ 71 mil millones.
Las empresas del emporio Murdoch que pasan a manos a las huestes del ratón Mickey son:
- Twentieth Century Fox
- Fox Searchlight Pictures
- Fox 2000 Pictures
- Fox Family
- Fox Animation
- Twentieth Century Fox Television
- FX Productions
- Fox21
- FX Networks
- National Geographic Partners
- Fox Networks Group International
- Star India
- Las partes accionarias de Fox en el servicio de streaming Hulu, entre otras
Murdock se queda para sí todo lo referido a las noticias, como la ultrarepublicana Fox News y Fox Sports (Disney ya era propietaria de ESPN).
“Este es un momento extraordinario e histórico para nosotros, uno que terminará por crea gran valor a largo plazo para nuestra compañía y nuestros accionistas”, expresó Bob Iger, el CEO de Disney, en el comunicado que emitió la compañía poco antes de la medianoche de ayer. “Combinando el contenido creativo de Disney y de 21st Century Fox se crea una compañía de entretenimiento global bien posicionada para liderar el mercado en una era increíblemente dinámica y transformadora”.
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Si bien uno podría preguntarse qué deseaba Disney, una empresa ya de por sí dominante en la industria, con la adquisición de Fox que no fuera el simple “quiero todo”, la operación debe analizarse desde la lógica de los mercados. Disney es tradicionalmente una empresa que genera productos destinados a toda la familia (y por eso servicios de streaming polirrubro como Netflix temen el momento en que se lance a fin de año Disney), donde lidera con productos como sus dibujos animados y franquicias como Marvel y Star Wars, mientras que Fox hace lo propio con productos que apuntan más al mercado adulto. Por dar un ejemplo: fuera de lo que son categorías menores, a Disney se le hizo siempre cuesta arriba la carrera por los Oscars o de los festivales cinematográficos por el tipo de productos que genera, mientras que Fox es más ducha en esos terrenos (por ejemplo, obtuvo el Oscar el año pasado por La forma del agua, de Guillermo del Toro).
Esta noticia implica una luz de alarma en el competidor tradicional de Disney, el otro gran gigante de la industria del espectáculo, la Warner Brothers, que hace poco pasó a manos del emporio de la comunicación AT&T, lo que generó varias renuncias por los cambios de estrategia comercial, entre ellos el CEO de HBO, Ruchard Pepler, quien no estaba dispuesto a modificar la lógica de la cadena premium de cable para transformarse en “el Netflix de Warner”, aumentando la cantidad de producciones y, lógicamente, bajando la calidad.
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Resta ahora saber cómo impactará esta compra en los empleados de Fox, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, qué cambios implicará en la estructura organizativa y qué fusiones de cargos conllevará.
Nace formalmente un nuevo gigante.
