El fin de un amor como perfecta desilusión

Stephanie Zacharek dice algo tremendamente cierto en su crítica para Time sobre Historia de un matrimonio: se queja de cuando había dramas enormes, caros, con estrellas de Hollywood, para agregar al final de su idea que “las estrellas te permitían recordar que nadie es lo suficientemente lindo como para evitar el dolor”. Es cierto que Noah Baumbach está dirigiendo a las dos estrellas más lindas del planeta, Adam Driver y Scarlett Johansson, pero su drama, este fin de un matrimonio con un hijo, se siente distinto, devastador y gracioso, surrealista y tremendamente burocrático (ergo, doblemente surrealista). Porque el milagro de Baumbach, que puede acusarse de ligero, de resorte de emociones edulcoradas, aparece en ellos, en Driver y Johansson, y en todos sus actores, y en la forma de Baumbach de darles la película a ellos, de confiarles las emociones de un ex marido director de teatro y una ex esposa actriz que se muda a Los Angeles y demás satélites inevitables.

Y en ese mundo, el del arte californiano y el neoyorquino, entre ambas entelequias, aparece el instante menos civilizado de la burocracia marital, aquel que implica que todo lo que construye una pareja puede morir de forma cruel al devenir papeleo, una guerra fría que todo lo come y que a todos hace igual de inertes y culpables (al menos cuando, como aquí, tiene que ver con literales y geográficas distancias).

El enojo de Baumbach es con el mundo, que puede crear, creer, enamorar e implosionar todo eso gracias al más tiburón de los abogados de divorcio. Es su forma de mostrar cuántos de nuestros grilletes diarios están ahí para herirnos de muerte, siempre y cuando los dejemos (o no tengamos la libertad suficiente para esquivarlos).

Cada habitación profesional (sea el abogado que sea) a Baumbach le duele, pero tampoco quiere dinamitarla: quiere mostrar que están ahí como cajas de sonido de aquello que no sabe evaporarse con elegancia. Que no es otra cosa que la muerte de un proyecto de familia y cómo él y ella flotan, ahí, con más claridad, con menos, soportando sus propias esquirlas y las del otro.

Baumbach crea la mejor película del año a la hora del amor y lo hace mostrando cómo lo destripa la realidad, ya sea por el paso del tiempo o por el paso de nuestras propias trampas supuestamente civilizadas.

Historia de un matrimonio

Título original: Marriage Story
Dirección y guión: Noah Baumbach
Intérpretes: Scarlett Johansson, Adam Driver, Wallace Shawn, Laura Dern, Alan Alda y Ray Liotta
Origen: Estados Unidos, Reino Unido (2019)
Duración: 136’

Links:

• Historias de familia, de Noah Baumbach
• Los Meyerowitz: la familia no se elige, de Noah Baumbach